Froilán Esquinca Cano

El pasado 1 de julio, la nación tuvo una cita importante con la democracia, se eligieron 3400 autoridades y hubo casi 64 por ciento de participación en el ámbito federal, fue una jornada electoral histórica. Con apenas cuatro años de existencia como partido político, Morena ganó la Presidencia de la República y arrasó en los estados en conjunto con la coalición Juntos Haremos Historia.

Enhorabuena por los ciudadanos que participaron en el proceso electoral, ya sea ejerciendo su voto o bien como funcionarios de casilla, su aportación ha sido grande para la democracia, aunque queda claro que se debe poner especial atención a algunas prácticas que se suscitaron en lo local como el robo de urnas o las movilizaciones de votantes.

Sin embargo, la victoria de unos es la derrota de otros, en específico de dos partidos políticos que están por perder el registro. Tal es el caso del Partido Encuentro Social, el cual a pesar de haber obtenido excelentes resultados gracias a su alianza con Morena y PT, no consiguió el 3 por ciento de los votos necesarios para conservar su registro, y del Partido Nueva Alianza, quienes se encuentran en el mismo supuesto, con la diferencia notoria de una dirigencia partida que acordó diversas alianzas locales que no les resultaron suficientes para mantener el registro.

México es una nación pluricultural, sumamente diversa, lo que genera que existan minorías en diversas partes del país. Desde mi personalísimo punto de vista, resulta positivo que participen partidos políticos que representen los intereses de esas minorías, finalmente esa es su naturaleza, el representar la pluralidad de pensamiento y de intereses de los diversos actores de la sociedad. Sin embargo, el pragmatismo político ha hecho que algunos partidos políticos actúen contrario a los ideales que abanderan para poder obtener más posiciones y no para representar a más ciudadanos.

Ese acto contra natura finalmente acaba por no dejar crecer a los partidos nacientes, los cuales en algunas ocasiones se convierten en una agencia de colocación para las cúpulas dirigentes de los mismos, sin fortalecer sus cuadros ni sus ideologías, sin un rumbo claro ni orientaciones filosóficas, basando su existencia no en el apoyo popular de diversos sectores sino en alianzas meramente electoreras, así observamos cómo se cambia de ideología cada tres años, en una elección resultan ser pro vida y en otra apoyan la pena de muerte.

Los llamados (de forma peyorativa) partidos “chiquillada” son partidos que cuentan con un bajo porcentaje de apoyo popular y con baja representación en los órganos de gobierno del país, ahora se encuentran frente a la oportunidad histórica de definirse, no como un producto de la mercadotecnia, sino como opciones empáticas con sustento teórico que los lleve a la praxis, a la representación verdadera de sus bases, y a la formación de nuevos cuadros en los que su militancia tenga voz y participe activamente en las acciones en el interior y el exterior de su partido.

Resulta necesaria una definición ideológica de los partidos, sobre todo de los que son minoría, en un sistema democrático cabe la pluralidad de ideas, es así que siempre y cuando representen verdaderamente a los sectores, estos partidos pueden aspirar a crecer y a posicionar su agenda.

Soy un ferviente creyente de que en democracia, el pueblo no se equivoca, así que nutren y aportan a la política los partidos que representan a diversos sectores, por antagónicos que resulten, es así que cabemos todos, laicos, socialistas, comunistas, pueblos originarios, liberales, neoliberales y demás.

Los partidos políticos con baja representación, si aspiran a dejar de ser parte de “la chiquillada”, deben transitar hacia modelos más definidos e integrales con sus votantes y militancia, e incluso en su actuar, por el momento, a las bases del Panal y del PES les envío un saludo solidario, deseándoles el mayor de los éxitos y recordándoles que el espacio para hacer política no se reduce a los congresos y cargos públicos, los conmino a seguir trabajando por los sectores a los que representan y por el bien de México.

Senador de la República por Chiapas