Comentábamos y destacábamos en este mismo espacio, la semana pasada, sobre las circunstancias que vendrían aparejadas una vez que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) le hiciera entrega a Andrés Manuel López Obrador la constancia que lo acreditaba como presidente electo para el periodo 2018-2024 y el arranque de su gestión, que en la agenda está marcado para el 1 de diciembre próximo. Ahora bien, considerando los acontecimientos más recientes que se han registrado en torno a los trabajos de la transición y de la entrega-recepción que involucran a las administraciones saliente y entrante, tenemos que darle una adecuada lectura a todas y cada una de las intervenciones de aquellos que habrán de colaborar (o, mejor dicho, que ya colaboran) en el gabinete lopezobradorista.

Los Foros por la Pacificación y Reconciliación Nacional —con López Obrador a la cabeza, acompañado entre otros de Olga Sánchez Cordero, futura secretaria de Gobernación y Alfonso Durazo Montaño, futuro secretario de Seguridad Pública— ya arrancaron y a casi dos semanas de que fueron puestos en marcha (ya se realizaron en Ciudad Juárez, Chihuahua; Morelia, Michoacán, y Torreón, Coahuila) quienes serán los protagonistas principales del próximo gobierno federal ya recogieron, de primera mano, de la ciudadanía distintas problemáticas a las que urge meterles mano de inmediato porque evidentemente la población está sumamente lastimada por la indiferencia y por la inacción de los tres niveles de gobierno.

Indudablemente realizar estos foros, que habrán de concluir hasta octubre próximo, ha sido un gran acierto, pero en definitiva tan solo representan un primer paso hacia escenarios que deriven en compromisos sólidos y tangibles, porque como todos lo habrán notado hay diversos sectores de la población con los que no será nada fácil hablar y negociar porque con toda justificación su actitud acusa escepticismo y decepción. A López Obrador y a sus colaboradores les va a costar mucho reconstruir esa credibilidad que por décadas edificaron sus antecesores.

Por otra parte, también resultan de interesante lectura e interpretación las reuniones que sostuvieron durante esta semana personajes como Alfonso Navarrete Prida, secretario de Gobernación con Olga Sánchez Cordero, quien ocupará esa posición en la próxima administración; de Rocío Nahle, futura secretaria de Energía, con el titular de dicha dependencia, Pedro Joaquín Coldwell, y el viaje a Washington de Alfonso Romo, próximo jefe de la Oficina de la Presidencia, quien tuvo un encuentro con Steven Mnuchin, secretario del Tesoro de Estados Unidos; toda vez que manifiestan que la ruta para la transición está corriendo por cauces institucionales y productivos. Además, estos trabajos nos permiten alimentar certezas y erradicar incertidumbres en un apartado en el que históricamente los llamados ciudadanos de a pie por lo regular no son tomados en cuenta.

www.lapoliticamedarisa.mx

yalessandrini1@gmail.com

alessandriniyazmin@yahoo.com.mx

@yalessandrini1