Ante los ojos de Estados Unidos, China y Rusia inician una nueva fase geopolítica. Durante la década de los cincuenta y sesenta, Beijing y Moscú eran aliados, pero apenas los setenta vieron el albor; ambos se distanciaron. En ese entonces China, con Mao Tse Tung al frente, se apartó del Kremlin y empezó a coquetear con Estados Unidos (en tiempos de Richard Nixon). Casi 50 años después, Beijing da un giro de 180 grados y vuelve la cara a Rusia con la que espera crear un bloque antiproteccionista y multilateralista.

Reunidos en Vladivostok, esa península rusa ubicada en la parte más oriental de Rusia, Vladimir Putin y Xi Jinping, presidentes de Rusia y China, respectivamente, han abierto una nueva brecha en la historia de la política mundial. De esta manera, los líderes de las dos potencias económicas, se enfrentarán a la guerra abierta por Donald Trump en el ámbito comercial y en su enfoque de presionar a los demás países a sucumbir a sus caprichos más empresariales que políticos.

En una anterior entrevista concedida a Siempre!, el catedrático Alfredo Jalife comentó que el gran error que Estados Unidos había cometido respecto a Rusia, fue relegarlo y lanzarlo a los brazos de China. El comentario tiene una profunda vigencia ahora con el renovado pacto ruso-chino para contrarrestar lo que el propio mandatario oriental calificó como una “atmósfera geopolítica impredecible”, desatada por el proteccionismo y el unilateralismo de Trump.

Para ambos líderes, es hora de pasar a la acción y de enfrentar directamente las presiones del inquilino de la oficina Oval. A los dos los tiene en jaque: Moscú amenazado por nuevas sanciones por el caso del atentado que sufrió el espía británico Sergei Skripal y ahora por las acusaciones de lesiones auditivas a funcionarios diplomáticos en la embajada estadounidense en Cuba, y por otro a Beijing, que lo tiene amedrentado por la imposición constante de aranceles comerciales que suman más de 500 mil millones de dólares.

“Junto con nuestros colegas rusos, aumentaremos nuestra fructífera cooperación en cuestiones internacionales e intensificaremos la coordinación”, declaró Xi tras una reunión con Putin, “para hacer frente al proteccionismo”.

Por supuesto, ni siquiera hace falta mencionar que esta movida en el ajedrez internacional es una respuesta al magnate inmobiliario.

“Vemos actos unilaterales y medidas económicas hostiles, pero Rusia y China son socios y buenos vecinos. Mantenemos una cooperación sólida, un interés histórico notable en mantener y fortalecer nuestros respectivos países. Entramos en una nueva era de cooperación, y juntos podremos hacer frente a los desafíos y riesgos con los que nos encontramos”, afirmó Xi, al tiempo que daba a conocer a su comitiva de más de mil empresarios que está dispuestos a invertir en Rusia, a través del Foro Económico Oriental.

Sólo para que lo sepan: Putin invitó expresamente a Xi Jinping para que presenciara la mayor maniobra militar realizada por Rusia. Bajo la rúbrica Vostok 2018, más de 300 mil soldados realizaron exhibiciones militares apoyados por 3,200 tanques, equipos de artillería, aviones y helicópteros. Ambos líderes hablaron de relanzar la cooperación militar, aumentar a tal grado la relación comercial sin usar el dólar y, de paso, empezar a convencer a otros bloques, como la Unión Europea, de unirse a nuevas alianzas hemisféricas para responder a la guerra comercial en que Donald Trump ha metido a Estados Unidos. Por cierto, brindaron con vodka.