Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos,

porque uno termina pareciéndose a ellos.

Jorge Luis Borges

Se celebró en Ciudad Juárez el primer foro de los llamados de “pacificación”, por los designados miembros del gabinete de seguridad del próximo gobierno de México. Lo declarado allá en la frontera por Alfonso Durazo, el designado secretario de Seguridad Pública por el presidente electo, más que tranquilizar, debería preocuparnos.

Al escucharlo en Radio Fórmula en el programa de Eduardo Ruiz Healy, recordé cuando hace ya 23 años estuve en el despacho del recién designado secretario de Gobernación Esteban Moctezuma Barragán.

Mientras conversábamos sentados en los sillones dispuestos en un espacio de la oficina, desde los cuales veíamos el escritorio del titular de Gobernación, le comenté: “¡qué responsabilidad ha recibido usted, pues detrás de ese escritorio muchos de sus antecesores han tenido que tomar decisiones muy difíciles, muy duras, muy complejas”. “Si —me respondió—, pero también es cierto que con esas decisiones vea usted el país que nos dejaron”.

No dije nada, pues iba a conocerlo, no a debatir con él, pero esa tarde, al llegar a El Heraldo de México, aquel que estaba en la colonia Doctores, en Carmona y Valle, me llamó el director y me pregunto: “¿cómo le fue?”

“Este señor no hará huesos viejos allí”, respondí y procedí a contarle el contenido de mi charla con el secretario de Gobernación. No me equivoqué, pues cinco meses después lo relevó Emilio Chuayffet.

Ahora, cuando ya tenemos presidente electo, estuvo en Ciudad Juárez el designado secretario de Gobernación Alfonso Durazo, a quien se le encargó el manejo de los llamados “foros de pacificación”, de los cuales creen que se obtendrán ideas para el programa de seguridad.

Sin embargo, en una entrevista con Eduardo Ruiz Healy en Radio Fórmula, dijo el licenciado Durazo que en los foros hay una veta riquísima no solo de ideas, sino también de cuadros para las dependencias de seguridad del nuevo gobierno. Ah, pero fue más allá, ya que después de calificar como fallida la actual política de seguridad le dijo a Ruiz Healy que la experiencia del pasado sería inútil.

Eso significaría que los cuadros experimentados en la lucha contra la violencia criminal serían desechados. A menos que luego digan que lo malinterpretamos, pero si eso quiso decir, pues con todo respeto es como para gritar que el último que salga apague la luz, ya que, insisto, si leí bien las palabras del licenciado Durazo, llegarán a las dependencias de seguridad con una divisa terrible: “¡tiremos el agua sucia de la bañera, no importa que también tiremos al niño!”

jfonseca@cafepolitico.com