Jacquelin Ramos y Javier Vieyra

Edmundo O´Gorman nació el 24 de noviembre de 1906 en la Ciudad de México y partió del mundo desde el mismo sitio pero en 1995, un 28 de septiembre. Su nombre es uno de los más prestigiosos en el medio cultural mexicano y las altas esferas de la academia en el rubro de la historia. La vocación en esta materia, definida por él mismo como tardía dado que en un principio decidió estudiar leyes, O´Gorman comenzó a ejercerla en 1937 y, desde entonces, se encargó de construir una prolífica trayectoria que dio a las futuras generaciones de historiadores un extraordinario tesoro de conocimientos, interpretaciones y genialidad. La invención de América (1958) y Destierro de sombras (1986) son algunos de los libros más sobresalientes que conforman una pletórica vida enfocada a “establecer un vínculo entre los vivos y los muertos”, su definición de la historia escrita.

Especialista sobre todo en los años de la Conquista y el México colonial, Edmundo O´Gorman es una referencia ineludible cuando se trata de desentrañar algún tema referente a aquellos siglos, por lo que para el Centro de Estudios de Historia de México Carso resultó casi un milagro recibir de manera sorpresiva una investigación inédita que el maestro había titulado El diablo en la Conquista y que después de décadas ahora sale a la luz bajo la edición y presentación del doctor Manuel Ramos Medina, director de la institución, en una destacada edición. En la sede del CEHM en Chimalistac, San Ángel, Ramos Medina conversó con Siempre! acerca del hallazgo y los misterios que mantuvieron este peculiar trabajo en las sombras y que vuelve a nuestros días con su esencia intacta.

La relación de Edmundo O´Gorman con el Centro de Estudios de Historia de México recuerda el académico, no es de ninguna manera reciente, pues el autor de México: el trauma de su historia fue consejero del organismo y colaboraba muy cercanamente con él hasta que decidió retirarse. Sin embargo, ese no fue el punto final de la presencia de O´Gorman.

“Un día, de repente, una señora muy formal me solicitó una cita en el Centro, a la que accedí. Se trataba de Gloria Rodríguez Fernández, vecina de San Ángel y antigua alumna del maestro O´Gorman en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ella tenía el deseo expreso de verme para obsequiarme lo que, para mi admiración, era una investigación desconocida de puño y letra de O´Gorman y que tenía como tema la figura del diablo y su presencia en la Conquista de México”.

 

Un diablo, una figura que se ha humanizado

La fascinación de Manuel Ramos Medina no resultó injustificada, pues ante sus ojos se encontraban una serie de tarjetas de investigación en las que O´Gorman había plasmado todas y cada una de las referencias que encontró del singular enemigo de Dios en las crónicas de personajes como Bernal Díaz del Castillo y Hernán Cortés, desde el siglo XVI hasta el XVIII. El doctor en historia por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales en París explica que se trata de un trabajo de enorme trascendencia no solo para los estudiosos, sino para todos los mexicanos.

“El diablo es en muchos sentidos el gran justificante de la conquista de América. La razón ideológica de combatir las culturas originarias del continente fue que se encontraban fuera de todo pensamiento de la Iglesia cristiana y no tuvieron ninguna posibilidad de evangelización, por lo que vivían bajo el régimen del demonio. Esto tiene que ver, además, con las reformas religiosas en España y la lucha contra el protestantismo; de ahí comienza a desprenderse un constante discurso del pecado y la purificación. Es un personaje fundamental para comprender los inicios de la presencia europea de este lado del océano y su respuesta por parte del mundo prehispánico”.

Definiendo el imaginario del diablo como la verdadera inquietud de O´Gorman, Ramos Medina puntualiza que la obra pude definirse como una recopilación histórica acerca de un actor sumamente importante en la cotidianidad nacional que incluso sobrepasó los años novohispanos y llegó hasta el México moderno, por lo que podemos hablar del diablo como un personaje histórico que estaba en la misma dinámica social que Cristo, la Virgen María y los santos. 

“El demonio era, hasta los años sesenta del siglo pasado, representación y origen de la maldad de las personas y se sustentaba mediante la iconografía, expresiones populares y diferentes elementos del culto y el dogma católico. Hoy esa maldad sigue existiendo pero, en su mayoría, no se le asocia directamente a un icono o concepto como “el infierno”, sino que la hemos humanizado”.

Una vez analizada la importancia simbólica y académica de El diablo en la Conquista, el también profesor de cátedra en el ITAM indica que los papeles que le fueron entregados por Gloria Rodríguez, y cuyos originales yacen resguardados en los archivos del CEHM Carso, se encuentran fechados en 1940, años en los que O´Gorman se encontraba iniciando su carrera de investigación en el Archivo General de la Nación donde se interesó por la etapa virreinal. Pero ¿por qué razón Edmundo O´Gorman no progresó más allá de las notas de investigación en un proyecto con tan vasto futuro? ¿Por qué lo abandonó en manos de una querida alumna sin más?

“Doña Gloria me contó que el maestro le había regalado la investigación para que ella la terminara y escribiera su tesis de licenciatura en historia sobre el tema, pero detrás de esta decisión de O´Gorman, además del afecto, estaban una serie de acontecimientos paranormales que empezaron a ocurrir en su casa desde que empezó su trabajo y por ello decidió terminar su indagación en los temas demoniacos. Esto no es ninguna trivialidad, se lo contó O´Gorman de viva voz a Gloria Rodríguez”.

 

Los estudios de O´Gorman, una reconciliación con el pasado

Ruidos extraños, fotografías volteadas y otras manifestaciones inexplicables son algunos de los fenómenos que O´Gorman experimentó mientras realizaba su investigación, un enfrentamiento con el mundo sobrenatural al que también tuvo que enfrentarse Ramos Medina a lo largo de los tres años en que trascribió, ordenó y presentó las notas que le legó Edmundo O´Gorman “desde el más allá y después de 78 vueltas al calendario” con el fin de formar el libro del que solo se han hecho 500 ejemplares, por lo que representa una autentica joya digna de coleccionistas.

“Me sucedieron cosas extrañas, como la coincidencia de un sismo cuando estaba conversando del tema con una amiga o el oscurecimiento del centro de una esfera de cristal que me recomendaron para protegerme de las malas vibras del tema. Estas anécdotas pareciesen ser cosas irrelevantes, increíbles, pero sin lugar a dudas forman parte de la naturaleza de El diablo en la Conquista”.

A riesgo de que el lector experimente también algunas manifestaciones de este tipo, refiere el director del CEHM Carso simpáticamente, es importante dar a conocer la labor de investigación de O´Gorman pues se trata, sin duda, del historiador más connotado del siglo XX, pues cambió de manera contundente la manera de escribir historia y marcó la transición de la disciplina positiva a una historia mucho más humana. A ello se suma la utilidad que posee El diablo en la Conquista como herramienta de trabajo para algún especialista que esté comprometido en trabajar la mentalidad del siglo XVI; aunque tal vez el aspecto más curioso y estimulante del estudio de Edmundo O´Gorman es que no está concluido y aguarda a los expertos que a través de sus diferentes áreas como historia, filosofía, literatura y psicología puedan interpretarlo, darle un cauce y profundizar en alguna de sus facetas.

El diablo en la Conquista es una invitación y una oportunidad muy particular, excepcional, de comprender con mayor profundidad lo que significó la conquista de México, ese acontecimiento del que está a punto de cumplirse medio milenio y que muchos mexicanos están tan reticentes a asimilar y aceptar. Es esencial comenzar a transformar esa mentalidad, México debe reconciliarse con su pasado, es una prioridad para su futuro“.