Digno, profundamente conmovido y congruente con su actuar, el priista José Antonio Meade fue el primero en reconocer poco después de las 20 horas de este domingo, el triunfo del morenista Andrés Manuel López Obrador como candidato a la Presidencia de México.

Acompañado por su esposa Juana, hizo un llamado a la unidad y a apoyar al nuevo gobierno, al tiempo que el dirigente del tricolor René Juárez anunció que las tendencias no le favorecían en 8 gubernaturas y señalaba que la única gubernatura que se había ganado era Yucatán —hasta el cierre de edición, el candidato del PAN, Mauricio Vila encabezaba las preferencias—. El guerrerense anunció que en breve se realizará, en ese partido, un análisis sobre las causas de la debacle priista.

En un proceso electoral histórico no solo por el número de cargos que están en juego, la polarización electoral entre la población así como la violencia y los asesinatos de candidatos a puestos de elección popular, ahora viene el ajuste de cuentas en los institutos políticos. Siempre! entrevistó a Ulises Ruiz, dirigente de Democracia Interna del PRI, así como al titular de la consultoría Integralia y a la politóloga Rosa María Mirón Lince.

Se deben entregar cuentas

Para Ulises Ruiz Ortiz, líder de la corriente Democracia Interna del tricolor, resulta fundamental el análisis de la debacle del partido y advierte que deben pedirse cuentas no solo al presidente de la república sino también a los funcionarios de primer nivel de su gabinete.

“El presidente Peña Nieto tiene que entender que ya se va, que ya terminó su sexenio, que no es el dueño del partido, ni tampoco los funcionarios de primer nivel de su gabinete, que son los grandes responsables de esta situación por la falta de cumplimiento de las expectativas en las dependencias, por el asunto de la seguridad, del combate a la corrupción, de la lucha contra la pobreza, que dejó mucho que desear y es lo que provocó un enorme rechazo al partido”.

Y es que hoy, señala, “cargamos con el rechazo a las políticas públicas que no son del PRI“ pero que se le atribuyen al partido, ya que son militantes del partido los que están gobernando”.

Aseguró que hay que devolver el partido a sus dueños, a los militantes y “hay que enterrar esa etapa del PRI de ir a pedirle línea al presidente de quién iba a ser el dirigente del partido, qué acuerdos debían tomarse en las asambleas o quiénes debían ser los candidatos a los gobiernos estatales.

Ruiz Ortiz dijo que esta caída estrepitosa del PRI debe dar paso a una reconstrucción del partido, que debe ser devuelto a los militantes. Y fue más allá, “sin duda estamos viviendo la crisis más grande que ha vivido el partido, pero no se va a desfondar porque quienes se queden, los verdaderos militantes, son los que van a decidir el nuevo rumbo. Es lo que nosotros estamos peleando y el presidente Peña Nieto lo tiene que entender”.

El exgobernador de Oaxaca anunció que, a partir del 2 de julio, se demandará que se lance una convocatoria para elegir al nuevo dirigente del PRI y, sobre todo, “que haya el compromiso del nuevo presidente del PRI de que haya una nueva Asamblea Nacional y pugnar por que se reviertan los acuerdos de las dos últimas Asambleas Nacionales.

Dijo que en la próxima asamblea se peleará para que todos los cargos de dirigencia y de elección popular sean electos por consulta directa a los militantes y simpatizantes y, por otra parte, está “ la revisión ideológica del partido, recuperar sus principios, volver a las causas de las mayorías en tres ejes fundamentales: combate a la pobreza y a la inseguridad así como el combate a la corrupción, que han sido un fracaso en este gobierno.

Se necesita un PRI completo, aunque esté disminuido

Cuestionado sobre los escenarios que se vivirán en el Partido Revolucionario Institucional, luego de la derrota del candidato presidencial José Antonio Meade, el titular de la consultoría Integralia, y expresidente del Instituto Federal Electoral Luis Carlos Ugalde platicó con Siempre!, sobre el papel del partido como oposición. La entrevista se realizó antes de conocer el resultado de los comicios.

Primero va a haber una lucha interna para ver quién se queda con el PRI y ya se está dirimiendo en estos días. Hay gobernadores, dirigentes políticos y cuadros del partido que ya están discutiendo quién va a competir por el liderazgo del PRI; lo natural sería que René Juárez se quedara en el puesto, pues tiene el cargo hasta 2019, pero hay grupos que exigen el cambio.

El segundo tema es el papel del presidente Peña Nieto como mediador del conflicto que va a surgir y la pregunta es si van a permitir que siga teniendo ese papel o si van a pedir que se quite del camino para solucionar un problema que en parte se debe a la baja popularidad del presidente. Muchos de estos priistas lo van a culpar de la debacle que va a sufrir el partido.

Tengo la impresión de que a pesar de todo el presidente de la república va a tener un poder de mediación entre grupos políticos para, al menos, permitir que el PRI navegue, sin tanto conflicto de aquí a diciembre para solucionar este periodo de tránsito.

Tres, un tema fundamental que el PRI debe hacer es un mea culpa, un ejercicio de autocritica, ¿qué fue lo que pasó?

En 2000 no se hizo, por lo tanto mantuvo la herida durante mucho tiempo, surgieron interpretaciones de que si eran culpables los tecnócratas o los dinosaurios, que si era la corrupción. Otros dijeron que el culpable era Zedillo por sus reformas neoliberales y nunca hubo una explicación de fondo. Hoy el PRI debe hacer un ejercicio de autocritica, de qué paso, qué salió mal. Si no hay este ejercicio de mea culpa, se atascarán en la guerra de culpas y eso dañaría más al PRI.

 

PRI, como oposición ante Morena

Si se reagrupa, la pregunta es cómo queda su configuración y su peso en el Congreso Federal, porque si mantiene un peso relativamente importante en el Congreso se puede convertir en el partido de oposición más relevante, pero los datos sugieren que el PRI puede ser la tercera o cuarta fuerza en Diputados y en Senado. Si eso sucede, su papel de interlocución se disminuye significativamente

La segunda cuestión es si se convierte en factor de gobernabilidad durante el periodo de transición, pero eso dependerá del tamaño de la bancada del PRI en ambas Cámaras.

Al país le conviene que el PRI no se desfonde. Ese partido debe renovarse, ojalá se reestructure rápido y no se desfonde, porque si eso ocurre el sistema de partidos y el sistema de representación política entrará en una grave crisis, necesitamos un PRI presente aunque sea disminuido.

Gubernaturas

Solo ha sido competitivo en Yucatán; antes de eso quiero decir que, desde mi punto de vista, el PRI postuló en promedio a mejores candidatos que el resto de los partidos tanto por su experiencia como por sus conocimientos y por su integridad personal; es el caso de Yucatán donde pueden ganar, es el caso de Veracruz donde en mi opinión José Yunes es la persona con más experiencia y con más integridad y trayectoria.

Es el caso de Jalisco, con Miguel Castro, donde a pesar de ser un candidato joven es una persona preparada y a prueba de balas en su integridad. También es el caso en Tabasco donde Georgina Trujillo, desde mi punto de vista, es la más preparada, de más carácter, con más merecimientos y experiencia; tengo entendido que el candidato Jorge Meade, en Morelos, es una persona de una trayectoria intachable.

En general, diría que a nivel de gobernadores el PRI postuló los mejores candidatos en promedio y, sin embargo, va a perder todo prácticamente. Y otra vez el tema es el efecto de arrastre de López Obrador que hace que muchos candidatos sin el talento, la integridad o la capacidad vayan a ganar solo por competir bajo las siglas de Morena, y esto obviamente plantea grandes problemas para la calidad de gobiernos a escala local.

Si el PRI puede ganar Yucatán, se va a quedar con 13 o 14 gobernadores. Por número va a seguir siendo el partido más importante a escala de gobiernos estatales, pero si la racha perdedora del PRI continúa, en seis años más el PRI va a tener tres o cuatro gobiernos estatales, de tal forma que el PRI se reagrupa rápidamente o se va a desfondar.

 

Gobernadores de filiación priista

El papel de los gobernadores como un eje de poder político se va a disminuir mucho, si en 2000 los gobernadores del PRI surgieron como un factor de gobernabilidad porque fueron los que le permitieron a Vicente Fox construir mayorías legislativas, hoy los gobernadores del PRI se convertirán en un actor secundario porque la fuerza política de López Obrador en el ámbito federal los va a hacer secundarios, no serán un factor de peso.

Los gobernadores del PRI van a pasar a un segundo término en cuanto a las negociaciones de las políticas de presupuesto, por ejemplo, y seguramente los gobernadores en general, pero sobre todo los del PRI, van a ver mermados sus ingresos presupuestarios porque todas las transferencias federales, como la del ramo 23, seguramente se van a reducir sobre todo para gobernadores del PRI.

Pesaron más los intereses patrimonialistas

Para la doctora en ciencia política Rosa María Mirón Lince, la pérdida sufrida por el PRI durante estos comicios representa “la derrota más grande del partido en su historia; queda muy lejos la derrota de 2006 con Roberto Madrazo y, sin lugar a dudas, con consecuencias muy graves. Hay un claro ganador y una fuerza que domina y donde la ola de Andrés Manuel está jalando las elecciones en los estados”.

“El PRI pierde el poder, posiciones y la posibilidad de articular grupos con base en sus intereses, que no tienen incentivos para aglutinarse. Por otro lado, la factura de lo que antes fue el grupo de Peña Nieto creo que tiene pocas posibilidades de sobrevivir”.

La doctora en ciencia política por la UNAM señala que la principal desventaja del candidato José Antonio Meade ante la ciudadanía fue su sello priista cuando en el interior de ese partido era rechazado por no serlo.

La decisión de la candidatura de José Antonio Meade es que por primera vez se elige a un no priista, y fue una apuesta no afortunada porque a los priistas esto no les cayó bien; por ejemplo, el grupo que encabezaba Osorio Chong fue golpeado y marginado y a los priistas los dejó muy dolidos. Además ante la ciudadanía, la principal desventaja de Meade era que iba por el sello del PRI y ser el sucesor del gobierno de Peña Nieto”.

“El PRI está en una crisis muy severa y en buena medida es porque es el gobierno que no se distinguió por el apoyo al partido, ya que hizo una renovación que respondió más a intereses patrimonialistas del presidente, que a proyectos de grupos de priistas. Por eso creo que el grupo de Peña Nieto no tiene posibilidad de salir adelante, mantuvieron con muchos trabajos el Estado de México y ahora se quedan con 12 gubernaturas que es muy poco, y con fuerza en los congresos locales bastante mermada”.

Además el año que entra se abre la posibilidad del registro de nuevos partidos porque así lo establece la ley después de la elección presidencial, al siguiente año se abre esta posibilidad y eventualmente habrá una transformación radical de los partidos.

El poder de los gobernadores se va a redefinir no como ahora, que sí estaban articulados, eran casi mayoría priista, son 15 priistas y la mayoría están divididos. Pero ahora ya no va a ser el caso; serán 12 priistas y los demás de muchos colores”.