Desconcertante, por decir lo menos, es que luego de meses de presumir a un conjunto de mexicanos como los futuros integrantes del gabinete, sin explicación alguna se desplace a un hombre de honradez impoluta como Héctor Vasconcelos para sustituirlo por Marcelo Ebrard, quien tiene pendiente rendir cuentas por el desproporcionado gasto de la línea 12 del metro.

Por supuesto, no es lo mismo armar una campaña electoral que preparar un gobierno, pero eso debía saberlo Andrés Manuel López Obrador. Tampoco sorprende que una vez pasadas las elecciones, el ganador tenga que hacer ajustes en su futuro equipo de gobierno, pero a los 30 millones de mexicanos que votaron por López Obrador no les caería mal una explicación convincente y eficaz, porque más que a uno u otro personaje, el tabasqueño necesitará a esa legíón que acudió a las urnas para favorecerlo.

Los votantes de Andrés Manuel no lo apoyaron en busca de un hueso, sino porque creyeron que él era el hombre que se necesita para gobernar a México. Nadie, ni el peor de sus enemigos, duda de su talento e instinto político, pero con toda seguridad hará malas cuentas si confunde la integración de su equipo con el pago de deudas políticas.

Cuando López Obrador dio a conocer a los integrantes de su futuro gabinete, muchos mexicanos no estuvieron de acuerdo en que a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación fuera un defensor de los transgénicos, porque para diversos organismos civiles están por verse los prometidos beneficios de la alteración genética.

Otro caso polémico es la eventual participación de Manuel Mondragón y Kalb “en el esquema de consulta pública sobre la amnistía” (Julio Hernández en La Jornada, 9/jul/2018). En efecto, más de una vez, Mondragón ha mostrado su desprecio por las protestas populares y está muy presente que como jefe de policía de Marcelo Ebrard participó en la represión del primero de diciembre de 2012, la que costó la vida al profesor Juan Francisco Kuykendall y lesiones a centenares de ciudadanos, muchos de ellos detenidos y enviados a prisión con sentencias de varios años.

Dentro del Movimiento de Regeneración Nacional hay una notoria irritación, pues cuando todo el mundo esperaba que Martí Batres encabezara a la mayoría en la Cámara de Senadores, AMLO decidió hacerlo a un lado pese a su firme lealtad, e impulsar a Ricardo Monreal, que amagó con irse de Morena cuando el tabasqueño se inclinó por lanzar a Claudia Sheinbaum como candidata a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México. López Obrador dice que es solo una propuesta, pero a nadie escapa que su dedito tiene poderes que recuerdan los peores vicios del presidencialismo despótico.

Otro desacierto es haber propuesto al sacerdote Alejandro Solalinde para encabezar la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, cuando Luis Raúl González Pérez, su actual presidente, fue elegido conforme a la ley para un periodo que termina en 2019. Además, si el artículo 130 de la Constitución sigue estando vigente, “los ministros de cultos no podrán desempeñar cargos públicos”. Cabe recordar que, así sea solo formalmente, el Estado mexicano sigue siendo laico.

Más grave es el anuncio de que Esteban Moctezuma Barragán será el secretario de Educación Pública, pues aparece como cabeza de la Fundación Azteca, la misma que dice crear orquestas infantiles como un acto de filantropía, aunque lo cierto es que de cada peso que gasta, sólo 15 centavos los aporta la televisora del Ajusco y el resto proviene de entidades públicas que se muestran generosas transfiriendo nuestros impuestos a un organismo privado.

De acuerdo con una investigación de la reportera Carmen García Bermejo y Quinto Elemento Lab, se trata de una “filantropía a la inversa”, pues la firma de los Salinas acaba siendo subsidiada por entidades públicas y el fisco le concede grandes exenciones de impuestos según los reportes del SAT. De ahí que el diputado Jorge Álvarez Máynez considere que se trata de “un fraude al Estado”, algo que a su juicio debe transparentarse.

Más grave es el hecho de que gobiernos de los estados le hayan entregado grandes sumas a la Fundación que dirige Moctezuma Barragán  para que forme orquestas infantiles sin que, por lo menos en los casos de Colima y Zacatecas, se hubiera creado conjunto musical alguno, pese a las enormes cantidades que esas entidades entregaron a la Fundación de marras.  De acuerdo con la investigación de la rigurosa periodista, “de 2009 a la fecha, las orquestas infantiles de TV Azteca han recibido 1,700 millones de pesos del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (hoy Secretaría de Cultura), el Congreso de la Unión y la Secretaría de Educación Pública”, sí, precisamente la secretaría que Andrés Manuel López Obrador ha decidido poner en manos de Esteban Moctezuma, de quien no se conoce mérito alguno en ese ramo.

La mayor parte del dinero que la Fundación recibe de entidades públicas proviene de una asociación civil, la Asociación Azteca Amigos de la Cultura y las Artes, la que reportó al SAT “haber recibido en esos seis años $875 millones en donativos de gobierno y $248 millones de compañías”.

En suma, Esteban Moctezuma debería ser investigado por estas irregularidades, pero AMLO ha decidido regalarle la Secretaría de Educación Pública, donde seguramente continuará con su cuestionable práctica de la filantropía.