En su más reciente libro Fox: Negocios a la sombra del poder (Grijalbo, 2017) Raúl Olmos, periodista especializado en investigar redes de corrupción, logró levantar la alfombra que pisa el ex presidente cuando habla. Y muestra que más allá del enojo que puede causar con algunas de sus declaraciones o de las risas provocadas con sus chistes, es una personaje que no debemos mirar con indiferencia, como parte del paisaje político mexicano.

En las 164 páginas de este trabajo periodístico, Raúl Olmos, en colaboración con Valeria Durán, detalla cómo el ex mandatario gracias a su paso por Los Pinos le trajo prosperidad y abundancia para él y su familia. Los apuros económicos que vivió Fox un año antes de ser presidente quedaron atrás. A su llegada al Ejecutivo Federal los negocios familiares se multiplicaron: Vicente Fox y Marta Sahagún han participado en al menos 32 empresas, algunas de ellas con efímera existencia, mientras que su círculo familiar más cercano es accionista de al menos otros 70 negocios en 35 actividades económicas diversas.

Durante el sexenio foxista abundaron las transferencias misteriosas, de origen desconocido, a cinco cuentas bancarias de Marta Sahagún. La ex Primera Dama recibía por distintas vías el doble del dinero que el sueldo de su marido. Ese dinero jamás fue declarado por la pareja. Un grupo de auditores descubrieron inconsistencias por 27 millones 881 mil 694 pesos. La Fiscalía Especializada para investigar delitos cometidos por políticos y funcionario mantiene abierta, desde hace una década, la pesquisa para aclarar el enriquecimiento de Fox. La amenaza latente de ir a la cárcel él, su esposa, o ambos, llevó a Vicente a negociar con el gobierno de Enrique Peña Nieto, quien ha mantenido vigente la averiguación previa durante todo el sexenio.

En entrevista para Siempre!, el ganador del Premio Nacional de Periodismo 2009, aseguró que tras el triunfo de Andrés Manuel López Obrador hay que estar pendiente del papel que tomará Vicente Fox. “Después del triunfo de AMLO salió en un video a decir que felicitaba al presidente electo, incluso se puso a darle consejos y me daba la impresión de que estaba tratando de establecer alguna relación o alguna especie de acercamiento con el poder para desinflar la posibilidad de una revancha en su contra”.

Fox usó el poder Ejecutivo para asegurar su futuro.

El periodista Raúl Olmos.

El periodista Raúl Olmos.

-En los primeros capítulos relatas cómo Fox mostró su apoyo a Peña Nieto para poder obtener beneficios pero, ¿qué favores pudo sacar el actual mandatario del guanajuatense? 

El apoyo incondicional durante todo el sexenio de Vicente Fox. Cada vez que aparecía una iniciativa de Peña Nieto o alguna propuesta siempre encontraba el respaldo abierto de Fox. Se volvió un incondicional del gobierno priista y esa fue la moneda de canje, el acuerdo de inmunidad que se logró a cambio del apoyo incondicional de Fox hacia Peña Nieto. Recibió el apoyo de un líder, el apoyo de una persona que nos guste o no sigue causando simpatías en diversos sectores de la población. Así como hay gente que lo odia y le parece una persona no grata, hay personas que lo siguen viendo como alguien confiable.

-Cuentas que a Fox le gusta que le sigan llamando presidente porque le gusta vivir en aquel sueño. ¿Está enfermo de poder?  

No es tanto el poder de Fox, su poder se ha visto disminuido. Efectivamente tuvo beneficios en el gobierno de Peña Nieto, pero no fueron beneficios tan amplios. El subsidio federal al Centro Fox no era tan abultado como uno podría pensar. Si él realmente tuviera el poder hubiera obtenido contratos multimillonarios, pero lo que consiguió fueron subsidios a través de servicios de capacitación que daba el Centro Fox a distintas dependencias del Gobierno federal. La otra vía de subsidios fue a través del pago de gran parte de la nómina del Centro Fox vía recursos federales. El apoyo que recibió fue significativo pero no cuantioso como para pensar que el señor sigue siendo un hombre muy poderoso o que ha tenido una gran influencia en el poder federal. Lo que interpreto es que a él le gusta que le sigan diciendo presidente como una forma de seguir manteniendo un status, de seguir sintiéndose un hombre poderoso. Él argumenta que es una costumbre que se sigue en Estados Unidos en donde a los ex presidentes les siguen diciendo presidente, él dice que en México se debería replicar esa tradición.

-Indicas que “el tiempo es aliado de la corrupción”. ¿El tiempo seguirá siendo amigo de Fox?

Sí. El tiempo jugó a favor de Vicente Fox aún cuando el siguiente gobierno quisiera ceder en su contra por los presuntos delitos que son mencionados en el libro. El tiempo jugaría a su favor porque él podría alegar que ya expiró el tiempo de sancionar el ilícito —lo que llaman los abogados la prescripción del delito—. Efectivamente parece que ya no es posible fincarle cargos a pesar de que se pudieran demostrar presuntos ilícitos en los que haya incurrido el ex presidente. 

-¿Entonces ya no hay tiempo de que AMLO pueda reabrir la carpeta de investigación que dejó el gobierno de Felipe Calderón en contra de Fox?

Es muy poco probable porque han pasado bastantes años y el delito de posible peculado y de donde él recibió beneficios ya habría prescrito. Hay un caso muy concreto donde él a los nueve meses de haber dejado la Presidencia de la República recibió acciones regaladas de una empresa, cuando la Ley de Responsabilidades de Servidores Públicos prohíbe que los funcionarios reciban regalos de gran cuantía, incluidas acciones de empresas, hasta por lo menos un año después de haber dejado su cargo. Pasaron nueve meses y Fox recibió el obsequio de un empresario transportista, en este caso se pudo haber configurado un delito pero no se hizo en su momento y ese delito ya caducó. Lo mismo ocurre con el caso de presunta evasión donde había bastantes millones que tenía que clarificar su origen y por el cual se abrió una investigación en la PGR —y que todavía permanecía abierta el año pasado—. En esa pesquisa se debió haber procedido pero el tiempo también jugó a favor de Fox porque el delito parece ser que ya prescribió.

-¿Por qué publicaciones como este libro que señalan con sustento periodístico los negocios del ex presidente no son usadas como evidencias para enjuiciarlo? 

De forma muy astuta Fox -funcionarios y ex funcionarios- ha sabido jugar dentro de lo que marca la ley. Algunas conductas que podrían ser cuestionables, lamentablemente no son castigadas porque saben moverse muy bien dentro de la ley. La ley no prohíbe que los ex funcionarios desempeñen actividades empresariales —aunque en algunos casos se encubren en obvios conflictos de intereses—, tampoco restringe que su círculo más cercano se haya visto beneficiado con la multiplicación de negocios durante y después de su sexenio. Los que a mí me interesaba subrayar en el libro es que no hay ningún argumento que permita defender la pensión a la que él trataba de apegarse en forma insistente. El señor tiene una gran diversidad de actividades empresariales que le permite tener ingresos muy decorosos y cuantiosos que no justifican el pago de una pensión como se viene dando hasta ahora. Encontré que acaba de crear dos empresas más, no nada más las que refiero en el libro sino que además creó otro par que representan negocios atractivos para él. Por eso creo que no protestó cuando finalmente ganó López Obrador y ve que la pensión se va a desaparecer. 

-En el 2000, el triunfo de Fox significó una esperanza para los mexicanos. Esto mismo está pasando con el actual triunfo de Morena. Lo que sucedió con Fox, ¿podría repetirse con el gobierno de AMLO?

Lo deseable es que no se repita. Como mexicanos ya tenemos experiencia con lo que vivimos en el 2000, con el triunfo de la oposición. Vimos los errores, el tráfico de influencias y la corrupción. Vicente Fox fue omiso en muchas cosas, ya aprendimos de ese momento de esperanza y una vez que aprendimos de aquello tenemos que estar muy vigilantes de que no se repita en el gobierno entrante. Esa esperanza que más de 30 millones de mexicanos demostraron a través del voto, no se vaya a la basura sino que se encause correctamente. Es muy difícil que se cumplan todas las promesas tan altas que expresó en su campaña Andrés Manuel, pero con que sea un gobierno decente, que combata la corrupción y que sea una persona sensata en la forma de gobernar con eso los mexicanos se sentirán satisfechos. 

-Marta Sahagún y Vicente Fox crearon la mancuerna perfecta para engordar sus cuentas bancarias. ¿Cómo definirías a la ex pareja presidencial?

Fue una pareja con ambiciones personales, tal vez ella más que él. Fox dio un giro muy notable en su forma de actuar y pensar conforme pasaron los años. En su momento fue visto como una persona demócrata y al llegar al poder se pensó que iba a impulsar un cambio importante en la forma de gobernar. Algunos lo consideran como una traidor a la democracia porque en vez de empujar para que siguieran esos cambios, terminó ayudando al retorno del PRI. Él fue quien sacó al PRI del gobierno federal y él ayudó a que regresara al poder. Si hacemos un ejercicio comparativo vemos que su forma de pensar y de actuar dio un giro en el transcurso del gobierno y coincide con el momento en que establece una relación con Marta Sahagún, una persona que influyó en su forma de pensar y ser. No soy el único que lo ve así, su círculo cercano se distanció de él al ver la gran influencia de Marta sobre Vicente. 

-De la investigación que realizaste de la mano de Valeria Durán, ¿cuál fue la revelación más destacada?

Lo más importante es que demostró cómo, a lo largo de los últimos 18 años, Vicente Fox fue creando una red de intereses-relaciones que le ha permitido tener oportunidades personales al cobijo del poder. Ha sido una estrategia que el señor a usado para obtener ciertos beneficios. El subtitulo del libro Negocios a la sobre del poder es la muestra de cómo al refugio del poder público ha logrado expandir su red de negocios, de empresas y en algunos casos logró superar ciertas adversidades. Cuando llegó a la Presidencia sus compañías estaban en quiebra, ahora vemos que es un empresario que ha sabido salir adelante, más que un político.

-¿Cómo terminó aquel “interrogatorio” que tuviste con Vicente Fox y Marta Sahagún en el Club de Industriales? 

Él estaba molesto porque dijo que la entrevista fue un plan de sentarlo en el banquillo de los acusados, de señalarlo y acusarlo cuando la intención era llegar con él, tener una entrevista abierta donde demostrábamos lo que sabíamos y a su vez él nos diera sus argumentos. Es importante decir que hubo momentos ríspidos, en donde se enojaba y manoteaba. Decía que lo estábamos atacando sin sustento pero lo que le mostramos fueron pruebas de cada una de las cosas que decíamos. Salió muy molesto. No fue una entrevista grata pero fue una forma de confrontar las pruebas y su versión de los hechos. Hay que estar pendiente del papel que tomará Vicente Fox y estar observado qué pasará con el Centro Fox, porque era un lugar subsidiado con recursos públicos a través de la nómina. Habrá que ver cómo subsiste ahora.