José Alfonso Suárez del Real, periodista, funcionario y legislador ha sido nombrado Secretario de Cultura de la Ciudad de México por Claudia Sheinbaum, próxima jefa de gobierno de la Ciudad de México y, a partir de septiembre, el otrora Presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados llevará a cabo un proyecto cultural en el que —ha manifestado a diversos medios— el eje coordinador será la “reconciliación la ciudad” a través de la cultura así como la vinculación con la “vida cotidiana de sus habitantes”.

El futuro Secretario verá elevado el presupuesto del sector cultural capitalino, de 688 millones de pesos ejercidos actualmente, a 1,000 millones de pesos el próximo año, “no para burocracia sino para impulsar actividades con las comunidades”, ha comentado.

El también colaborador de Siempre! ha especificado que bajo su administarción, la CDMX se convertirá en “una ciudad de festivales”, recuperando el espacio público para la ciudadanía como una forma de contraataque a la violencia, así como a la depredación del derecho a la memoria del paisaje histórico “y de nuestros horizontes…”.

Suárez del Real desea que la CDMX deje de verse como La Ciudad del Crimen y se reconozca en ella “el espacio de la vida a la que aspira”. Así, tanto el derecho a la cultura, como el derecho a hacer comunidad serán fundamentales, algo en lo que también ha puesto el énfasis la doctora Claudia Sheinbaum.

Preservar el patrimonio cultural y urbano como orgullo de sus habitantes es otro de los puntos destacados en el proyecto a cumplir por el nuevo Secretario de Cultura de la CDMX, que impulsará doce “grandes festivales”, que no se concentrarán en el Zócalo capitalino, pues se pretende que el Centro Histórico no sea la única plataforma para la expresión artística y recreación ciudadana; para ello, Del Real incluso planea hacer que el Festival Internacional de la Ciudad de México se preserve por medio de un enfoque comunitario.

De tal manera, Suárez del Real trabajará con ahínco por vincular la cultura con la vida cotidiana de sus habitantes desarrollando un programa para las comunidades y reconociendo las culturas milenarias de la ciudad, para coadyuvar a que “culturas ancestrales vivas” se desarrollen en convivencia plena con las urbanas, prohijando su propio espacio de expresión.

José Alfonso Suárez del Real para quien “el libro, el cine, la pintura y la cultura son tecnología” promoverá lo que ha dado en definir como Biblioteca Básica de Autores y Cronistas de la Ciudad de México, desde José Joaquín Fernández de Lizardi, hasta Carlos Monsiváis para, de esta manera, impulsar la lectura y la escritura.

Asimismo, Del Real ha manifestado un NO rotundo a la burocracia, pero, de lo que poco ha hablado es del combate a la corrupción, punto nodal en el discurso del AMLO. Un combate que nos parece esencial para sanar uno de los males capitales de la burocracia en el ámbito cultural local; corrupción que ha incurrido también en defenestraciones, discriminaciones y relegaciones en contra de los creadores independientes y de la crítica misma, atentando en contra de la libertad de expresión y el derecho a la cultura —y al trabajo—, derechos por los cuales Suárez del Real habrá de trabajar e imponerse incluso como Secretario de Cultura de la CDMX.

El combate a la corrupción y el saneamiento de las estructuras y diferentes áreas de la Secretaría de Cultura de la CDMX tendrá que ser uno de los puntos más importantes, decisivos e impostergables de la administarción de Suárez del Real para que su loable proyecto cultural no acarree lastres del pasado. Cuenta hoy con la voluntad expresa del actual Secretario Eduardo Vázquez Martín (que ha realizado una enriquecedora labor al frente de la institución) para llevar a cabo una congruente y sólida transición que no deje de lado la lucha anti-corrupción.

Por lo tanto, estamos ciertos que José Alfonso Suárez del Real siendo un hombre honesto, cuya larga y ejemplar trayectoria lo avala como el indicado para reconstruir, sanar y dignificar la vida cultural del pueblo y sus creadores, lo hará de la mejor manera, desde una política no excluyente y conciliatoria, desde el cambio profundo y la religación de nuestras más hondas raigambres culturales.