Jacquelin Ramos y Javier Vieyra
El pasado 1 de julio, Andrés Manuel López Obrador fue electo como presidente de la república por una apabullante mayoría de votos. Aunque enmarcada en un innegable marco de institucionalidad, el triunfo del tabasqueño representa un verdadera conmoción para toda la dinámica política y social en México, que no únicamente recae en su persona sino en el eventual respaldo de ambas cámaras y los numerosos estados y municipios ganados para su partido.
Dentro de cualquier interpretación, sea a favor o en contra, el gobierno de López Obrador personificará un golpe de timón y un cambio de aguas, y vientos, contra el modelo predominante de pensar y ejercer la administración pública que había llevado nuestro país hasta el momento, sin realizar un juicio de valor. La política cultural no quedará exenta de tal tendencia.
Para Ezra Alcázar, activista cultural y editor, una de las principales transformaciones que podrán visualizarse en el ámbito de la cultura en México será la apertura de nuevos “nichos” fuera de los tradicionales círculos de poder en el ámbito.

Luchar contra la violencia
“La esperanza con este nuevo gobierno es que los espacios se abran en aras de una participación más plural por parte de los creadores. No sólo hablando de los que se dedican a las letras, sino de quienes trabajan y se desempeñan en todas las artes; hasta hoy, muchos no han sido escuchados y han resultado seriamente afectados como son las personas que hacen teatro, que hacen música, y que no están en los aparadores principales por diversas situaciones de la industria que les han negado el acceso”.
Sin embargo, el editor de Inundación Castálida es contundente al explicar que la cultura no quedará encerrada únicamente dentro de su espectro en el nuevo gobierno, pues según lo que ha expresado Alejandra Frausto Guerrero, propuesta de López Obrador para encabezar la dependencia federal, ha reiterado en numerosas ocasiones su proyecto de posicionarla como un elemento fundamental en la lucha contra la violencia y la corrupción, por lo que únicamente vendrán mejores oportunidades de creación y difusión, también un nuevo enfoque en que, por ejemplo, el traslado de la sede de la Secretaría a Tlaxcala es una de las mejores expresiones.
“Aunque el programa del sexenio no se ha entregado completo, llevarse la Secretaría de Cultura al estado de Tlaxcala, con la idea de descentralizar el poder federal me parece sumamente importante. Tlaxcala es uno de los lugares que tiene más problemas en cuanto a la trata de personas, es donde el narcotráfico se ha hecho un espacio muy fuerte; entonces el que la cultura o la regencia de la cultura federal vaya estar ahí, es un indicio para observar como se va ha trabajar en ella, utilizándola para la reconstrucción del tejido social en México“.

Nuevas políticas
Respecto a este plan, Alcázar resaltó la posición de López Obrador de ofrecer certezas laborales a los empleados que trabajan en la actual sede conservando algunos aspectos positivos de su situación y fortaleciendo otros.
Aunque, espera, sean también considerados los muchos de trabajadores que prestan sus servicios a la instancia que hoy en día se encuentran sin ningún tipo de prestaciones o seguridad social.
A pesar de que probablemente la política cultural, aunada muchos aspectos y factores, de un giro de 180 grados en el sexenio lopezobradorista, el también promotor de la lectura en México evalúa el cambio como algo equilibrado que si bien contiene saltos radicales se implementará, de manera general, amigablemente.
“Llegará una nueva administración completamente distinta puesto que nunca ha gobernado el grupo de poder que va a tomar las riendas, al menos nunca a nivel federal. Va a ser muy distinto, se harán nuevas políticas, diferentes a las políticas culturales que no han cambiando en 20 años; con ello no digo que estén completamente mal, simplemente creo que pueden ser perfectibles, que hay cosas que arreglar y debemos dar también cabida nuevas cosas”.
Considerando los sinsabores y desencuentros que López Obrador ha mantenido con diferentes intelectuales, un escenario de tensión con ciertas esferas pensantes puede esconderse en el futuro del hasta ahora ganador de la elección presidencial, mas Ezra Alcázar no ha advertido en estos momentos pronunciamientos negativos o en contra del programa de acción de Alejandra Frausto, quien, asegura, desde los primeros momentos de su designación y su incursión en la escena política ha demostrado estar dispuesta a escuchar todas las ideas y voces provenientes de la comunidad cultural. Además, considera la personalidad del futuro titular del poder ejecutivo como moderada y abierta a las diferentes opiniones, aunque muy bien plantada en sus ideales.
Cultura para regenerar la vida
“Algo que podemos tener seguro en este momento es que la critica a López Obrador y su gobierno será hacer fuerte hasta el último día y desde todos los ámbitos. Esto llega con gran expectativa de parte de los 30 millones de mexicanos que votaron por él, pero existen también muchas personas están esperando que se equivoque en algo. Pero, creo, es un personaje muy firme en sus principios; vamos a ver alguien respetuoso de las personas a las que tenga que oír y de la libertad que todos tenemos de opinar. López Obrador tuvo ya varios acercamientos que dan prueba de esto como el que mantuvo con Javier Sicilia, un hombre con el que no ha estado de acuerdo en todo pero con el que debe trabajar por diversas razones”.
Realizando una apreciación general de lo que viene en materia de cultura, el activista retoma la importancia de posicionarla como un elemento de combate contra las principales problemáticas mexicanas, lo que incluye llegar a todos y cada uno de los mexicanos y mostrarles que la cultura puede regenerar la vida y la forma de convivencia social.
“La cultura, indica parafraseando a Frausto, se encuentra en el día a día de los ciudadanos, te dediques a ella o no, tengas acceso o no, te guste o no te guste”.
“Por parte de los trabajadores de la cultura, ya sea desde el ámbito administrativo o burocrático, así como los creadores, tenemos que darnos cuenta que es un momento para construir, que cabe una nueva posibilidad, y que hay que trabajar juntos porque, a final cuentas, todos queremos que nuestro trabajo sea conocido y reconocido por la gente, que haya esos espacios que seguramente se abrirán; tenemos que aprovecharlos“.


