Por Ángela Pérez
El pasado 11 de agosto falleció en su casa londinense Vidiadhar Surajprasad Naipaul, conocido como V. S. Naipaul. Hacía ochenta y cinco años que vino al mundo un 17 de agosto en la localidad de Chaguanas, cercana a Puerto España, la capital de Trinidad y Tobago. Sus padres, oriundos de la India, emigraron a la isla y se integraron en la comunidad de la casta bráhmana. En su ciudad natal pasó Naipaul su infancia para posteriormente, tras obtener una beca, trasladarse a Inglaterra, donde estudió en la Universidad de Oxford. En Reino Unido consiguió trabajo en la BBC y en otros medios, afincándose en este país. Ya en 1971 recibió prestigioso premio Booker Prize, en 1990 es nombrado caballero de la Orden del Imperio Británico y fue obteniendo doctorados honoris causa por las Universidades de Saint Andrew, Columbia, Cambridge, Londres y Oxford.
En su primera novela, El sanador místico, publicada en 1957, ya aborda la que será la temática preferente de su producción, desarrollada en novelas, libros de viajes y ensayos –acaba de aparecer en español una recopilación de este género bajo el título de El escritor y el mundo-, que se centra en una brillante y detallada exploración del universo colonial y postcolonial, tratándolo en no pocas ocasiones mediante particulares elementos irónicos y satíricos, sin olvidar ciertas claves autobiográficas. Precisamente la Academia sueca, que le otorgó el Premio Nobel de Literatura en 2001, señaló esa condición de analista del colonialismo y sobre todo poscolonialismo, apuntando que unió “la perceptiva narrativa y el control incorruptible en obras que nos obligan a ver la presencia de historias ocultas”.
Una historia oculta, o a veces tergiversada, es la que nos encontramos en Guerrilleros, la última de sus novelas reeditada en español, y sin duda una de las más logradas y representativas. La obra se ambienta en una isla del Caribe, presumiblemente Trinidad, donde asiáticos, africanos, americanos y excolonos británicos conviven en medio de enormes tensiones. Allí se prepara un levantamiento, orquestado por el movimiento la Comuna del Pueblo por la Tierra y la Revolución, que lidera James, Jimmy, Ahmed. Ahmed es un revolucionario, un guerrillero, que busca hacerse con el control y el poder sea como sea, incluyendo naturalmente la violencia, amparándose en una retórica espuria que encandila a “intelectuales” europeos de izquierda, deseosos de apoyar las causas de “liberación” en el Tercer Mundo. Como Roche -en este caso un sudafricano blanco- y su amante, la británica Jane, que llegan a la isla y deberán pagar un alto por su cuando menos ingenuidad.
Naipaul no deja títere con cabeza arremetiendo contra todos los tópicos del buenismo y lo políticamente correcto que se autoacarician con el victimismo demagógico. Publicada originariamente en 1975, hoy sigue teniendo absoluta vigencia cuando las malversaciones populistas están a la orden del día. Guerrilleros despertó la ira de muchos, que acusaron a Naipaul, con su puesta en cuestión de los movimientos guerrilleros tercermundistas, de postrarse a los pies del imperialismo, de ser un reaccionario y un nostálgico del más rancio colonialismo.
Las arremetidas, no obstante, parece que a Naipaul lejos de incomodarle le proporcionaban combustible, pues durante toda su existencia fue un autor polémico. Hasta el punto de que autorizó una biografía, debida a Patrick French –El mundo es así (Duomo)-, en la que no sale precisamente bien parado en su vida personal.