Desde hace tiempo, Andrés Manuel López Obrador muestra desprecio, por una parte, a los medios de comunicación, la prensa, a la que califica, ataca, demerita continuamente, con declaraciones como la que hiciera una vez que ganó la Presidencia de la República en la pasada elección, “para los medios va a haber poquito… porque el dinero es bendito” o “que existen camajanes —holgazanes— del conservadurismo, de la prensa fifí” que no quieren que se afiance su proyecto de cambio.

Las actitudes que ha tenido en las últimas semanas con reporteras que cubren su agenda diaria al llamarlas corazoncitos o darles un beso en respuesta a los cuestionamientos que hacen, pero no solo es el ahora presidente electo quien descalifica a los medios, también lo hacen también sus simpatizantes, que no aceptan critica alguna, o sus colaboradores más cercanos, como el caso del productor y periodista Epigmenio Ibarra, de quien se dice que en una reunión que tuvo con la bancada de Morena en la Cámara de Diputados les recomendó que se cuiden de la prensa, porque “los medios quieren destruir a Morena”.

A todo esto se suma el foro Hacia una agenda legislativa en materia de comunicación pública que se llevó a cabo el pasado lunes 24 de septiembre en la Cámara de Diputados con el fin de discutir una nueva Ley General de Comunicación Social, que según los morenistas dé soporte a la realidad que se vive. “Ya no podemos tener un marco legislativo que trate de sostener un modelo de comunicación y control político que ya se agotó”, señaló el coordinador de Morena en la Cámara Baja, Mario Delgado.

Ante este contexto las opiniones entre el gremio periodístico se dividen, pues hay quienes afirman que no pasa nada, que son simples declaraciones, “hay que esperar a que asuman el poder el 1 de diciembre” para realmente ver su comportamiento y las acciones que tomará el nuevo gobierno lopezobradorista. En contraste, hay a quienes les preocupa esté escenario que se vive con la relación de López Obrador, desde que era candidato, y los medios de comunicación, pues consideran que estas declaraciones y actitudes son focos rojos que se deben tomar en cuenta, ya que puede estar en riesgo la libertad de expresión.

Marco Levario/Director de Etcétera

El buen comportamiento de los medios

En opinión de Marco Levario Turcott, director del semanario Etcétera, “el presidente electo, sus seguidores y en particular su equipo de trabajo, tienen una concepción de los medios de comunicación que implica un enorme desafío para el ejercicio periodístico”.

“Ellos, el presidente electo naturalmente, su portavoz —Jesús Ramírez— y Epigmenio Ibarra, connotado apoyador de Andrés Manuel López Obrador que dijo que los medios de comunicación pretenden acabar con la cuarta transformación, tienen la concepción de una prensa que no es plural, que no puede ni debe ser critica del próximo gobierno, porque si lo es, tiene alguna intencionalidad política o económica y siempre hay tras bambalinas una serie de incentivos que resultan inconfesables, así lo han dicho estos tres personajes”, apunta.

El articulista asegura que, con ello, “lo que hacen es descalificar lo que implica el trabajo periodístico en distintas vertientes: una, porque no comprenden que la sociedad es plural, heterogénea y diversa. En esa perspectivas los medios de comunicación representan esa heterogeneidad y esa pluralidad”.

“Dos, porque los medios de comunicación además del servicio público que desempeñan cotidianamente son actores políticos no sujetos al entramado institucional como ocurre en México y el mundo, así como sus motivaciones políticas existen como en todo el mundo. El elemento clave está en los contenidos que ofrecen su verisimilitud, su aporte social, etc., y esas son valoraciones que dan las propias audiencias, los radioescuchas, los internautas y los lectores”.

Como tercera vertiente —señala— “porque al pretender soslayar la pluralidad buscan una unanimidad que apoye en el mismo sentido en el que actúan buena parte de los simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador, sin chistar, sin acotar, sin matizar al propio líder, así es como han tenido varios desplantes para descalificar a los medios que le son críticos”.

“Desde el desplante relacionado con llamarle a dos reporteras: corazón, corazoncito, como hizo Andrés Manuel para evadir una pregunta, pasando por la respuesta al cuestionamiento, por decirlo de alguna manera, que dándole un beso a una periodista para omitir la respuesta, y la serie de adjetivos que el propio presidente electo ha endilgado contra la prensa fifí y todos los que conocemos”, apunta.

Por eso, Marco Levario considera que es un grave error de su portavoz, Jesús Ramírez Cuevas, decir que no se trata de “un insulto, sino de una caracterización, es como si yo dijera ahora mismo: Jesús Ramírez Cuevas es un ignorante de los medios de comunicación, y que eso no es un insulto, sino una caracterización. El que pide enfrentar el debate de las ideas evade el hecho de que Andrés Manuel López Obrador al adjetivar a los propios medios está rehuyendo el intercambio público al que tiene derecho como político, además de que todos los políticos están dentro del escrutinio de los medios de comunicación”.

La asignación de publicidad, ¿como te portes?

Ante estos focos rojos y la discusión en la Cámara de Diputados de una nueva Ley General de Comunicación Social, “hay una enorme tensión. Uno, la generación de un debate para incorporar una nueva ley de medios que asigne los recursos de publicidad que si reducen a la mitad, como dijo el presidente electo, estamos hablando de todas maneras de una formidable cantidad que asciende a 25 mil millones de pesos durante los próximos seis años, más o menos, porque distintos cálculos hablan de entre 45 mil y 50 mil millones de pesos en los seis años de la administración que está por concluir.

En esa perspectiva —continúa— por supuesto que “esto implica un enorme poder del gobierno como acicate para el buen comportamiento de los medios, lo que para ellos implica la unanimidad de la que hablo, los aplausos, y desde luego también castigo a los medios críticos. El castigo implica no dar o dar muy poca, en proporción, publicidad a estos medios de comunicación críticos”.

Marco Levario señala que hay que esperar y demandar la existencia de criterios claros de asignación para evitar en lo posible el margen de discrecionalidad con que podría actuar el próximo gobierno, con esta visión que tiene tan reduccionista de los medios, y que implicaría una enorme merma en las finanzas de buena parte de los medios de comunicación que dependemos —Etcétera depende— del erario, esa es una primera perspectiva”.

Agrega que una segunda es que “los actores políticos que están por asumir el poder en nuestro país no se han caracterizado por la transparencia, de tal suerte que el ejercicio periodístico aún y con una norma y un instituto garante de la propia transparencia batallará para tener los lados que son los que nos permiten cuestionar, verificar, las acciones de las políticas públicas”.

Indica que “Andrés Manuel López Obrador no se ha caracterizado por esa transparencia, y no tomo como referencia cuando fue jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, sino incluso para no trasparentar los propios gastos que el equipo de transición lleva a cabo desde el 1 de julio hasta estos días”.

En conclusión, la primera es la asignación de publicidad; la segunda es el asunto de la transparencia; y la tercera, la búsqueda de los medios de comunicación que se tiendan a hacer solo receptáculos o amplificadores cuando no aplaudidores de la versión oficial, en deterioro o menoscabo de los medios de comunicación que le resulten incómodos. Esta no es una especulación que carezca de bases, ya desde ahora mismo como presidente electo, junto con sus próximos colaboradores, le dan puertas abiertas a los medios de comunicación que buscan congraciarse con los incentivos económicos y políticos que también los medios de comunicación tienen, para amplificar la visión oficialista. Viene una situación complicada para los medios de comunicación”.

Aunque, “nuestro propio trabajo, no admitiendo dictados, ni gracejadas, será lo que generé que tengamos el respeto que merecemos”, dice Marco Levario.

 

Gabriel Sosa/Comunicólogo

Tensión en la relación AMLO-medios

La relación que tendrá el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, y los medios de comunicación, la prensa, “no será una relación sencilla, tendrá momentos de tensión, porque si el próximo gobierno cumple lo que promete, de tener una sana distancia con los medios de comunicación en el sentido de que no se les tratará de cooptar, de que no se ejercerá la presión, de que tampoco se les regalará publicidad gubernamental, con base en este derroche que se vio en los sexenios anteriores, se verá un periodismo mucho más crítico, medios que tomarán su distancia, que ejercerán su libertad de expresión y que por lo tanto actuarán también responsablemente, así lo deseamos, en relación con sus audiencias y sus lectores”, señala Gabriel Sosa Plata, experto en medios de comunicación, académico de la Universidad Autónoma de México (UAM-Xochimilco), defensor de las audiencias, presidente del Consejo Consultivo de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (AMEDI).

Explica que “es una nueva relación política que todavía no se ve en los últimos sexenios, no obstante los sexenios con gobiernos panistas, si bien es cierto que se modificaron algunos hilos de esta relación entre poder político, particularmente presidencia, gobierno federal, con los medios de comunicación, se conservaron en esencia las estructuras que se tenían del viejo régimen. Ahora es como un replanteamiento de las nueva reglas del juego y esas podrían ser las consecuencias”.

A Gabriel Sosa le parece fascinante, extraordinario, que se rompan esos hilos de control político, esa relación perversa que existió durante décadas con muchos de los medios de comunicación y que ahora cada quien asuma su papel en esta nueva realidad democrática que se vive en el país.

Los mexicanos apapachadores

Sin embargo, sobre el tema de las descalificaciones que se han hecho contra la prensa esto de llamarla fifí y el comportamiento de algunos colaboradores hacia los medios, señala que “hay que crear un clima de diálogo, incluso de opiniones contrarias, pero en un marco democrático y de respeto a las libertades de expresión y de información. Poco abonan los calificativos que le hacen a algunos medios de comunicación, efectivamente hay medios que tienen una agenda muy clara, política o económica, pero eso siempre ha existido, Más bien, cuando se dan este tipo de críticas, este tipo de planteamiento, hay que pensar justo en la manera de cómo revertir quizás opiniones muy criticas e infundadas con información y no con calificativos”.

Afirma que la actitud de López Obrador hacia las reporteras es un tema, porque “son formas que hay que cuidar mucho ahora, ni siquiera como candidato se deben permitir, mucho menos ahora que ya es presidente electo, son detalles que hay que cuidar, uno entiende que quizá quiere ser amable y quizá la cultura que tenemos los mexicanos de apapachadores, pero cuando tienes un cargo político, si no tienes una relación efectiva, de amistad, las formas elementales de con vivencia humana reclaman cada quien su espacio y en un marco de respeto”.

En el caso concreto del productor Epigmenio Ibarra, comenta que “hace muy mal Epigmenio, porque él está en el medio y sabe que los medios tienen sus agendas, siempre han existido, por eso cualquier mecanismo de desinformación hay que neutralizarlo con información. Ahora que ya son gobierno tienen mayores posibilidades para que sus opiniones, la información con la que cuentan, que también será privilegiada, la puedan difundir ampliamente en los medios de comunicación”.

Censura y libertad

El defensor de las audiencias no niega que siempre hay un riesgo latente de coartar la libertad de expresión, de censurar, aunque aclara que una cosa es ser candidato y otra ejercer el poder, “sí hay algunas declaraciones desafortunadas, pero hay que recordar que todavía no llegan a la presidencia, aunque ya Morena asumió las riendas del Congreso todavía no hay una definición muy clara de cómo ocurrirá esta relación, debe haber mayor cuidado en cuanto a estas declaraciones, estos excesos ventilados públicamente”.

“Ya próximamente estarán en posibilidades de tomar decisiones mucho más contundentes de esta relación con los medios de comunicación y eso obliga a garantizar desde ahora, se debe también de manifestar a través de las declaraciones, que se tendrá una enorme libertad de expresión, que solo el gobierno actuará cuando existan excesos que vulneren derechos fundamentales, como podría ser la publicidad engañosa o abusiva, a lo que está en la Constitución de publicidad o propaganda presentada como información periodística o noticiosa, lo que tiene que ver con publicidad destinada a niñas o niños, en esos ámbitos el Estado sí tiene una responsabilidad y debe actuar”.

Sin embargo, “en el periodismo cotidiano, lo que se relaciona con las coberturas que llevan a cabo los periodistas respecto del quehacer del presidente de la república, de los legisladores, de los gobernadores, se debe fomentar una amplia libertad de expresión y al Estado le corresponde reforzar el tema de los derechos de las audiencias para que también esta tenga garantías en ese terreno”.

Esto implicaría —agrega— seguir trabajando en una autorregulación más estricta de los medios de comunicación en general, porque también es cierto que se ha visto en ocasiones un periodismo poco serio, profesional, periodismo en ocasiones de consigna. Sí libertad de expresión, pero con responsabilidad y autorregulación. Lo que es inaceptable es que haya leyes que fomenten una censura, por ahí no esa política del nuevo gobierno, lo que hemos visto son declaraciones desafortunadas, hay que cuidar eso, pero en tanto no se manifieste en algún intento de coartar la libertad de expresión a través de leyes, legislación secundaria o de actos administrativos que vayan justo en ese sentido, podemos estar tranquilos”.

Rafael Cano/Director del Foro Nacional de Periodistas y Comunicadores

“Un presidente besucón”

Rafael Cano Franco, director del Foro Nacional de Periodistas y Comunicadores y autor de la columna El Juglar de la Red, considera que entre el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, y los medios de comunicación, la prensa, debe haber una relación de respeto. “aquí se ha roto ese respeto, López Obrador es un presidente besucón, utiliza ciertos calificativos, ciertas estrategias de manera hilarante, hacerse a un lado ante cuestionamientos que le pueden resultar incómodos, busca la manera de zafarse, la única forma de llevar una buena relación es con base en el respeto. El respeto de los medios hacia la figura presidencial y viceversa”.

“Hacia lo que nosotros representamos como intermediarios entre lo que la sociedad reclama informativamente y lo que el gobierno tiene que responderle a esa necesidad social de información; ese sería el primer punto, lo demás puede ser anecdótico, puede gustarle a algunos o puede no gustarle, en todo caso la figura presidencial es una investidura que se debe respetar, pero también la debe respetar quien la porta, quien es el garante de esa investidura, si él no la respeta y de pronto asume comportamientos que no son propios de su investidura, también hay que señalárselo y hay que decírselo, hay casos ya muy claros al menos de colegas periodistas a las cuales les incomoda, les molesta y se sienten hostigadas por la actitud besucona del presidente electo”, dice el periodista sonorense.

En cuanto a las declaraciones de Epigmenio Ibarra, y algunos de los colaboradores de Andrés Manuel que van contra la prensa señala que “tanto Epigmenio Ibarra como Jesús Ramírez, quien será el titular de Comunicación Social de la Presidencia, se equivocan, se les olvida que fueron los medios de comunicación los que documentaron todos los actos de corrupción que hubo y hay en el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto”.

Agrega que “la función de los medios, de los periodistas, no es ser comparsa o aplaudidores de un gobierno emanado de un partido, del color que sea, se equivocan en esa concepción, a lo mejor juzgan a todos por el comportamiento que tuvieron unos para con ellos, pero en términos prácticos la prensa, los medios, aquí en México, actúan de manera libre y soberana en su línea editorial, así como asumen la responsabilidad de lo que señalan, de lo que cuestionan y de lo que critican”.

Caso Franco va más allá, “no se trata de tener una prensa a modo, porque lo único que se logrará es volver a los sistemas cerrados donde el Estado marcaba y definía la línea editorial de todos, donde la uniformidad informativa que convenga, en este caso al gobierno federal, será la tónica, eso ni siquiera se acercaría a una autentica prensa libre”.

Apunta que “habrá quienes aplaudan las acciones del gobierno federal, las defiendan, pero también debe haber la otra parte, los contrapesos, quienes cuestionen, señalen, indiquen; eso es lo correcto en una sociedad democrática”.