“La pérdida irreparable de los acervos del Museo Nacional de Brasil, debe servir como llamado de atención para que los trabajadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) redoblen esfuerzos en su tarea de proteger el patrimonio cultural de México”, afirmó el antropólogo Diego Prieto Hernández, titular del INAH, en la entrega de reconocimientos por antigüedad a 82 trabajadores de esta institución.

Agregó que el valor que el INAH brinda a sus colecciones debe reflejarse en el mantenimiento de sus 190 zonas arqueológicas abiertas a la visita pública, y sus 125 museos, desde aquellos de carácter nacional y regional, hasta los metropolitanos y de sitio. Pero también en sus acervos documentales, razón por la que el Archivo Técnico de Arqueología pasará a nombrarse Archivo Nacional de Arqueología, una vez que se instaure en su nueva sede.

Recalcó que más allá de “los tesoros que son el orgullo y la memoria de México”, el capital de la institución son sus ocho mil trabajadores de toda índole, lo mismo investigadores que custodios, taquilleros, el personal dedicado a la promoción educativa y al montaje de exposiciones, siendo estos quienes tienen un acercamiento más directo con quienes visitan las zonas arqueológicas y museos del país.

Por su parte, en una entrevista para el diario Excélsior, Enrique Ortiz Lanz, coordinador Nacional de Museos y Exposiciones del INAH,  expuso que con respeto a la catástrofe del Museo Nacional de Brasil, difícilmente podría suceder una situación similar en el país, pues al menos los museos bajo la administración del INAH, cuentan con las medidas de seguridad necesarias.

“Yo diría que prácticamente ningún museo del INAH está en un edificio con condiciones tan precarias y sobre todo con materiales tan flamables”, explicó el arquitecto, quien además agrego, que este año el presupuesto para el mantenimiento se duplicó con respecto al año anterior.

El 2017, recordó Ortiz Lanz, fue una temporada difícil para muchos recintos del país, entre ellos, el conato de incendio que vivió el Palacio de Bellas Artes, la desastrosa situación en la que se encontraban las azoteas del Museo Nacional de Antropología, provocadas por las lluvias, además de todas las afectaciones que dejaron los sismos del año pasado.

“Nuestro país está sujeto a un atlas de riesgos que señala cuáles son las regiones que pueden tener afectaciones; tenemos muy claro cuáles son los museos que son susceptibles de estar vinculados a estos daños, lo mismo va para sismos que para huracanes, para inundaciones y otro tipo de afectaciones climáticas; existen protocolos establecidos para cada uno”.

Advirtió que es tiempo de reconocer de forma autocrítica las limitaciones e interrogantes sobre los compromisos del cuidado del patrimonio cultural del país, “considerando que somos una institución fundamental en la Secretaría de Cultura”.