Héctor Tenorio
Entre abril y junio pasado el gobierno estadounidense detuvo a 2,531 niños, ya fueron liberados 1, 820. Esto en el marco de la política “cero tolerancia” que somete a juicio a todos los adultos que crucen de manera ilegal la frontera entre México y Estados Unidos, incluyendo los que viajen con menores. Sin embargo, las autoridades locales no imaginaron el enredo legal y burocrático que crearían. En tales circunstancias, no resultaron extrañas las declaraciones del secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar quien aceptó que se dificultará la reunificación de las familias. Lo más dramático es que la separación podría ser permanente. Quizá en la historia de Estados Unidos esta etapa podría ser recordada como una de las más crueles.
En este contexto, más de mil familias reunificadas cuentan con fecha y orden de deportación. Sin embargo, 711 menores no son elegibles para ejercer ese derecho y no pudieron ser devueltos a sus padres los días 10 y 26 de junio, fechas establecidas por la corte. En algunos casos porque no están en el país o se hallan fuera de la custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) sin que se sepa su paradero. Hay por lo menos 463 adultos en esta situación y 120 de ellos renunciaron por error a la reunificación. Por lo que muchos infantes podrían terminar siendo adoptados. Existen informes de que el personal migratorio manipuló a los progenitores detenidos para que firmaran papeles en un idioma que no entendían, utilizando para ello una grave coacción basada en la incertidumbre de no saber cuándo verían a sus retoños.
A principios de agosto, el gobierno de Estados Unidos se vio forzado a entregar una lista detallada de todos los padres no elegibles para la reunificación. El problema es que no hay un padrón confiable.

Las historias se van haciendo de carne y hueso
Rolando Hueso originario de Honduras fue deportado junto a muchos otros; cuando preguntó a las autoridades estadounidenses sobre su hijo, le aseguraron que al llegar a su destino final lo volvería a ver, nunca sucedió. Melvin García, su compatriota, tuvo la misma suerte, regresó a su país el 21 de junio con sus pocas pertenencias y una pequeña billetera azul que pertenecía a su hija Daylin quien se quedo detenida. Cuando entró a su humilde morada, no pudo seguir de pie y se desplomó. En marzo él y su pequeña de 12 años huyeron de la pandilla Barrio 18 que los había amenazado de muerte. Muchos padres viven torturados con pensamientos de que quizá nunca volverán a ver a sus hijos.
Las quejas sobre la política migratoria de Donald Trump se multiplican, hay denuncias de maltratos que se dan en los lugares en donde están detenidos los infantes. El diario The Nation, documentó sobre una niña guatemalteca de apenas 6 años que fue abusada sexualmente dentro de un centro de detención de Arizona, el agresor resultó un niño mayor que se encontraba en el mismo sitio administrado por Southwest Key Programs.
Contrariamente, el subdirector de Asuntos de Migración y Control de Aduanas, Matthew Albence, afirmó en el Senado que los centros de detención pueden ser vistos como campamentos de verano, donde los niños han encontrado todos los servicios sin ningún costo. ¡Claro menos la libertad¡ De manera paralela grupos de abuelas de los estados de Oregon y Nueva York realizaron una caravana de protesta contra Trump cuyo destino fue la frontera con México.
Es necesario recordar que desde el inicio de la administración de Trump el discurso contra los migrantes no ha variado, incluso se endureció al paso de los meses. Se espera que continúe ante la cercanía de la elección del Congreso el próximo mes de noviembre. Él pone sus esperanzas en los grupos supremacistas que están realizando marchas a favor de su causa. Se aprovecha de que la sociedad estadounidense siempre ha sufrido de un delirio de persecución, basado en la metodología de infundir miedo a la población para controlarla. Solamente que ahora, el enemigo cambió de nombre, antes, se le conocía como comunismo, hoy se llama migración ilegal.
Al republicano no le han importado las críticas de que viola los derechos humanos; al parecer la polarización lo fortalece, facilitándole al inquilino de la Casa Blanca insistir en la necesidad de construir un gran muro en su frontera sur. Si no ha logrado el objetivo es porque el Congreso se niega a otorgarle los recursos económicos suficientes. Lo que si está provocando es que los coyotes que pasan a los migrantes de un lado a otro, aumentaran sus tarifas de tres a cinco mil dólares.
Según datos de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), en lo que va del año el cruce entre nuestro país y el vecino del norte se ha convertido en el segundo paso fronterizo más letal para los migrantes irregulares con 162 decesos. Solo la zona del Mediterráneo registró un mayor número de muertes con un total de 1,490. Es el reflejo de los tiempos modernos, de la manera cómo hemos deshumanizado al otro hasta convertirlo en una estadística frente a nuestros ojos.




