Luigi Amara, Diego Rabasa, Óscar Benassini y Guillermo Núñez son nombres conocidos en el mundo editorial mexicano, debido a su trabajos como escritores, editores y críticos en proyectos editoriales como Sexto Piso, Tumbona o la revista La Tempestad. Ahora emprenden una nueva travesía llena de libros: echar a andar y mantener una librería de viejo con características únicas.
Se trata de La Murciélaga, cuyo catálogo especializado en literatura ha sido cuidadosamente seleccionado por sus dueños con el fin de celebrar el placer de leer, pero también de ofrecer un panorama mucho más amplio del que suele haber en una librería convencional.
Además, esta pequeña librería, ubicada en la colonia Narvarte de la Ciudad de México, ofrece entre sus ejemplares tesoros para los bibliófilos: libros raros, primeras ediciones y ejemplares inconseguibles. Por si eso fuera poco, alistan en su interior un lugar destinado a reuniones literarias, talleres y clubes de lectura.
Platicamos con Luigi Amara, escritor de Los disidentes del universo y Nu(n)ca, entre otros, y uno de los fundadores de La Murciélaga para conocer más acerca de este rincón para los bibliófilos.
-¿Cuál es la diferencia entre La Murciélaga y otras librerías?
En primer lugar se trata de una librería de viejo, de ocasión, de lance. No vendemos libros que sean novedad. Un poco la apuesta es hacer un contrapunto con ese mundo hipermercantilizado de las librerías, y ofrecer libros de otra época, con una selección. Hay muchas librerías de viejo en la ciudad y quizá lo que nos distinguiría de otras es que queremos que esto sea no sólo una librería sino una suerte de enclave cultural donde pasen otras cosas, donde haya talleres, clubes de lectura, otras cosas que ya empiezan a suceder.
-¿Cómo seleccionan el catálogo de libros?
Contribuye mucho el azar en el catálogo de una librería de viejo, pero decidimos que estuviera enfocado a ciertas áreas, que no estuviera abierto a todos los libros sino que se especializara en libros de literatura, poesía, ensayo, arte, filosofía. También hay una sección de libros de erotismo, de ciencia ficción, de novela negra. Intentamos que haya, por un lado, libros clásicos; digamos que si llegas buscando a Kafka encuentres libros de Kafka, pero también que haya suficientes rarezas, rescates, que haya un panorama mucho más amplio del que suele haber en una librería convencional.
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— Murciélaga Librería (@LibreMurcielaga) 22 de agosto de 2018
-¿En tu caso, cómo nació el amor por los libros?
Pues no lo sé bien, es difícil saber cuando surge algo, sobre todo porque está allí en la infancia, en momentos en que uno ni siquiera se acuerda, pero lo que sí puedo decir es que en mi casa mis padres tenían muchos libros. Recuerdo que los libros eran no sólo parte del paisaje cotidiano sino objetos familiares con los que incluso jugábamos mis hermanos y yo. Por ejemplo, hacíamos castillos con los libros para jugar guerritas. Objetos con los que siempre estábamos rodeados y puede ser que de esa convivencia cotidiana haya surgido el aprecio frente a ellos. En otras circunstancias podrían estar en un lugar lejano, como recubiertos de un aura de deber o de responsabilidad o de tarea, pero en mi caso fue esa aproximación directa lo que me hizo apreciarlos.
-¿Cuáles fueron los primeros grandes libros que tuviste?
Me acuerdo muy bien del primer libro que compré con mi propio dinero, fue La conjura de los necios, de John Kennedy Toole, un autor completamente raro y despreciado en Estados Unidos. Ya después, hablando de libros raros, primeras ediciones y difíciles de conseguir, el primer libro que recuerdo que busqué hasta el cansancio, hasta encontrarlo, fue la primera edición en español del libro que hizo Gombrowicz en Argentina con una traducción colectiva delirante con Virgilio Piñera y más de su novela Ferdydurke. Es el libro que recuerdo que busqué siendo más o menos adolescente hasta el cansancio.
-¿Ejemplos de libros raros que tengan en la librería?
Tenemos por ejemplo, varios libros de los estridentistas, primeras ediciones. También la primera edición de Muerte sin fin de José Gorostiza, que es difícil de conseguir; las primeras ediciones de algunos de los libros de poesía más importantes de Alejandra Pizarnik; primeras ediciones de Georges Perec, de Samuel Beckett, etcétera.
Si buscan primeras ediciones del otro otro Borges (no de a quien le ocurrían las cosas, sino del otro), acá tenemos algunas accesibles. pic.twitter.com/DKE7f9BXzb
— Murciélaga Librería (@LibreMurcielaga) 24 de agosto de 2018
-¿Quiénes son los escritores raros mexicanos?
Se ha discutido mucho eso. Creo que los raros sin discusión son Francisco Tario y Pedro F. Miret, pero también recomendaría a quien los busque a Amparo Dávila y a Luis Ignacio Helguera, raros no canónicos, pero que desde mi punto de vista vale mucho la pena leer y de quienes tenemos uno que otro ejemplar.
-Si alguien viniera sin saber mucho de libros, ¿qué le recomendarías llevarse?
Viene mucha gente así, preguntando por algún libro, pero siempre hay que indagar qué le gusta, qué tipo de cosa anda buscando, porque así en abstracto es muy difícil. Ya en función de lo que te dicen hacemos recomendaciones. Por ejemplo, cuando alguien viene de otro país y quiere leer algún autor mexicano que no sea Octavio Paz o Juan Rulfo, yo suelo recomendar, porque me parece infalible, que lean a Jorge Ibargüengoitia, porque siento que no los va a decepcionar y que les va a dar una imagen socarrona, sarcástica, ácida, del país que están visitando.
-¿Están tus libros en La Murciélaga?
Alguno que otro, pero los libros míos que están aquí llegaron por la ruta del libro viejo, en una caja o algo así.
-¿Son costosos los libros o cualquiera puede venir y llevarse un buen ejemplar?
Hay todo tipo de libros, desde 500 pesos hasta libros de 50 mil. Hay un amplio espectro. Depende del tipo de libros que se trate, pero intentamos que los libros normales, que no son una rareza sean accesibles, de 150 pesos en promedio, para que también sea un lugar vivo y no una librería anticuaria de puras joyas inencontrables.
Nos gusta que sea un lugar donde un lector cualquiera pueda encontrar algo que estaba buscando o algo que no se imaginaba.
Akutagawa: Una puerta inmejorable a la literatura japonesa. (Y esa capa verde podría ser un ala de murciélago). pic.twitter.com/P0k6A9ogGY
— Murciélaga Librería (@LibreMurcielaga) 21 de agosto de 2018
-¿Es redituable vender libros en México fuera de los grandes corporativos?
Lo vamos a averiguar, llevamos apenas dos meses de haber abierto, esperamos que sí.
-¿Cómo serán los talleres que piensan ofrecer?
Queremos inaugurar en septiembre talleres de escritura, pero también nos han propuesto, por ejemplo, un taller de cuidado y restauración de libros. En principio está abierto para cualquier propuesta. Un poco la idea es que sea, en comparación con otros espacios donde se dan talleres, un lugar accesible. Que no cueste mucho. Básicamente que todo o gran parte del beneficio sea para el tallerista. No como otros centros que se la dejan ir. Y pensamos que la persona que viene a un taller no necesariamente tiene los medios para pagar un curso muy oneroso.
-¿Por qué escogieron el nombre de La Murciélaga?
En primer lugar por como suena. Por la idea de una especie del nahual de la librería. También porque es el único animal, que sepamos, que cuida los libros. En la biblioteca nacional de Portugal dejan entrar en las noches a los murciélagos para que se coma la polilla. Tapan los libreros con cuero para cuidarlos del guano, pero dejan que entren. Es una tradición de siglos. Nos pareció que a diferencia del ratón de biblioteca, que en realidad daña a los libros y se los come, el murciélago es un aliado, un cómplice de los libros. Después, ya cuando habíamos decidido ponerle el nombre, nos enteramos de que en El Volador, la zona donde había puestos de libros viejos en los años 20, allá por el Zócalo, se puso un puesto de libros estridentistas que se llamaba El Murciélago, y eso hace que La Murciélaga sea como una tataranieta de aquel puesto ambulante. Nos gustó que hubiera esa tradición con el nombre murcielaguil y la librerías de viejo.
Me visitó mi amiga @ambliopia. Vino a seleccionar libros para montar la nueva mesa del #libreroinvitado. ¡Pero está cubriendo las portadas con tapas enigmáticas! pic.twitter.com/tMdDHqssX5
— Murciélaga Librería (@LibreMurcielaga) 8 de agosto de 2018