Me gusta provocar a mis adversarios para ver cómo reaccionan;

si son débiles los aplasto y sin son fuertes, negocio.

Donald Trump

Fiesta, algarabía y enorme emoción desbordaban el secretario de Economía y el canciller de nuestro país por el tan anunciado acuerdo al que se había llegado con el presidente Donald Trump y su gobierno. Ríos de tinta corrieron y muchas voces se levantaron para vitorear a nuestros negociadores que contra todas las predicciones habían logrado lo imposible: negociar con el presidente Trump y supuestamente obtener un gran acuerdo para nuestro país.

Sin embargo, si partimos de la idea original de que lo que se pretendía era una revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, entonces, al anunciarse un acuerdo bilateral y la posibilidad de que Canadá se sume a este, genera más dudas e interrogantes que certezas.

Sobre todo porque Trump desde los inicios de las negociaciones se había encargado de golpear y dinamitar cualquier posibilidad de acuerdo, anunciando que lo que él quería para su país eran acuerdos por separado, es decir, acuerdos bilaterales entre Estados Unidos y México, y entre Canadá y Estados Unidos. Si así lo visionó el presidente estadounidense desde hace muchos meses, entonces quien ganó en la negociación y se lleva todo lo que quiere es justamente este magnate que ya ha celebrado su triunfo, no es nuestro país el que mayores beneficios obtuvo de la negociación como nos pretenden hacer creer los negociadores mexicanos.

Necesitamos ver el documento completo y detallado con los acuerdos específicos y las cláusulas especiales porque conociendo la forma de negociar del magnate Trump es necesario poner extrema atención en todos y cada uno de los apartados del acuerdo, este hombre siempre ha referido que le gusta sacar todo el provecho de las negociaciones y aplastar a sus adversarios si los considera débiles.

Es clarísimo que el señor Trump no ve a sus partes canadienses y mucho menos a los mexicanos como iguales, además de que su estrategia siempre estuvo cimentada en el ataque directo a los negociadores y sus países.

Resulta extraño que el presidente estadounidense se desviva en elogios y halagos para el presidente electo Andrés Manuel López Obrador e incluso telefoneara cordialmente al presidente Peña.

Los negociadores mexicanos han dicho que tuvieron que ceder en algunas de las posturas presentadas para que los temas más importante de los acuerdos se salvaran, sin embargo, no han dado detalles de qué es lo que tuvieron que ceder. Además, el Congreso estadounidense expresó que autorizó a Trump a hacer un acuerdo trilateral, no bilateral, lo cual deja una primera incertidumbre jurídica.

Son más las dudas que las certezas y lo único claro de esta larga negociación bajo presión estadounidense es que tenemos una relación en donde parece que el gran magnate le impone condiciones a sus empleados y no una relación entre pares.

@perezcuevasmx

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