Tras subrayar la importancia de que el PRI logre conformarse como una opción de gobierno, la ex presidenta del tricolor, Dulce María Sauri, dice que el principal reto de su partido será diferenciarse ideológica y pragmáticamente de Morena para lograr una nueva identidad y espacio político.

En entrevista con el periódico El Universal, considera que en este momento el mandato de la sociedad es de cambio; por ello, en esta elección se voto por el rechazo a la corrupción, a la inseguridad y a la incompetencia de las instituciones para enfrentar eficazmente la desigualdad, pero también se hizo por la incertidumbre en la manera de que se combatirá toda esta problemática y se logrará transformar al país.

Aunque advierte que el mayor riesgo de este momento es que se confunda cambiar con restaurar un pasado autoritario, en el que las instituciones y personas dependían fundamentalmente de la voluntad presidencial, por lo que son necesarios la construcción de nuevos contrapesos al poder presidencial que vengan de la participación ciudadana.

Indica que de no hacer los cambios necesarios en los siguientes tres años, el PRI podría estar condenado a la irrelevancia electoral y a convertirse en un partido testimonial “que no pudo encontrar su lugar en la sociedad mexicana del presente. Para el PRI, la principal reflexión gira en torno a la necesidad de trazar un nuevo rumbo”.

Morena no ha sufrido desgaste

Dulce María Sauri afirma que tras el rechazo general de la ciudadanía a la llamada partidocracia, Morena logró imponerse a las tres fuerzas políticas de mayor antigüedad pues más que un partido es un movimiento que no ha sido gobierno más que en algunos municipios.

“No ha decepcionado todavía porque no ha sufrido el desgaste de gobernar. Esta falta de experiencia jugó también a favor de la esperanza ciudadana de que Morena y sus candidatos fueran distintos a quienes representan vicios y errores del sistema en su conjunto: los partidos tradicionales”.

Por el contrario, en el PRI no se entendió que la confianza de la ciudadanía es frágil y aún es más cuando ha sido restaurada, “ganamos la Presidencia y la mayoría relativa en las cámaras de Diputados Y senadores, porque había una alta expectativa ciudadana de que el PRI sí sabia como hacerlo; sin embargo, fracasamos en los ámbitos de seguridad y de combate a la corrupción”.

Afirma que además no se logró resolver la ecuación para saber cuál era la distancia que debía haber entre el Presidente de la República y su partido, la cual no podía ser la misma que medió antes de la derrota de 2000.