De acuerdo con datos de la OMS alrededor del 13 por ciento de los adultos (11 por ciento de hombres y 15 por ciento de las mujeres) eran obesos en 2016. Pero según las proyecciones realizadas por investigadores daneses y británicos, esta proporción subirá un 22 por ciento en 2045.

Esta proyección esconde disparidades según el país. Por ejemplo, si la tendencia actual se mantiene, más de la mitad (55 por ciento) de Estados Unidos será obesa en 2045, contra el 39 por ciento de 2017, afirman los autores de esos trabajos

Pero, aseguran que la obesidad no irá sola, sino acompañada de un aumento de los casos de diabetes tipo 2, que pasará de afectar al 9 por ciento de la población mundial en 2017 a al 12 por ciento en 2045, esto es, una persona de cada ocho.

La obesidad es una cuestión de salud pública mundial. De acuerdo con un estudio estadounidense publicado en 2017, la proporción de la población obesa, que no ha dejado de aumentar en el mundo desde 1980, se duplicó en 73 países.  Y como consecuencia, se ha registrado un aumento de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, diabetes y algunos cánceres.

Una manera de medir el sobrepeso y la obesidad es a través del Índice de Masa Corporal, producto de la división del peso por la estatura al cuadrado. Para los adultos, si esta supera los 25 habría un problema de sobrepeso y si supera los 30, de obesidad.

Ambos están vinculados a la alimentación y al estilo de vida. La Organización Mundial de la Salud aconseja limitar el consumo de lípidos y de azúcares y tener una actividad física regular.

Según los autores de los trabajos presentados, para estabilizar los casos de diabetes tipo 2 en el mundo a un 10 por ciento en 2045, habría que bajar la tasa de obesidad al 10 por ciento de la población mundial.

Los expertos señalan que esta enfermedad es tan grave como otras, y por eso hay que prestarle mucha atención. Y principalmente derribar los mitos en torno a ella. Estos son los principales:

 

La obesidad, sinónimo de salud

En otras épocas la gordura era sinónimo de riqueza, belleza, salud y estatus social. En la actualidad el prototipo es otro y se sabe que la obesidad es la puerta de entrada para otras enfermedades desencadenadas por la acumulación de grasa en exceso. La nutrióloga Martha Díaz explica que aquellos “cuerpos con sobrepeso tienen mayor tendencia a desarrollar problemas de hipertensión y colesterol alto, factores de riesgo para conducir a accidentes cardiovasculares y enfermedades del corazón”. Asimismo, la diabetes tipo 2 es un enfermedad que está ampliamente relacionada con la gordura y cuya incidencia irá en aumento a la par de la obesidad. “Las personas con obesidad producen menos insulina, lo que hace que el nivel de azúcar en la sangre aumente. Es ahí que aparece la diabetes tipo 2, que provoca que el cuerpo no trabaje adecuadamente”.

Comer de noche engorda

Uno de los consejos que más abunda en internet para regular el peso es que después de las seis de la tarde no deberían consumirse alimentos. El argumento es que en la noche es más lento el metabolismo y la digestión tarda más. Sin embargo, no hay ningún estudio serio que compruebe esta teoría y Díaz explica que “la hora en la que se come no es lo que determina el aumento de peso, son las calorías que se consumen”. De esa forma, si se consumen alimentos ricos en calorías, más de las que se deben, ya sea en la mañana, tarde o noche, el aumento de peso va a ser el mismo.

Eliminar grasas, carbohidratos y harinas

Este es un error común de las personas que inician una dieta sin asesoría médica. Hay que tener en cuenta que, por ejemplo, solo las grasas saturadas son malas. Las otras, ayudan al cuerpo a regular el colesterol de la sangre. Por otro lado, los carbohidratos “buenos”, que se obtienen de frutas, verduras, legumbres o cereales, son vitales para el funcionamiento del organismo. “Una buena dieta, que permita mantener en equilibrio el peso, debe ser completa, es decir, que tenga de todos los grupos de alimentos. También debe ser equilibrada, que satisfaga las necesidades nutricionales. Por último debe ser suficiente, es decir con porciones adecuadas para cada persona”.

 

Hay alimentos que adelgazan

Existen alimentos que tienen propiedades depurativas, pero no se ha conocido ninguno que tenga el poder de quemar grasa. De hecho, la Fundación Cardíaca Británica aseguró en un reciente estudio que no hay comidas que tengan propiedades especiales para quemarla. “No es buena idea basar la dieta en estos alimentos a los que le atribuimos propiedades especiales. El cuerpo puede descompensarse y hay que tener en cuenta que para controlar el peso no solo es necesario comer bien. Hay otros factores que influyen en la obesidad como, por ejemplo, el sedentarismo”.

Comer light para no engordar

Los alimentos “bajos en azúcar” también aportan calorías pero menos que un alimento normal. No hay que pasar por alto esta salvedad, pues muchos de estos productos “light” pueden ser alimentos altamente procesados. Para darles sabor, además, suelen usar ingredientes altos en grasas, edulcorantes o sal. “El error muchas veces es que las personas se quedan con esa etiqueta de “saludable” y abusan de su consumo. Esto conduce al sobrepeso. La recomendación es fijarse en la etiqueta nutricional de los alimentos y con esa información decidir si se consumen o no”.

 

Solo con dieta se controla la obesidad

La actividad física es vital para mantener un peso saludable y el funcionamiento óptimo del organismo. El sedentarismo es el mejor amigo de la obesidad y hay que erradicarlo para llevar una vida sana. “En promedio se debería caminar al menos 30 minutos al día a buen paso y unas cinco veces por semana. Los ejercicios con pesas de baja carga y hacer énfasis en las repeticiones ayudan a controlar el peso”.