El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, se dio este jueves un baño de masas jaleado por miles de simpatizantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), quienes celebraron el 39 aniversario de la revolución sandinista ondeando banderas rojinegras que alfombraron la Plaza de la Fe.

Ortega cargó contra los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, a quienes tildó de “golpistas”, desafió a la OEA y llamó a sus seguidores a no “bajar la guardia” y a mantener “mecanismos de autodefensa” en medio de la sangrienta crisis sociopolítica que vive el país desde hace tres meses.

Ortega denunció que es víctima de una “conspiración armada y financiada por fuerzas internas y externas” -que no mencionó- que intentan derrocarlo del poder, en el que se mantiene desde enero de 2007. Esas “fuerzas”, sostuvo, cuentan con la “complicidad” de los obispos nicaragüenses, que actúan como mediadores y testigos de un diálogo nacional.

Según Ortega, los obispos dejaron en evidencia sus intenciones “golpistas” cuando le presentaron una propuesta para superar la crisis, que incluía adelantar las elecciones generales para marzo de 2019 y reestructurar el Estado.

“Eran parte del plan con los golpistas”, continuó el presidente, ante miles de nicaragüenses que se congregaron en la Plaza de la Fe Juan Pablo II, una explanada ubicada a orillas del Lago de Managua, al que acudió, como invitado, el nuncio apostólico Stanislaw Waldemar Sommertag.

“Me duele mucho decir esto, porque le tengo aprecio a los obispos, les respeto, soy católico”, señaló Ortega, quien observó que dentro del Episcopado hay obispos con posiciones de mayor confrontación y otros más moderados, “pero lamentablemente siempre se impone la línea de la confrontación, no de la mediación”. Por tanto, Ortega descalificó a los obispos como mediadores del diálogo porque, a su juicio, “tomaron partido”, están comprometidos con los “golpistas” y promueven el levantamiento de “sectas satánicas”.


Los obispos instaron, “especialmente a los policías, militares y demás empleados públicos” que apoyan la violencia contra los nicaragüenses por orden del Gobierno, a reflexionar sobre la “grave y urgente” situación del país y a tomar las decisiones “que su conciencia les dicte y se comprometan a defender la vida, la verdad y la justicia”. “¡Qué exorcicen a los demonios que tienen allí!”, clamó Ortega, para quien los obispos hicieron esa invitación porque decidió restablecer el orden con el uso de la fuerza “y eso es lo que los tiene irritados, enfurecidos,y están llamando a exorcizarnos”.

El mandatario instó a los obispos a “rectificar y que no estén levantando a estas sectas satánicas, golpistas y asesinas”, en alusión a los sectores opositores al Gobierno.

Durante su discurso, el mandatario también desafió a la Organización de Estados Americanos (OEA), cuyo Consejo Permanente aprobó este miércoles en una sesión extraordinaria una resolución que le pide elecciones anticipadas. “Las decisiones de Nicaragua no se toman en Washington (sede de la OEA), se toman en Managua”, remarcó.

Además, el líder sandinista hizo un llamado a sus seguidores a no “bajar la guardia” y a mantener activos “mecanismos de autodefensas” para evitar un “golpe de Estado” en su contra. Durante el acto, el Gobierno de Venezuela, a través del canciller Jorge Arreaza, se ofreció para “defender la soberanía” de Nicaragua.