Cero y van dos. Otra mujer levantó acusaciones contra Brett Kavanaugh, con lo que su nominación al Tribunal Supremo se complica aún más. Este lunes, Deborah Ramírez, de 53 años, reveló en una entrevista concedida a la revista The New Yorker, que el magistrado incurrió en abuso sexual al mostrarle sus genitales en la cara y al obligarla a tocárselos en una fiesta realizada para concluir el ciclo 1983-1984, en la Universidad de Yale, donde eran compañeros de estudio.

La acusación tiene lugar a pocos días que otra mujer, Christine Blasey Ford, denunciara que Kavanaugh intentó violarla en una fiesta universitaria en 1982. La presión contra su nominación se ha intensificado cuando está a sólo tres días de que el Senado emita su resolución sobre el cargo al que el presidente Donald Trump lo ha nominado para ocupar una de las plazas que serían vitales para mantener su influencia en la reelección.

La situación es considerada como un fuerte golpe contra Trump, quien designó a Kavanaugh para sustituir a Anthony Kennedy, otro juez al que considera moderado. El magnate inmobiliario quiere mantener en ese puesto a una persona más agresiva. También se avisoran complicaciones en el voto de los senadores que lo aprobarían, pues la mayoría republicana en la Cámara alta es de sólo dos votos de ventaja. Bastaría que esa misma ventaja se inclinara a los demócrata, lo cual parece que sucederá, para dejarlo fuera de la nominación.

De hecho, la líder demócrata del Comité de Justicia del Senado, Dianne Feinstein, ya solicitó que la votación se retrase, apenas supo de la nueva acusación de abuso sexual sobre Cavanaugh.

Pero no sólo el escándalo de Kavanaugh ha despertado la indignidad de un movimiento de mujeres, sino la respuesta que Trump hizo en un mensaje de red social para defender a su nominado al decir que lo lógico era que la primera demandante, Christine Blassey, lo hubiera demandado por abuso sexual antes y no ahora que han pasado tantos años.