La ficción y la imagen al conjugarse producen imágenes que van de semblantes de rostros, expresan monólogos y diálogos; reflexiones y conversaciones: historias de vida, descripciones y narraciones de lugares, momentos (dentro de una cronología más o menos determinada). Texto e imagen se integran y conforman y dan lugar a la llamada novela gráfica, cuyo formato representa un nuevo tipo de narración, aunque ya desde mediados del siglo XIX hay referencias de este género concebido por Rodolphe Töpffer (1799-1846), considerado el padre del cómic, dando a los lectores lo que Goethe denomino “ilusión de la realidad”. El escritor, pintor y caricaturista suizo —cuyo Ensayo sobre fisonomía (1845) se conoce como el primer texto teórico sobre el cómic— ha sido valorado por estudiosos como E. H. Gombrich (Arte e ilusión, 1960).

El término novela gráfica no deja de ser ambiguo porque abarca por igual las historietas para adultos que a un formato de publicación: una suerte de álbum en cómic que puede ser una historia extensa de un solo autor con elementos literarios que se proyectan en viñetas. Por tradición el cómic se relacionó con obras infantiles y juveniles; es desde los años setenta del siglo pasado que se le define como historias para adultos. La trilogía El contrato de Dios (1978) de Will Eisner (1917-2005) se considera la primera novela gráfica.

Los lectores adultos poco a poco fueron valorando la novela gráfica, que abarca todo tipo de géneros, se conocen no pocas adaptaciones al cómic de clásicos de la literatura. La importancia del cómic para adultos tuvo una gran proyección a partir de los años noventa con la publicación de Maus. relato de un superviviente (Maus: A Survivor’s Tale) de Art Spiegelman (cómic por entregas entre 1980 y 1991, publicado por el autor y Francoise Mouly en la revista Raw). El protagonista-autor entrevista a su padre en torno a sus experiencias como judío-polaco sobreviviente de la Shoah. Fue el primer cómic en recibir el Premio Pulitzer.

También hay notables muestras biográficas como Anna Frank. La biografía gráfica de Sid Jacobson y Ernie Colón. Egon Schiele. La increíble biografía de un pintor irrepetible de Xavier Coste, o La huella de Lorca de El Torres y Carlos Hernández.

Gabo: memorias de una vida mágica y Rulfo, una vida gráfica son dos ejemplos excepcionales de biografías ilustradas que pueden ser leídas por adultos y jóvenes. El escritor, guionista Óscar Pantoja conjuntamente con el dibujante Felipe Camargo concibieron una biografía de Rulfo realista, en la que están presentes algunos de los tópicos, vueltos mitos en torno a la existencia del escritor jalisciense: las secuelas de la orfandad, el alcoholismo y la sequía escritural a partir de la publicación de Pedro Páramo, si se exceptúa la publicación de El gallo de oro y otros textos para cine (1980) (publicado El gallo de oro a partir de 2010 como una novela corta con estudios introductorios de José Carlos González Boixo y Douglas Weatherford).

La síntesis biográfica se conjuga con una existencia aciaga y una vida interior tortuosa; la mayoría de los biógrafos de Rulfo han destacado estos rasgos y se han convertido, por lo demás, en lugares comunes banalizados, incluso por comentaristas y estudiosos; este puede ser un riesgo e intención fallida más que un desarrollo discurso con fines efectistas para ganar lectores. El texto de Pantoja y los trazos de Camargo, quienes consultaron fuentes prestigiadas y apegadas a los hechos, crearon un ambiente lóbrego que puede llegar a ser casi asfixiante, sobre todo en los fondos de las imagen en sepia oscurecidos. Esa atmósfera corresponde, sobre todo, a la vida anímica del autor de la novela mexicana más importantes del siglo XX. Y se despliega en la infancia cuando el niño Juan perdió al padre y a la madre, cuando tenía, respectivamente, seis y diez años de edad.

Pantoja también apunta sobre las ideas encontradas que causó Rulfo; algunos creyeron y repitieron que su obra era simplemente el resultado del golpe de suerte de un escritor poco preparado, poseedor de una genialidad que brotó, dejo dos grandes libros y despareció. Sabemos ahora, a la luz de estudios de su obra —que nunca han cesado de producirse—, investigaciones sobre la república de las letras, así como de las biografías —de una decena de autores— que Rulfo preparó poco a poco la obra que conocemos y que su autor sabía muy bien lo que estaba escribiendo; había porfiado muchos años para lograr la precisión, el estilo, la polisemia en la significación textual, el trazo magistral de los sitios —que en algunos casos, como Luvina y Comala son personajes en sí mismos.

Pantoja y Camargo abordan el tema del alcoholismo en Rulfo con solvencia, no sin riesgos; en ciertos pasajes predomina el dramatismo; ciertamente la presencia de una adicción (que todavía hace treinta años se llamaban vicios) en cualquier persona siempre entraña un drama interior que se puede exteriorizar cuando el deterioro físico es irreversible y cuando se ha perdido la voluntad, al punto de alterar la vida cotidiana y laboral de manera inocultable, dañando el adicto a sus cercanos. Uno de los pasajes más complejos en la vida de Rulfo fue una cura antialcohólica que enfrentó en Sanatorio Floresta, poco antes de ingresar a trabajar en el Instituto Indigenista.

Para quienes conocen la trayectoria de Rulfo, aspectos importantes de su obra, además de haberla leído, esta historia será notable porque nos revela entre líneas y claroscuros los orígenes de Rulfo, su amor perenne a la naturaleza, el hermetismo visible, casi en cualquier circunstancia (aunque amigos suyos como Heraclio Zepeda, hablaba de la bonhomía y dotes de gran conversador de su amigo de Apulco). Tiene presente detalles biográficos casi desconocidos como el ingreso y permanencia fugaz de Rulfo en el colegio militar. Para los no avezados en la vida de Rulfo, esta vida gráfica podrá ser reveladora porque implícitamente se plantea preguntas acerca de los mitos en torno a Rulfo: de manera implícita, deja abierta varias respuestas y, de manera soslayada, nos entrega otras respuestas. La adquisición de esta biografía en librerías es imposible, de vez en vez, se podrá encontrar en alguna feria de libro. Su distribución y venta está prohibida en México.

Esta vida gráfica destaca por la economía de medios escriturales de Pantoja y la fuerza expresivo-anímica (el oscuro del fondo de las imágenes resulta abigarrado y, por momentos, sórdido). Lamentamos que esta biografía no tenga una difusión abierta.

Óscar Pantoja y Felipe Camargo, Rulfo, una vida gráficaBogotá, Rey Naranjo Editores (R+N), 2016.