¿Son teatros los foros independientes? ¿Por qué no son como los teatros convencionales, sino que se albergan en casas, inmuebles adaptados, garages o incluso salones de fiesta? Latinoamérica ha sido prolija en la generación de foros alternativos para la expresión dramatúrgica y teatral, y ha sido semillero de movimientos teatrales, escuelas estéticas y de ruptura con el teatro convencional, aquel para el que se contratan, por lo general, a estrellas televisivas o cinematográficas, y que son manejados por empresas poderosamente económicas pero que poco se preocupan por la educación, por hacer un teatro que incida en la formación cultural de nuevos públicos. En Estados Unidos también existe esta tradición y uno de los ejemplos más relevantes, históricamente hablando, es el teatro off-Broadway, que quiere decir, “afuera del circuito”. Y el término off-Broadway viene a dar una respuesta, justamente, al teatro convencional, el de las comedias musicales o el de las estrellas de Hollywwood y Broadway, aportando otras formas de concebir, percibir y hacer el teatro.

Los foros independientes son también llamados foros experimentales. Se experimenta con la forma y el fondo, con el discurso artístico y el discurso sociológico, se experimenta, tanto con las maneras de hacer el teatro, como de ofrecerlo al público. En México esta tradición viene desde principios del siglo XX, cuando en 1928, un grupo de jóvenes artistas (poetas, narradores, dramaturgos, pintores, músicos, directores) se juntan para crear un teatro que responda a lo preestablecido en ese entonces, el llamado teatro décimonónico con dramas españolizados o bien, al teatro de índole popular representado por las revistas musicales, los couplés y las tandas. Este grupo de jóvenes había publicado una revista artístico-literaria llamada Ulises y, con dicho nombre, se aglutinan para formar su compañía teatral denominada Teatro de Ulises. En el grupo estaban los entonces muy jóvenes poetas Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, Gilberto Owen, Jorge Cuesta y Bernardo Ortiz de Montallanos; junto a ellos los dramaturgos y directores Celestino Gorostiza y Julio Jiménez Rueda, y los pintores Julio Castellanos y Manuel Rodríguez Lozano, así como la actriz adolescente Clementina Otero. Hacen grupo y capitaneados por la escritora y actriz Antronieta Rivas Mercado, quien funge como mecenas del grupo, rentan un departamento en la calle de Mesones 42 donde fundan el foro El Cacharro, sede del Teatro de Ulises que estaría destinado a ser un parteaguas en el teatro de vanguardia, el teatro de ruptura con lo convencional y, sobre todo, destinado a atraer nuevos públicos y, de paso, a formarlos.

El Cacharro del Teatro de Ulises es el primer foro independiente de que se tenga conocimiento en México, luego del periodo revolucionario. Hacia los años 50 los espacios independientes abundan. Y es en los años 60 cuando se solidifican en diversas colonias de la Ciudad de México. Su cometido primordial: hacer un teatro para conquistar nuevos públicos.

En los años 80, los espacios alternativos para el teatro se solidifican, siendo la sede del Grupo Contigo América una de las más destacadas. En los 90 el foro de la Conchita en Coyoacán lleva la batuta de la experimentación del espacio independiente, al crearse dentro de una casa, propiedad de la recientemente desaparecida primera actriz Olga Martha Dávila, donde incluso llegó a representarse una obra de Jean Paul Sartre (A puerta cerrada) en el interior de su alberca.

Hoy por hoy, y en una época de múltiples manifestaciones escénicas, de gran oferta de trabajos teatrales, y ante la carestía de la vida y la falta de incentivos y apoyos institucionales, los espacios independientes han vuelto a posicionarse como la alternativa más importante para generar obras que eduquen y atraigan nuevos públicos. Muestra de ello son los foros Off-Spring (hoy Foro Arturo Amaro) en la calle de Pimentel, Colonia San Rafael; el Corral de Comedias de la Ciudad de México en Tolsá 56, y el mismo Teatro de Ulises (Mesones 42) que está siendo rescatado por un grupo de benefactores de la cultura en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Los espacios alternativos, los foros experimentales, los teatros independientes, son la respuesta a un teatro adocenado, un teatro que está cada vez más lejano a la cultura y la reflexión y que se genera por cuestiones más de interés monetario, que de intencionalidad estética y humanística, llámese teatro comercial o teatro institucional. Los foros independientes hoy son la opción, la alternativa que religa tradición con novedad.