A principios de este año, una noticia causó alarma en todo el mundo: Ciudad del Cabo, Sudáfrica, sería la primera urbe del planeta que se quedaría sin agua. La información marcaba el mes de julio como la fecha en que terminaría el suministro de líquido para los cuatro millones de habitantes de ese lugar. Las razones de ese gigantesco desabasto se centraban en sequías y aumento de la densidad demográfica, principalmente. Inicio con este caso, porque según especialistas este fenómeno podría replicarse en otras grandes urbes del mundo, en donde la Ciudad de México no sería la excepción.

La escasez de agua fue el tema recurrente en las peticiones que escucharon los candidatos de todos los partidos al gobierno capitalino durante su periodo de campañas. Es decir, en la percepción colectiva está latente este tema como de extrema urgencia. Son prioritarias, por tanto, acciones inmediatas. Es el momento del agua.

De acuerdo con Ramón Aguirre, quien está el frente del Sistema de Aguas de la Ciudad de México, en la capital, considerada como la cuarta metrópoli más poblada del mundo, con 20 millones 843 mil habitantes, es urgente darle prioridad a este tema, e implementar ciertas medidas que pongan freno a la que podría ser una severa carencia de agua, y por lo tanto una gran crisis en la población.

El funcionario recomienda la renovación inmediata de la infraestructura para la distribución de agua en la ciudad, habilitar nuevas fuentes de abastecimiento, que incluiría la reactivación del Sistema Lerma, eliminar por completo las fugas de agua, cambiar los hábitos de consumo entre los habitantes y todo aquello que se requiera para asegurar que el servicio de agua en nuestra metrópoli no solo sea de calidad, sino que tenga sustentabilidad.

Sin embargo, Ramón Aguirre plantea que para concretar estas acciones, tan solo en la Ciudad de México, se necesita una inversión de 250 mil millones de pesos en un periodo máximo de 50 años, lo cual, dice, equivaldría a una inversión de 5 mil 500 millones de pesos anuales.

Ahora bien, este es el punto de vista oficial. Por su parte, Aniza Mejía, integrante de Medio Ambiente de la Universidad Iberoamericana, señala que la Ciudad de México se encuentra en crisis de agua desde hace varios años. Y que el escenario se dibuja insostenible para los próximos 50 años, debido a que la urbe depende de mantos acuíferos profundos, los cuales están sobreexplotados; asimismo, la capital está sujeta al agua proveniente de la cuenca del Sistema Lerma Cutzamala y ambas fuentes están alcanzando su capacidad de límite.

Aniza Mejía enfatiza en que la nueva Ley General de Aguas apunta a que la privatización se agudice. “Esto impactará en las tarifas, agrava el sistema de concesiones y, en términos ambientales, perpetúa el sistema de construcción de medios e infraestructura para traer agua de otras cuencas, cuestión que no solo es dañina para la ciudad sino para otras áreas”.

También hay que considerar el crecimiento poblacional. En este sentido, el Consejo Nacional de Población resalta que entre 2012 y 2030 habrá 20.4 millones de personas más en México y calcula que el 75 por ciento de toda la población se encontrará en las localidades urbanas.

Como vemos, el problema de la escasez de agua en nuestra capital es sumamente preocupante.

Secretario general del Partido Verde Ecologista en la Ciudad de México.