La crisis en Nicaragua no sólo es privativa de las fuerzas policiales del presidente Daniel Ortega y de los manifestantes, en su mayoría estudiantes que protestan contra su gobierno y exigen elecciones adelantadas, también están los grupos paramilitares, de los cuales nadie sabe porqué o por quién están ahí.

Este miércoles, Ortega reconoció que estos grupos operan en la crisis interna, pero negó cualquier vínculo con su gobierno y aseguró que se trata de fuerzas que “responden a (otras) organizaciones políticas”.

Lo anterior fue declarado por el mandatario nicaraguense a la cadena televisiva Fox News, en una entrevista que ha levantado ámpula debido a que Ortega raramente suele dar declaraciones a medios extranjeros en lo que va de los nueve años de su mandato.

Ante el entrevistador Bret Baier, Ortega señaló nuevamente a los manifestantes como los responsables de la violencia que vive Nicaragua, una crisis que en tan sólo tres meses ha sumado más de 350 personas muertas.

“Los paramilitares son los que han atacado a la policía nicaragüense que pretendía proteger a la población durante las revueltas”, dijo Ortega.

Sin embargo, ni siquiera se refirió al incidente en el que policías y grupos de encapuchados expulsaron a los estudiantes que mantenía bajo su poder las instalaciones de la universidad, en una operación en la que ambos usaron armas de fuego contra los inconformes.

Estos grupos armados se desplazan a bordo de unidades terrestres todo terreno, están prácticamente uniformados con camisetas azules y operan en aparente desvinculación con las fuerzas federales. Sin embargo, algunos otros usan pañoletas rojinegras en alusión al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el partido de Ortega.

Uno de ellos incluso se atrevió a declarar a la prensa que su intención en ayudar a superar la crisis del país bajo una denominación que es la de “combatientes históricos” de la revolución sandinista y otros simpatizantes del partido de gobierno.

Con estas palabras describió la toma de Monimbó a un reportero de la BBC Mundo:

“Nosotros no llegamos disparando, solo disparamos si es necesario. Fueron seis horas de combate intenso. Ellos tenían francotiradores por todos lados, pero como no saben de tácticas militares nosotros pudimos neutralizarlos. Un francotirador no puede hacer más de tres disparos”, comentó a un reportero de la cadena BBC Mundo.

“Les hicimos un anillo para que no pudieran escapar y los atacamos por todos los flancos”, alardeó, orgulloso de una operación que, según varios habitantes, en realidad los enfrentó con jóvenes armados fundamentalmente con morteros caseros.

En la operación de estos grupos, a los que prefieren definirse como “parapoliciales”, murieron al menos cuatro personas, entre ellas un adolescente de 15 años y un policía de las fuerzas especiales.

La situación es cada vez más dramática en Nicaragua. La población ha intensificado su éxodo principalmente hacia Costa Rica para evitar detenciones arbitrarias y ejecuciones extrajudiciales a manos de los encapuchados.

El militar retirado, sin embargo, le dijo a BBC Mundo no tener remordimientos porque está defendiendo a un gobierno “que prioriza a los pobres” y porque quienes tenían control de Monimbó eran delincuentes.

Sin embargo, en la localidad de Masaya, gente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, les han visto actuar en coordinación con la policía. Los parapoliciales lo niegan.

“(Hemos constatado) el alto grado de apoyo y colaboración entre las fuerzas de la Policía Nacional y los grupos parapoliciales encapuchados caracterizado por la coordinación de acciones…”, dijo la CIDH en un comunicado el pasado 19 de julio.

Los encapuchados aseguran que detienen a sospechosos y los entregan a la policía sin hacerles daño. La Unión Europea ha exigido la desarticulación de estos grupos a los que considera como detonantes del conflicto interno.