A siete meses de que Reino Unido se retire de la Unión Europea, las cosas todavía no parecen claras para la élite política británica. La primer ministro Theresa May se encuentra cada vez más en un camino que podría llevarla al barranco o a emprender un vuelo que la elevaría como un ser histórico. Pero si siete meses parecen corto, lo es aún más de aquí a octubre, cuando deberá tener listo un acuerdo de transición que posibilite el retiro ordenado del bloque europeo, de lo contrario se creará un hoyo negro que podría tragarse la relación política bilateral.

Las cosas ya no están tanto en favor de su administración. Enfrente tiene ahora a los eurocépticos conservadores, los organismos que también odian al europeísmo y hasta la confrontación que el mismo ex líder del partido nacionalista UKIP, Nigel Farage, ha iniciado por la tardanza que ha costado la salida británica.

“Durante meses hemos escuchado que los votantes que respaldaron la salida del Reino Unido de la Unión Europea no sabían lo que habían votado. De ese modo sugerían que se trataba de votantes estúpidos y que debían aceptar el criterio de sus superiores”, dijo Farage en un artículo publicado en el diario conservador The Daily Telegraph. “Ya nos hemos cansado de sus engaños, mentiras y traiciones. Ha llegado el momento de darles una lección, una que no olviden jamás”.

De hecho, el líder conservador se refirió a May como “Theresa la Apaciguadora”, en un remedo del término que Churchill utilizó para referirse a Chamberlain cuando pretendió negociar la paz con Hitler.

Al respecto, el recuerdo de los tiempos de guerra resurgieron, esta vez con clara alusión al sistema de integración europeo. Farage mostró un denodado apoyo al Brexit y a su consigna Leave Means Leave (Salir significa salir), el cual es promovido por los empresarios Richard Tice y John Longworth.

“Estamos luchando una nueva batalla en defensa de Gran Bretaña”- tienen intención de inundar de publicidad los medios del Reino Unido durante las próximas semanas en contra del plan de May y convocar actos de protesta.

May lidia con dos frentes, el cerrar las negociaciones sin un pacto con la Unión Europea y la campaña para debilitarla surgida de los eurocépticos que parecen retomar con más fuerzas la retirada del bloque y que consideran que cualquier intento de ceder a los eurocéntricos sería como un avasallaje.

La encrucijada es clara: Una salida ordenada de la Unión Europea o un retiro drástico y sin más negociaciones.

Aunque está última posición parece cobrar mayor importancia y apoyo, la primera opción tampoco parece ser relegada del todo, al menos así lo piensa el ministro de Relaciones Internacionales, Jeremy Hunt, quien se mostró en una entrevista con la cadena de televisión ITV contra un Brexit no negociado, al considerar que “sería un error estratégico que lamentaríamos durante generaciones”.

Las pedradas le llovieron después de eso al grado que tuvo casi de que recular diciendo que por error se refería a los negociadores de Bruselas.

Pero mientras unos dicen que hay que salir abruptamente y otros negociando con el megabloque de enfrente, Reino Unido luce más desunido.