A un mes de los comicios, lejos de disminuir la ansiedad por los cambios que se anunciaron como banderas de campaña del partido ganador de los comicios, las declaraciones diarias anunciando los nombres de quienes ocuparían los puestos del gabinete legal y ampliado, así como algunas acciones de gobierno, han tenido en permanente zozobra a buena parte de la sociedad. Algunos prosiguen la juerga de alegría por la amplia victoria y poco reparan en la trascendencia y efectos inmediatos y a largo plazo de los planes del nuevo gobierno.

La democracia es así, y todos debemos respetar los resultados. A nadie en su sano juicio le gustaría que al nuevo régimen le vaya mal, porque le iría mal a México. Lo anterior no implica que no se analicen, estudien, reflexione y critiquen las medidas anunciadas, las cuales en general se observan positivas, aunque se duda de la viabilidad de su instrumentación por lo menos al corto plazo. Esto en cuanto al Poder Ejecutivo.

En una república como la nuestra, es importante la existencia de contrapesos constitucionales para evitar el poder absoluto o la preeminencia del presidente, y para ello, las últimas cuatro décadas hemos venido acotando el absolutismo presidencial que caracterizo al sistema de partido casi único. Hoy tenemos un escenario distinto. El presidente de la republica que asumirá el cargo el próximo 1 de diciembre dispondrá de mayoría en ambas cámaras, mayoría relativa, no absoluta, pero mayoría al fin, lo cual le permitirá gobernar con comodidad, pero, a la vez, no tendrá a mano la excusa de un Poder Legislativo poco participativo o incluso contrario. Y vueltas que da la vida, algunos de los actores del conflicto de 1997, cuando por primera vez el partido del presidente perdió la mayoría legislativa, hoy regresan al escenario a instalar un Congreso donde las mayorías legislativas militan en el mismo partido del presidente.

Ahora correrá otro largo mes, en el cual, poco a poco, se volverá la vista a los temas relativos a la instalación y conformación de ambas cámaras y a la sesión de Congreso General. Hay que recordar que para instalar la legislatura se requiere integrar una Mesa de Decanos, la cual preside el legislador con mayor antigüedad en la responsabilidad legislativa, en caso de antigüedades iguales, quien hubiera integrado más legislaturas y finalmente, de persistir la igualdad, quien sea de mayor edad Y volveremos a ver caras conocidas. Posteriormente se declararán formalmente instaladas ambas cámaras, los legisladores electos protestaran el cargo y elegirán las respectivas mesas directivas, que en razón de la mayoría de que goza Morena no tendrá dificultades para imponer su planilla.

El 1 de septiembre se celebrará la sesión de Congreso General, se recibirá el último Informe del presidente Peña Nieto, acto de rendición de cuentas del mandato constitucional, que perdió su esencia republicana, e iniciar formalmente una nueva legislatura que será histórica, o quizás veamos el parto de los montes. Por lo pronto, tendrá que procesar la Ley de Ingresos 2019 y el Presupuesto de Egresos 2019. Y para hacer realidad lo prometido: modificar la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal.

Adicionalmente, tendrán que discutirse otros temas que se incluyan en la agenda legislativa por las diferentes bancadas, señaladamente por la mayoritaria, por lo que se vuelve importante la integración de comisiones, en especial las de puntos constitucionales, hacienda, presupuesto y en general todas, aunque se habla ya de disminuir su número. En coincidencia con muchos, formulo votos por que esta legislatura esté a la altura de los tiempos de cambios que requiere México.