Tras ganar Palmas de Oro por las películas La cinta blanca (2009), investigación implacable del mal en el ser humano, y por Amor (2012), formidable explosión de emociones, solo cabía esperar la fascinación ante un largometraje de título tan evocador como Happy End, el más reciente filme del director y guionista de cine austriaco, Michael Haneke.

Sin dejar su estilo sombrío, turbador e inquietante, Haneke respondió a los diversos cuestionamientos por la prensa, durante la presentación de Happy End en el Festival de Cannes, afirmando que se trata de un proyecto que se aleja de la intimidad que exploró en Amor y hace una panorámica de la familia perfecta de la alta burguesía en Calaís, centrándose especialmente en tres vínculos afectivos.

“En Happy End los planos en el móvil y en el ordenador atraen la atención porque son importantes para la narración. Pero no me pidan comentarlos”, dijo el director después de ofrecer pocos detalles de su vida personal y de los cuales no le gusta hablar, pues asegura que cuando el ve una película no le interesa la vida del director: “en mi caso talvez el único tema fílmico relacionado con mis experiencias sea el temor y el rechazo con la violencia”.

Señaló que la película va mostrando diferentes frentes, rencores y secretos ocultos que esconden los diferentes protagonistas. Y aunque es un reparto coral y una historia a tres bandas, asegura que Fantine Harduin –quien interpreta a Eve Laurent-, es la que propicia gran parte de la acción, en la piel de una niña que es una huérfana emocional y desconoce por completo cuáles son sus sentimientos y su identidad.

“Con ella, la película te introduce en la trama, de una forma atípica a las maneras del responsable de Funny Games”, apuntó.       

Por otro lado, agregó que como artista, trata de crear sobre lo que despierta su curiosidad, lo que considera que necesita expresarse en la pantalla, por ello la crítica que se sostiene en Happy End, mucho se debe al uso de las tecnologías, pues asevera que vivimos en una sociedad aletargada, completamente engañada por la tecnología.

“Me preocupa que el individuo no sepan adaptarse a la tecnología; fingimos saber cuando no sabemos nada. Tenemos contenido que no sabemos leer. La información que recibimos es puramente superficial, no nos enseña”.