Mientras cumplían con el servicio militar, el mejor amigo del escritor israelí Etgar Keret entró en una depresión severa. Aunque fue diagnosticado por el psiquiatra del ejército y por ello excluido de las actividades castrenses, pronto fue reintegrado a sus guardias. Una noche le pidió al entonces joven Etgar que le diera un motivo para seguir vivo. Días después se suicidó.

El suceso movió con fuerza a Keret quien, condenado a montar guardias en el mismo lugar en que su amigo se había metido un balazo en la cabeza, comenzó a escribir un texto acerca de un hombre que buscaba su lugar en la vida. El resultado fue Tuberías, un cuento corto que inauguraría una brillante carrera como narrador reconocida en buena parte del mundo.

Etgar Keret es, a día de hoy, uno de los escritores vivos más leídos y disfrutados por el público joven de numerosos países, debido a la simpleza y encanto de su obra: relatos que destacan por su brevedad y su humor, así como la mezcla de situaciones domésticas con elementos fantásticos, surreales, que devienen en narrativas hilarantes, pero no carentes de profundidad.

Dos entusiastas jóvenes holandeses, Stephane Kaas y Rutger Lemm, viajan a Tel Aviv –y Nueva York- para encontrarse con Keret, conocer sus motivaciones, profundizar en su carácter y construir el documental Etgar Keret: Based on a True Story, que llega a México con la ayuda de Ambulante y Sexto Piso, casa editorial que publica su obra en el país.

Al llegar a Israel, los viajeros viven un penoso incidente con un agente de migración, al revelarle que quieren hacer una cinta sobre el escritor (“Todo el mundo conoce a Etgar Keret”). Animados por Shira Geffen, directora de cine y esposa de Etgar, comienzan su cinta contando esa situación absurda: tal como lo haría su protagonista.

Los jóvenes descubren que el mundo que cubre la narrativa de Keret no es inocente. Debe ser visto a través de la violencia: sus padres son sobrevivientes del Holocausto y en Israel casi cualquier persona ha sido tocada por la muerte causada por la guerra. El suicidio narrado en el inicio es el motivo y tema de muchos de sus cuentos. Sin embargo la alegría es lo que predomina en la lectura, aunque siempre exista un dejo de melancolía en ella.

Hay que oír hablar a Etgar para entenderlo. El autor no sólo cuenta relatos en el papel, sino en todas sus conversaciones. A través de la cámara se nos delata como una persona alegre, llena de anécdotas y, por supuesto, mentiras.

Porque pronto, al hablar con Keret, y con su familia o sus amigos -entre los que destacan Uzi, protagonista de varios cuentos, o el renombrado escritor Jonathan Safran Foer- los documentalistas hacen patente que la ficción y la realidad del escritor israelí son una misma cosa, y que los relatos no son sólo su materia prima como artista, sino la forma de hallar sentido a la vida.

En un viaje por la realidad y los relatos, los asistentes a la proyección pasamos por distintos cambios de ánimo y observamos distintas técnicas cinematográficas: entrevistas, recreaciones, animación y, hay que decirlo, disfrutamos. Porque esta cinta esta llena de vitalidad y esa es su mejor característica, incluso para quien nunca haya leído la obra del protagonista.

Permanencia voluntaria: El discípulo 

Llega a carteleras la película rusa El discípulo, que narra la historia de Venya, un joven que en plena adolescencia encuentra la religiosidad y la acoge con una fe sin ambages: su única verdad, más allá de la familia, la escuela o el sexo, es la palabra consagrada en la Biblia. Creyente hasta la locura, pronto desquiciará a las personas que conviven con él, causando estragos, sobre todo, en su madre, en Elena -su profesora de Biología, y en un compañero que se enamora de él. Un turbulento ensayo sobre el dogmatismo.