Por primera vez, el Consejo Universitario a nombre de la UNAM, toma posición frente a los problemas nacionales

 

 

Por Elena Poniatowska*

 

[su_dropcap style=”flat” size=”5″]E[/su_dropcap]l día jueves 15 de agosto de 1968 en una sesión extraordinaria del Consejo Universitario, el doctor Ricardo Guerra ganó una batalla. Entre los puntos del pliego de peticiones que los estudiantes presentaron estaba la libertad de los presos políticos. Algunos de los Consejos Universitarios quisieron eliminarlo. Ricardo Guerra se opuso y fue tan convincente su arenga que no tuvieron más remedio que plegarse ante la realidad.

–¿Por qué quiso usted, doctor, que se apoyara lo de los presos políticos? ¿Qué tiene eso que ver con la Universidad?

En realidad creo que ese punto de las peticiones estudiantiles al igual que los otros cinco son la expresión de los anhelos de justicia de grandes sectores de la UNAM, tanto de maestros como de estudiantes. Creo que en este caso e independientemente de mi posición personal, era obligación de los consejeros y del Consejo Universitario en su carácter de órgano representativo de la UNAM, el tomar posición clara y definida a favor de estas peticiones.

–Pero, ¿cuál es la relación de los presos políticos con la UNAM?

Creo que la Declaración del Consejo Universitario muestra claramente que el sentido mismo de la Universidad no puede estar desligado del orden jurídico del país. La libertad de pensamiento y de presión que es esencial a la UNAM debe mantenerse en todos los ámbitos de la vida nacional para la UNAM misma pueda cumplir sus funciones.

–Pero, ¿están ustedes pisando un terreno que les corresponde o están yendo mucho más allá de sus límites?

En la Declaración del Consejo Universitario se distinguen muy claramente entre lo que son las demandas estrictamente universitarias que afectan directamente a la institución y aquellos en las cuales el Consejo apoya las ideas de los grandes sectores de la UNAM y de otros centros de enseñanza superior del país. Por otra parte, como decíamos antes, la UNAM no puede funcionar o vivir al margen del país y debe tomar posición frente a todo aquello que altere o quebrante el orden democrático y constitucional.

–¿Por qué entonces no se opone la UNAM sistemáticamente a todas las injusticias y a toda la corrupción que hay en la República?

Aquí habría que distinguir la posición que puede asumir todo universitario y que nos parece legítima independientemente de su ideología, de la posición del Consejo Universitario. En este caso, el grupo de consejeros que propusimos los puntos fundamentales que sirvieron de base a la declaración del Consejo nos preocupamos ante todo por presentar tanto las demandas estrictamente institucionales como las de los profesores y estudiantes surgidas de este conflicto.

ESPALDARAZO DEL CONSEJO UNIVERSITARIO A LOS ESTUDIANTES

–¿Y cómo han recibido los estudiantes el espaldarazo y el apoyo que les dio el Consejo Universitario?

Pienso que en general tanto la coalición de profesores como los comités estudiantiles de huelga tomaron primero con cierta desconfianza el que el Consejo Universitario interviniera en esto ya que pensaban o creían que se trataba de perjudicar en algún sentido al movimiento, pero creo que las cosas afortunadamente se han aclarado. El papel del Consejo Universitario no puede ser de ninguna manera el adherirse o no a un movimiento. El papel del Consejo ha sido el de expresar el punto de vista de la UNAM frente a estos problemas. De ahí que se diga con toda claridad lo siguiente: “El Consejo Universitario manifiesta su apoyo a las demandas que han planteado amplios sectores, organismos, comités y coaliciones de la comunidad universitaria y de otros centros de educación superior, sin que por esto se constituya en intermediario o gestor, ni trate de suplantar a ninguno de aquéllos”. Inclusive en la sesión extraordinaria del Consejo, esto quedó bien claro para los consejos-estudiantes, cuando dije: “El Consejo Universitario no tiene por qué entrar en conflicto en lo más mínimo con la lucha estudiantil o con la lucha de los Comités de Huelga”.

–Pero, ¿qué pasará si el gobierno sólo quiere dialogar con el Consejo Universitario? ¿No estarán entonces ustedes suplantando el lugar que reclaman los jóvenes?

Primero, nosotros no podemos saber qué es lo que hará el gobierno, segundo, este no es un problema del Consejo Universitario sino del Comité Nacional de Huelga. Si el Comité Nacional de Huelga queda satisfecho por lo que haga o diga el gobierno, tomará las actitudes convenientes, y como ya decíamos antes, el Consejo Universitario ni suplantar a nadie.

HASTA AHORA SABEMOS QUE EXISTE UN CONSEJO UNIVERSITARIO

–Bueno, pero ¿qué diablos es el Consejo Universitario? ¿Quiénes lo integran? ¿Por qué de pronto –y como en el caso del Coyote Emplumado–, todos se enteran de que existe y de que vale la pena?

El Consejo Universitario es la autoridad legislativa y representativo de la UNAM y se integra de la siguiente manera: los directores de las facultades, escuelas e institutos; un profesor elegido por los profesores de cada una de las facultades y escuela elegido por los mismos estudiantes; dos representantes de los empleados de la UNAM elegidos por ellos, y el rector y el secretario general de la UNAM que son presidente y secretario del Consejo. El Consejo funciona tanto en pleno como por medio de comisiones que presentan sus dictámenes en las sesiones ordinarias. En ocasiones especiales como la del jueves 15, puede convocarse a sesiones extraordinarias. Esta última la convocó el rector a petición de un grupo de consejeros.

–¿Quiénes?

Un grupo numeroso. Recuerdo de momento a los que nos encargamos de redactar el proyecto que sirvió de base para la declaración oficial del Consejo Universitario: Alfredo Adam Adam (Consejero-estudiante de la Facultad de Comercio), Víctor Flores Olea (Consejero-profesor de la Facultad de Ciencias Políticas), Ricardo Guerra Tejada (consejero-profesor de la Facultad de Filosofía y Letras), María Josefina Patricia Morales (Consejero-estudiante de Ciencias Políticas), Gustavo Romero Kolbeck (Consejero-Profesor de Economía), Roberto Suárez Arguello (Consejero-estudiante de Filosofía y Letras). En la sesión del 15, el Consejo Universitario discutió este proyecto y aprobó los puntos básicos y designó una Comisión de 21 miembros en la que participamos los ya mencionados, siete directores de facultades, otros Consejeros-estudiantes y los representantes de los empleados. Esta Comisión es la que ha elaborado la declaración pública del Consejo Universitario.

¿INGENUIDAD VS. GRANADEROS?

-Pero ¿no resulta ingenuo pedir la destitución del cuerpo de granaderos y del jefe de la Policía Cueto, y de Mendiolea –aunque sean ellos los inmediatamente responsables-, si después se puede formar otro cuerpo policíaco represivo, igual al de los granaderos, sólo que con otro nombre?

Por eso, para el Consejo Universitario lo importante es señalar como lo hacemos en el punto 3 de la declaración, el que se determinen, primero “las responsabilidades de las autoridades y se apliquen las sanciones correspondientes”, pero además y como se señala en el punto 4 “la sujeción de las funciones de las fuerzas públicas a los lineamientos de la Constitución Federal, la supresión de los cuerpos policiacos represivos y la derogación de los artículos relativos al llamado delito de disolución social”. El fundamento de lo anterior evidentemente lo encontramos en la demanda de que se respeten las garantías individuales y sociales que consagra la Constitución de la República.

¿Y EL MIEDO? 

—Ustedes, los maestros, los adultos, ¿a quienes le tienen miedo a los estudiantes o al gobierno? ¿Se encuentran ustedes entre la espada y la pared?

—Como consejero y representante de los profesores de la Facultad de Filosofía, considero que no hay la menor razón para tener miedo a los estudiantes. Independientemente de que la coalición de profesores participe en el movimiento, tanto en el Consejo como en las Asambleas de la Facultad, hemos defendido siempre la necesidad del diálogo con los estudiantes y los hemos apoyado en todo lo que nos ha parecido justo. Por otra parte, yo estoy convencido de que en ningún momento se ha planteado un conflicto sino entre estudiantes y maestros. Claro que esto no es general. Hay “maestros” que no han entendido la necesidad del diálogo y mucho menos entienden los puntos de vista y las preocupaciones legítimas.

—¿Y el gobierno?

En relación con el gobierno, no puede hablarse del miedo en la medida en que el gobierno aplique el respete el orden jurídico constitucional del país. Pero sí protestaremos siempre que nos parezca que algunas autoridades violan la Constitución de la República,  y esto debe ir más allá  de cualquier sentimiento o consideración de tipo personal o subjetivo.

—Pero hasta ahora había imperado el miedo a la apatía puesto que muy pocos  levantaban la voz en contra de las injusticias y muy pocos demostraban tener capacidad de indignación. Vallejo tiene diez años de estar en la cárcel y entre tanto ha sucedido el asesinato de Jaramillo, la matanza de los obreros, la Universidad de Sonora invadida por el ejército, la de Morelia, etc… Y ninguno dijo: “Esa boca es mía”…

—Creo que en esto intervienen mucho un problema de información periodística. En casi todos los casos mencionados ha habido siempre protestas intelectuales, artistas, universitarios y amplios sectores de la vida nacional pero casi siempre han sido ocultados o menospreciados por la prensa nacional. Por ejemplo, en el conflicto universitario, la reacción de estudiantes, profesores y autoridades fue unánime desde el primer momento y es evidente que esa reacción fue silenciada. Ha sido necesario que se realicen grandes manifestaciones en perfecto orden y con la participación de profesores y autoridades en algunos casos, el que la UNAM misma a través del Consejo Universitario hiciera declaraciones para que empiece a modificarse esa actitud de los órganos informativos y de opinión pública.

LA UNAM NO TRATA DE DEFENDER UNA EXTRATERRITORIALIDAD

—Pero, ¿qué la autonomía de la Universidad abarca todo el D.F. y esto—como lo han dicho algunos editorialistas—, autoriza a los estudiantes para que hagan lo que les dé su gana? Concretamente se ha dicho que los estudiantes se escudan en la autonomía para cometer barbaridad y media y aunque eso es falso, quisiéramos que diera usted su opinión…

Esto se ha contestado ya con toda amplitud. Nosotros entendemos que por autonomía lo que señala la ley orgánica de la UNAM, lo que ha expresado en nombre del Consejo Universitario el rector de la UNAM en noviembre de 1966; en pocas palabras, la plena libertad de enseñanza, de investigación  y de expresión en el respeto a todas las ideologías y maneras de pensar. Es evidente que no se trata de defender una extraterritorialidad o la realización de delitos del orden común.

EL CONTRASTE ENTRE LA ACTITUD DE BARROS SIERRA Y LA DE MASSIEU 

—¿Y por qué hay tanto contraste entre la actitud del rector de la UNAM, Javier Barros Sierra y la del director del POLI, Guillermo Massieu?

Creo que independientemente de consideraciones de tipo personal se muestra aquí con claridad algo que para nosotros es esencial, la autonomía de la Universidad, lo cual significa que además de la libertad de enseñar, investigar y difundir la cultura, la UNAM tiene el derecho a autodeterminarse tanto en lo que se refiere a los problemas académicos, administrativos y políticos internos como en lo relativo a su posición frente a la vida del país. La UNAM como tal no puede participar en política militante o partidista pero sí puede y debe ser la expresión de la libertad tal y como lo establece la Constitución del país.

—Pero esto es en teoría. ¿Cómo funciona en la práctica?

No hay que olvidar que la UNAM es un organismo descentralizado y que sus autoridades son nombradas por la propia UNAM.

—Pero al rector, ¿quién lo nombra?

Al rector lo nombra la Junta de Gobierno. Pero además y en relación con la pregunta anterior creo que es misión de la UNAM así como de las más altas autoridades del país y del Presidente de la República, el hacer que la teoría se haga práctica y el que la Constitución del país y el orden jurídico sean la realidad concreta en la que vivimos y no meras abstracciones.

—Pero, ¿ser rector es un puesto político? ¿No tiene el rector acuerdos periódicos con el Presidente de la República?

No habría que olvidar y los acontecimientos lo han estado demostrando, que la universidad es autónoma y que por lo tanto los estudiantes, los profesores y las autoridades universitarias pueden y deben mantener esta libertad en todos los niveles, morales, intelectuales, etc.

LA UNAM, ¿UN TRAMPOLÍN POLÍTICO?

—Sin embargo, doctor, la prueba de que la política impera es el hecho de que muchos profesores universitarios aspiran o al menos aspiraban a destacarse en el PRI y muchos estudiantes también. Se ha dicho no sé cuantas veces que la UNAM es un trampolín político y que más que pensadores se forman ahí jilgueros…

Creo que señalas uno de los problemas graves de la  UNAM. En los últimos años se ha logrado aumentar el número de profesores, investigadores dedicados totalmente a la enseñanza. Esto es esencial. Desgraciadamente hay limitaciones de muchos tipos pero sobre todo presupuestales. La UNAM no puede ni debe ser trampolín político pero la formación de los estudiantes en los principios de la liberta debe asegurar su participación en la vida política del país, en los partidos políticos que ellos libremente escojan.

—Pero, ¿qué entre las preocupaciones de los jóvenes no hay algunas apara conseguir mejores laboratorios, planes de estudio, reformas académicas, en fin, un interés básico en sus estudios?

Yo creo que evidentemente las hay y se han manifestado en múltiples ocasiones, pero es natural que en este conflicto se hable de las más inmediatas. Las de tipo académico ya se han tomado y se tomarán en cuenta en los Consejos Técnicos de cada escuela y en el mismo Consejo Universitario.

—¿Es cierto que los lideres estudiantiles se cuentan entre los peores alumnos?

Creo que esto ocurre en ocasiones y sobre todo entre los que no son auténticos lideres estudiantiles sino instrumentos de políticos o de gente extraña a la UNAM (los llamados pistoleros) pero yo creo que la mayoría de los lideres auténticos son buenos estudiantes.

LOS COMUNISTAS, CHIVOS EXPIATORIOS 

—Finalmente, doctor, como siempre los culpables del conflicto son los comunistas. En los días que siguieron a la manifestación se encarceló a muchos ciudadanos que han expresado ideas progresistas. Incluso, un Consejero estudiante de la Facultad de Derecho, Arturo Sama está preso… ¿Qué actitud o qué opinión tiene usted al respecto?

Creo que para todos es evidente la razón de lo anterior. Pero mi posición y la del Consejo Universitario es perfectamente clara: demandamos la libertad de los ciudadanos presos por motivos políticos e ideológicos. Consideramos que es esencial para la vida jurídica y política del país el pleno ejercicio de la libertad en los diferentes organismos políticos: lo mismo se trate del PRI  que del PPS que del PAN o del Partido Comunista o de cualquier otro organismo. Quizá esto aclare por qué la UNAM toma posición pues su esencia es la afirmación de la libertad y el respeto a todas las posiciones ideológicas y políticas.

* Texto publicado el 4 de septiembre de 1968, en la revista Siempre! Número 793.