Alberto Solián (Camacho, San Ignacio, Sinaloa, 1964), actor, director, productor y promotor escénico, hombre de teatro por los cuatro costados que ha realizado una notable y ya vasta trayectoria a través del teatro independiente, incursiona en la dramaturgia con Sin Norte/Norteados. Homenaje a la amistad, obra que va explorando, pulimentando y concretando, al mismo tiempo en que dirige el montaje. Heredero del legado de Oscar Liera con quien se inició, y fundador del ya histórico grupo tatuas, así como de la Compañía Teatro Sin Espacio de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Solián nos interna con este …Homenaje a la amistad, en la leyenda de dos creadores populares del norte de la República Mexicana: Cornelio Reyna (Parras de la Fuente, Coahuila, 1940 – Ciudad de México, 1997) y Ramón Ayala (Monterrey, Nuevo León, 1945) ambos cantores y compositores de un amplio repertorio de música popular (ranchera y norteña) que irían creando juntos desde que se conocieron en la juventud, hasta que el destino les fue marcando caminos deferentes.

De eso se trata Sin Norte… de Solián, de llevar a escena a estos emblemáticos personajes del canto regional y la industria discográfica. Pero más allá de esto, que es anécdota, Solián arma un intenso drama sobre los encuentros y desencuentros de la amistad. Un drama que incluso utiliza a un personaje “Dios” que en un principio parecería ser el deux ex machina del teatro griego, y que a la postre reactivará los encuentros/desencuentros entre Ayala y Reyna en una cantina que es también un reducto sórdido, un infierno donde la algarabía no podrá vencer la oscuridad de las almas en pena que ahí deambulan.

Hace poco, yendo en un viaje en taxi, me llamó la atención alguna canción que tocaba en el camino, pregunté al taxista qué grupo cantaba, me dijo que Los Relámpagos del Norte. Le comenté que tocaban muy bien, que era muy buena música, cosa que sirvió para que el taxista me refiriera a grandes rasgos, pero con gran pasión, y al parecer con gran conocimiento de causa, la historia de Cornelio Reyna y Ramón Ayala, sus inicios y su separación al convertirse Cornelio Reyna en solista de gran renombre y exitoso actor cinematográfico, y Ayala en el alma de Los Relámpagos del Norte. Esto me ha sorprendido doblemente ahora que leo la obra de Alberto Solián, confirmando que las leyendas artísticas de nuestro pueblo tienen una existencia y una vigencia arrolladoras cuando se gestan en la vida misma y frente al reto de la muerte.

Dice un parlamento escrito por Solián: “cornelio: Sólo se necesita un instante para que todo se termine, o ya no comience ni termine nunca. Se vive con la vida en un hilo […] la vida está en alto riesgo, sólo que no lo queremos entender”. Pero, ¿qué separó a los grandes amigos Cornelio Reyna y Ramón Ayala, cada cual por su parte tocados por caracteres disímbolos y talentos espléndidos? Solían lo revela: el amor de una mujer, de la misma mujer que aquí Solián presenta como un ente hermafrodita que lleva un nombre como tal CarmelaRafael (haciendo un guiño al clásico dueto romántico de Carmela Rey y Rafael Vázquez, Carmela y Rafael, o quizás a algún enigmático travesti que diera cuerpo a lo ilusorio del amor apasionado de ambos cantantes). Cornelio y Rubén se disputan el amor de la misma… ¿mujer? Ayala es el ganón. Aunque CarmelaRafael los amará a ambos. Reyna se entregará a la desgracia del desamor y quizá con ello precipitará su prematuro deceso (vivió 56 años), Ramón Ayala va frisando ahora los 80 y se ha convertido en una figura patriarcal de la música norteña, al tiempo en que Cornelio Reyna es un icono inamovible. No obstante, más que mujer o quimera, este enigmático personaje, CarmelaRafael es, más que nada, la encarnación del Bien y del Mal, que tocó la amistad del los cantautores y la devastó. La destruyó, aun cuando en sus evocaciones Ayala no olvide a su gran amigo.

En este su …Homenaje a la amistad, Alberto Solián pone de manifiesto un agudo sentido del tiempo y el espacio en que transita su propuesta dramatúrgica, con personajes perfectamente enclavados en el subconsciente colectivo, con escenas de lógica transmutación en su intencionalidad de siempre alterar los tiempos cronológicos, como en un laberinto de exploraciones anímicas e, incluso, de reflexión filosófica. El lenguaje empero es popular, diríamos que deliberadamente regionalista, lo cual permite hallar en las encarnaciones de los protagonistas un realismo que por momentos sobrecoge por su veracidad, su honestidad y su hondo sentido humano.

Ágiles diálogos, secuencias concretas y personajes bien delineados hacen de este dramaturgo mexicano, en Sin Norte/Norteados. Homenaje a la amistad, una de las voces más sólidas de la dramaturgia contemporánea mexicana, que además osa proponer un nuevo teatro, en forma o fondo, que religa la raigambre popular de su discurso con una novedosa gama de extrapolaciones formales.

En proceso de ensayos, Sin Norte/Norteados. Homenaje a la amistad de Alberto Solián anuncia ya su estreno en octubre próximo. Estoy seguro de que, amén de ser una experiencia irrenunciable, está destinada a ser un hito en el teatro regional mexicano del siglo XXI.