El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha anunciado que propondrá finalmente la supresión del cambio de hora en la Unión Europea. En una encuesta no vinculante en la que participaron casi cinco millones de ciudadanos europeos, un abrumador 80% votó a favor de eliminar el cambio horario y ahora Bruselas se plantea permanecer en el horario de verano.

“Vamos a decidirlo hoy” en el seno del Ejecutivo europeo, ha declarado Juncker a la cadena de televisión alemana ZDF. “La gente lo quiere y lo haremos” pues, según ha indicado el luxemburgués, lo que no tiene sentido es preguntar a los ciudadanos qué es lo que piensan y después no tenerlo en cuenta.

La Comisión Europea puso en marcha este cuestionario en julio. Los encuestados tenían que elegir entre abolir el cambio de hora en verano e invierno o no. Y de hacerlo, cuál debía prevalecer. Al menos 4,6 millones de personas participaron en el sondeo, el más participativo de la historia. Aunque Bruselas no ha hecho público aún el resultado, el diario alemán Westfalen Post, filtró que un 80% optó por suprimir el sistema de cambios horarios y prefirió que la hora permaneciese inalterable todo el año.

Los miembros de la UE, como marcan las leyes comunitarias, están obligados a adelantar una hora los relojes el último domingo de marzo y retrasarla el último domingo de octubre. El objetivo de esta medida es adaptarse a la evolución de la luz diurna y aprovechar al máximo su disponibilidad. Entre los argumentos -ahora en duda- para defender esta propuesta se encontraban el ahorro de energía, una mayor seguridad vial, contar con más tiempo para el ocio antes de que se haga de noche o simplemente la equiparación con los países vecinos y principales socios comerciales.

Si definitivamente se pone fin al cambio de hora obligatorio, cada país podrá elegir su propia zona horaria, aunque Bruselas confía en que los Veintiocho lleguen a un acuerdo común y no vayan por la vía unilateral.

No obstante, la realidad es que si se establece el horario de verano de forma permanente, la península seguiría teniendo un huso horario que no le corresponde. De hecho, lo razonable sería que nuestros relojes estuviesen sincronizados con los de Portugal, Inglaterra o las islas Canarias.

En caso contrario, toda España -excepto Canarias, donde hay una hora menos- tendrá la Hora Europea Central -la correspondiente a Berlín- en lugar de la Occidental -la de Londres-, lo que implica una hora de adelanto con respecto al sol en invierno y dos en verano, como promedio. De forma que Galicia -como ya sucede- tendrá la misma hora que Polonia, que está a 3.200 kilómetros de distancia, pero una hora más que Oporto, a solo 150 kilómetros.