Las relaciones entre los agentes federales, Donald Trump y Rusia ya estaban lo suficientemente enredadas. Pero este domingo se ha publicado un informe en el que se ejecuta una vuelta de tuerca más a los tejemanejes cruzados en busca de información que comprometa a los rivales en este ajedrez de complicada resolución. Ha sido el New York Times el que ha lanzado la información que compromete a los servicios de Inteligencia americanos.

Porque, al parecer, el Departamento de Justicia de Estados Unidos y el FBI intentaron que el millonario ruso Oleg Deripaska se convirtiera en su informante. En primer lugar con el fin de alcanzar a confirmar sus hipótesis sobre las presuntas relaciones entre Vladimir Putin y la mafia rusa y, en segundo término, para calibrar la injerencia de ese país en las elecciones presidenciales que depararon la presidencia de Trump y la derrota de Clinton.

El relato expone que esos contactos tuvieron lugar entre el 2014 y el 2016. Los actores implicados del lado estadounidense fueron, de manera destacada, Bruce Ohr y Christopher Steele. El primero es un funcionario degradado por la Justicia por mentir, mientras que el segundo es un exespía británico que colaboraba con el FBI y fue el encargado de elaborar el informe financiado por el Partido Demócrata sobre Donald Trump. Así se afirma en un estudio que ha recibido todo el eco imaginable en el país norteamericano.

Primero, para relacionar a Putin con la mafia rusa y en segundo lugar, con el fin de acusar a Trump por las presidenciales

Todo comenzó, se expone, en 2015. Entonces se celebró la primera reunión entre estos emisarios y Deripaska, fundador de En+ Group, uno de los mayores operadores energéticos en Siberia, y con profundos nexos con el Kremlin. Aquella charla se desarrollaría en torno a la obtención de información relativa a la mafia rusa, si bien con el paso del tiempo los contactos viraron hacia la presunta influencia de la nación europea en las elecciones presidenciales.

Pero Deripaska no fue el único oligarca ruso que fue tentado por parte del FBI y del Departamento de Justicia. En Estados Unidos tuvieron en cartera a algunos de los hombres rusos con fortunas más abultadas, pues todos ellos mantienen alguna relación con Putin. Pero esa tratativa de sembrar colaboradores no dio sus frutos. No obstante, se desgrana que Steele era el responsable de organizar las reuniones entre ambas partes.

En la primera, celebrada durante un viaje a Rusia a la que asistió Ohr, presionaron a Deripaska sobre los vínculos presuntos entre el crimen organizado de ese país y el gobierno del presidente Putin. El oligarca, enfadado, reprochó a los emisario americanos la ausencia de sentido de tal presunción y defendió la identidad legal y honesta de sus compatriotas. Se marchó muy disgustado y negándose a volver a reunirse.

Presionaron al oligarca ruso con colaboradores devenidos en enemigos de Trump

Pero los oficiales estadounidense le contactarían de nuevo en septiembre del 2016, dos meses antes de que estallara el escándalo relativo a la presunta injerencia rusa en la campaña electoral. Según las fuentes consultadas por el rotativo de Nueva York, agentes del FBI se presentaron una noche en las residencia que tiene Deripaska en dicha urbe. Por sorpresa y con ánimo de apretar al millonario ruso sobre un tema no tratado hasta entonces.

Le preguntaron por Paul Manafort. Este nombre, que ha sido capital en la teoría de los nexos rusos con la victoria de Trump, era socio comercial de Deripaska antes de haber accedido a la presidencia de la campaña presidencial del magnate republicano. El oligarca negó que Manafort, con el que mantenía desvenencias, hubiera ejercido como enlace entre Rusia y la campaña de Trump. Aún así, éste colaborador dejó la campaña de candidato republicano poco después.

Por último, se especifican los contactos entre Ohr y Steele. Sus conversaciones han quedado registradas en correos electrónicos y notas del funcionario de Justicia, hecho que ha confirmado la sobrevenida contra Ohr del presidente. Trump recientemente ha arrancado un ataque feroz contra este último por haberse sabido, en el marco de las investigaciones sobre la supuesta injerencia rusa, que había mantenido relación con Steele. En definitiva, el drama prosigue.