Javier Vieyra y Jacquelin Ramos

La Cartilla Moral de Alfonso Reyes es una de las más bellas obras escritas por “el regiomontano universal”. Publicada en el año de 1944 a petición del entonces secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet, Reyes plasmó en un total de catorce lecciones todo un tratado axiológico en que puntualizó los valores que los ciudadanos mexicanos debían ejercer en la dinámica social y esta se desarrollara de manera óptima y a través de un extraordinario enriquecimiento humanista. Fuera de los cubículos y los ojos de los estudiosos alfonsinos, tan singular texto se encontraba apartado de los reflectores del debate público hasta que en el año 2011, el entonces perfilado candidato, hoy presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, lo citó con el fin de respaldar lo que él mismo llamaba “República amorosa” y, más específicamente, la propuesta de una “Constitución Moral” que complementara su proyecto político.

Lo cierto es que aun después de la derrota electoral que sufrió el tabasqueño en 2012, su propósito, depositado en la Cartilla Moral, nunca se desdibujó del discurso que le acompañó hasta su contundente victoria en los pasados comicios del 1 de julio y hoy, nuevamente, se encuentra en un punto neurálgico de la agenda nacional a partir de que Andrés Manuel declarara que ya prepara un anteproyecto para realizarlo. El internacionalista Eduardo López Cafaggi conversó en exclusiva para Siempre! sobre los puntos de relación entre lo plasmado por Alfonso Reyes hace más de siete décadas y la polémica idea lopezobradorista que, en principio, se encuentra dándole a Reyes y a su Cartilla una proyección inusitada contraria al funesto destino que sufrió en su tiempo.

“La Cartilla Moral es un documento que fue solicitado por Torres Bodet a Reyes, con la intermediación de José Luis Martínez, durante el sexenio de Ávila Camacho, en aras de una campaña muy importante de alfabetización que poseía una fuerte inspiración vasconcelista y que requería un sustento ético. Eso es el texto: las pautas de una guía ética. Reyes no utiliza la palabra “ética”, pero sí usa, como un sinónimo, el término “moral”, ambas para él quieren decir “el buen obrar.”

La Cartilla Moral una obra perdurable a pesar del tiempo

De estos lineamientos que Alfonso Reyes escribe, puntualiza López Cafaggi, si bien algunos pueden clasificarse como anticuados, muchos otros siguen siendo vigentes como los referentes al respeto a la naturaleza y las cualidades de un político virtuoso, aspectos que hacen de la Cartilla Moral una obra perdurable a pesar del tiempo. Para el egresado de El Colegio de México no es una sorpresa que López Obrador coloque en esta obra el pilar de su “Constitución Moral”, pues esta aspiración del próximo jefe de Estado ha tratado de encauzarse en el mismo sentido esencial que Reyes buscó en su momento: rescatar una serie de valores que van más allá de cualquier sociedad y que se han perdido en México como consecuencia de la descomposición social y , a la vez, darle un respaldo ético a lo que es llamado “La cuarta transformación”.

“López Obrador es un personaje para el que los ideales tienen mucha importancia. A lo largo de su campaña hizo notar la decadencia económica del país, pero siempre equiparándola con el problema ético y la descomposición en la sociedad; fue el único candidato que señaló ese aspecto y fue un punto que le ganó mucho apoyo frente a la corrupción, los escándalos y el clima de muerte que siguen imperando en México. La Constitución Moral es, en sentido práctico, el telón de fondo de su gobierno”.

A pesar de que inicialmente bien podría definirse como una buena intención el planteamiento lopezobradorista, el experto indica que el nombre con el cual se ha presentado no es precisamente el correcto, motivo por el que se ha visto inmerso en una serie de polémicas y debates agudos respecto a los vocablos que conforman su título. En materia de la palabra “Constitución”, López Cafaggi destaca que es erróneo ocuparla en este contexto debido a que se refiere a un documento jurídico, vinculante y coercitivo, características que no tendría por qué poseer, dada su naturaleza, el proyecto de López Obrador y que, en caso contrario, resultaría sumamente problemático para su gobierno dotarlo de estas cualidades. Por otra parte, “moral” resulta ser el término del título que más ha dado de que hablar, ya que se le asocia directamente a un concepto religioso, especificamente cristiano o católico.

“El plan de AMLO es estrictamente espiritual y civico, no pasará de esos parametros, de hecho, ni siquiera llegará a ser un proyecto legislativo, pero ello no significa que su carácter moral tenga que estar vinculado necesariamente con alguna religión. López Obrador está utilizando la palabra en un significado muy amplio para referirse a valores básicos que existen en cualquier sociedad y, en todo caso, en cualquier religión, sea cual sea. Sin embargo, considero que Constitución Moral no es un título correcto para la propuesta, es sumamente divisivo. De hecho, los integrantes del equipo comisionados a este tema han declarado que puede cambiarse y al final creo que así se hará”.

Este equipo al que hace referencia el especialista estará conformado por José Agustín Ortíz Pinchetti, Enrique Galván, Verónica Velasco y Jesús Ramírez, y aunque no es clara la justificación de su nombramiento, tendrá como responsabilidad realizar la convocatoria y coordinar los trabajos de conformación del citado documento. Por lo pronto, estas cuatro personalidades tienen en común, explica Eduardo López, la postura de que se ha malentendido la esencia y los objetivos de su propuesta, pues no pretende ser en absoluto obligatoria ni jurídica, sino más bien un texto casi filosófico, un estatuto, una guía muy al estilo de Reyes que tomará elementos de su Cartilla Moral.

Pero, en un país donde la corrupción y la violencia han arraigado tan fuertemente sus raices y la cruda realidad de la política es casi indeleble a cualquier acto purificador ¿qué utiidad podría tener un tratado como el que pretende realizar Andrés Manuel López Obrador?

“Alfonso Reyes en alguna ocasión mencionó que la Cartilla Moral fue su texto más griego. Conociendo su pasión por lo helenico, podriamos decir que fue el texto que más le gusto escribir y creo que una de las razones fue que rescataba el equilibrio que los griegos tenian respecto a la vida en sociedad y el universo. Si existe corrupción, excesos y abusos, todo ello se rompe. Posiblemente la Constitución Moral de AMLO no tenga mayor trascendencia que un buen deseo, pero será un recordatorio constante para quienes quieran seguirlo de valores irreductibles que deben tener todas las sociedades para generar el equilibrio. Es, al menos, un intento de no dar por sentada la terrible realidad nacional.”

Carlos Eduardo López Cafaggi

Una idea buena con título equivocado

Como una idea buena con título equivocado, define Eduardo López Cafaggi la Constitución Moral de López Obrador, pues, reitera, fue el único político que mencionó el problema de la descomposición social y abandonó un poco el lenguaje tecnocrático del progreso como concepto no humanista. Además, regresar a las páginas de Alfonso Reyes, considera, será gratificante intelectualmente para la población que se interese por su obra gracias al impulso brindado del tópico: “Con la Cartilla Moral, Reyes buscaba salir un poco de su círculo intelectual y ser leído por más gente; en los años cuarenta no pudo lograrlo, pero ahora puede reivindicarse su meta”.

Al concluir sus palabras, López Caffagi defiende la esencia y la voluntad de la Constitución Moral al considerarla un elemento de trascendencia en valores tan importantes como la solidaridad y el bien común, sin embargo, no es ajeno a las posturas opuestas que provoca y auque piensa que el proyecto es en sí positivo, expresa que la mayoría de los detractores al tabasqueño fundan su oposición en el rechazo al personaje y no en la idea.

“El recuperar la ética y los valores es algo benéfico para cualquier sociedad, pero tal vez que lo diga un político al que no apoyamos o que no nos gusta es lo que nos hace cuestionar constantemente estas propuestas. Si lo expresara alguien más, tal vez, la idea seguría siendo positiva, con la diferencia de que ahora la respaldaríamos”.

 

La Cartilla Moral de Alfonso Reyes

A solicitud de Jaime Torres Bodet, entonces secretario de Educación Pública, Alfonso Reyes (1889-1959) redactó en 1944 un ensayo que llamó Cartilla Moral, la cual resume —en catorce lecciones— algunas de las más ilustres opiniones sobre la materia y está escrita con sencillez, cortesía y claridad.

  • Lección I. La Moral y el bien. El Hombre debe educarse para el bien.
  • Lección II. Cuerpo y alma. El Hombre tiene algo de común con los animales y algo de exclusivamente humano.
  • Lección III. Civilización y cultura. La voluntad moral trabaja por humanizar más y más al hombre, levantándolo sobre la bestia, como un escultor que, tallando el bloque de piedra, va poco a poco sacando de él una estatua.
  • Lección IV. Los respetos morales. La apreciación del bien, objeto de la moral, supone el acatamiento de una serie de respetos, que son inapelables.
  • Lección V. Los respetos a nuestra persona. Lo primero es el respeto que cada ser humano se debe a sí mismo, en cuanto es cuerpo y en cuanto es alma. A esto se refiere el sentimiento de la dignidad de la persona. Todos los hombres, así como todos deben ser iguales ante la ley.
  • Lección VI. La familia. Después del respeto a la propia persona, corresponde examinar el respeto a la familia: mundo humano que nos rodea de modo inmediato.
  • Lección VII. La sociedad. Nuestra existencia no solo se desenvuelve dentro del hogar. Pronto empezamos a tratar con amigos de la casa, vecinos, maestros, compañeros de escuela. Y cuando pasamos de niños a hombres, con jefes, compañeros de trabajo, subordinados, etcétera. De modo que nuestra existencia transcurre en compañía de un grupo de hombres, entre la gente.
  • Lección VIII. La ley y el derecho. Este grado es el respeto a la ley. Asume, a su vez, varias categorías. Las sanciones contra las violaciones respectivas ya no se dejan a la mera opinión pública. Son verdaderos castigos: indemnización, multa, destitución, destierro, prisión, trabajos forzados, pena de muerte, etcétera, según las leyes de cada país y la gravedad del acto violatorio. Y es que, en este grado, las contravenciones o violaciones del respeto son más peligrosas para la sociedad.
  • Lección IX. La patria. La nación no se confunde del todo con el estado. El estado mexicano, desde la independencia, ha cambiado varias veces de forma o de Constitución. Y siempre ha sido la misma patria. El respeto a la patria va acompañado de ese sentimiento que todos llevamos en nuestros corazones y se llama patriotismo: amor a nuestro país, deseo de mejorarlo, confianza en sus futuros destinos.
  • Lección X. La sociedad humana. Todos los respetos de que hemos hablado, mandamientos de la moral, significan un vaivén de influencias que se resume en aquel eterno principio: No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan.
  • Lección XI. La naturaleza. No se trata ya de la naturaleza humana, de nuestro cuerpo, etcétera; sino de la naturaleza exterior al hombre. A algunos hasta parecerá extraño que se haga entrar en la moral el respeto a los reinos mineral, vegetal y animal. Pero debe recordarse que estos reinos constituyen la morada humana, el escenario de nuestra vida.
  • Lección XII. El valor moral. Hay un sentimiento que acompaña la existencia humana y del cual ningún espíritu claro puede desprenderse. No se trata ya de los actos propios y ajenos, de lo que yo puedo hacer y de lo que tú puedes hacer. Se trata de lo que escapa al poder de los hombres todos, de cualquier hombre. El respeto a la verdad es la más alta cualidad moral y la más alta cualidad intelectual.
  • Lección XIII. Resumen: Primera Parte. La mejor guía para el bien es la bondad natural. Todos tenemos el instinto de la bondad. Pero este instinto debe completarse con la educación moral y con la cultura y adquisición de conocimientos. Pues no en todo basta la buena intención.
  • Lección XIV. Resumen: Segunda Parte. La moral humana es el código del bien. La moral nos obliga a una serie de respetos. Estos respetos están unos contenidos dentro de otros. Van desde el más próximo hasta el más lejano.