Amplio debate, dentro y fuera de Morena, causó la designación de Manuel Bartlett para dirigir la Comisión Federal de Electricidad en el futuro gobierno de Andrés Manuel López Obrador. “Yo repudio el nombramiento”, escribió Gael García Bernal en un mensaje en redes sociales; Tatiana Clouthier, quien figura en el primer círculo del próximo presidente de la república, declaró que había “mejores opciones”; y no pocos mostraron su sorpresa y hasta su repudio a la decisión de Andrés Manuel López Obrador.

Gerardo Fernández Noroña, fiel a su estilo de choque, preguntó a Tatiana Clouthier sobre esos “mejores perfiles”. Otros dicen que se le entrega un organismo especializado a un personaje que carece de conocimiento técnico sobre el que será su campo de trabajo.

López Obrador fue más lejos, pues, al referirse a las descalificaciones, primero las consideró normales, pero luego sugirió algo en buena medida injusto y ofensivo para sus críticos. Dijo: “Como vamos a poner orden y se va a terminar todo ese atraco, no les gustan algunas cosas”.

Bartlett, a quien le faltan más de cuatro meses para asumir el cargo, de plano insultó a sus críticos, pues tildó las opiniones adversas de “estúpidas”, aunque agregó una mentirilla, pues afirmó que tales críticas “provienen de la derecha de este país”.

Era obvio que el nombramiento levantaría polvareda, pues no se olvida que Bartlett era el secretario de Gobernación de Miguel de la Madrid en 1988, año nefastísimo en que los priistas se hicieron un sayo con las cifras electorales, lo que llevó al futuro director de la CFE a declarar que se había producido la “caída del sistema”. Nadie sabe quién fue realmente el ganador de aquellos comicios, pero quien cargó con la cuenta fue Bartlett, quien por lo visto sigue pagando los intereses.

Desde luego, los jaloneos muestran que López Obrador tendrá que hilar muy fino para conciliar a su equipo de gobierno, pero nadie debiera olvidar que ha mandado a Bartlett a la cueva de los leones. Por supuesto, el poblano ignora todo lo referente al flujo de electrones, las líneas de conducción y otros aspectos técnicos, para los cuales cualquier director se rodea de especialistas. En este caso lo central es que la CFE es un hervidero de corrupción y los poderosos clanes intentarán derribar a un director poco acostumbrado a tratar con el grillerío interno. Para lidiar con esa fauna se requiere un político duro, muy experimentado y dueño de los recursos más variados para prevenir, contener y aplastar todo asomo de sabotaje o rebelión. Por eso fue Bartlett el elegido. Está claro.