“El país está en quiebra económica y moral y por ello somos los primeros en poner el ejemplo”. Así justificó Ricardo Monreal las medidas de austeridad de la Cámara de Senadores.

La instrucción es que los legisladores se conviertan en un referente ético por vivir con honestidad y sencillez. “No más castas doradas”, subrayó el presidente de la Junta de Coordinación Política.

Las palabras de Monreal podrían ser inscritas en letras de oro si no fuera porque la “austeridad republicana” de los pesos y centavos terminó estrellándose en un fraude a la Constitución.

La licencia que se concedió a Manuel Velasco Coello para separarse del Senado y poder regresar a gobernar Chiapas fue producto de una interpretación torcida de la ley, que tendrá altos costos para la institucionalidad del país y la imagen del próximo gobierno.

Los grupos parlamentarios —Morena, PRI, PRD, PT, PES y PVEM— que aceptaron reponer la votación a partir de una falacia (como la supuesta falta de claridad en el número de votos emitidos) y forzar el resultado para satisfacer los compromisos políticos de Morena con el mandatario chiapaneco, contradice a todas luces la legalidad defendida por la llamada “cuarta transformación”.

La Constitución es clara: “Ningún individuo podrá desempeñar a la vez dos cargos federales de elección popular…”

Y claro, hay formas de interpretar la ley, pero quienes votaron por un cambio de régimen, quienes castigaron con su voto la simulación y la corrupción, esperaban que Morena no cayera en los trueques y componendas que tanto le criticaron al PRI. Por cierto, habría que preguntarle al grupo parlamentario del PRI si ser “oposición responsable” significa convertirse en cómplice y comparsa de la ilegalidad.

Después de ver lo que vimos y escuchar lo que escuchamos durante la sesión en que los senadores dieron un golpe a la Constitución para quedar bien con un mandatario local, se evidencia que la cacareada “austeridad republicana” es absolutamente mojigata.

Por un lado, recorta gastos y sueldos para combatir excesos, derroche y privilegios; cacahuates, galletas y toallas sanitarias, pero por el otro viola todo lo que hay que violar para dejar a salvo los compromisos políticos y económicos contraídos durante la campaña.

¿Qué legitimidad, congruencia y credibilidad puede llegar a tener la “Constitución moral” de Andrés Manuel López Obrador cuando los senadores y diputados de Morena están actuando al margen de la ética y en contra de la nación? ¿Para eso querían ser mayoría? ¿Para eso querían el poder?