Los linchamientos es [sic] un delito que pone en evidencia la crisis de la impartición de justicia, vulnera los derechos de los acusados y afecta el tejido social.

Juan Pablo Aguirre Quezada

¿Por qué, entre tanta violencia como hay en el país, me cala tanto el linchamiento de Ricardo y Alberto Flores en Acatlán, Puebla? No sólo por haber visto el aterrador video en que los queman vivos. No sólo por haber visto a la gente gritar y pedir que los mataran. Entre ellos el rostro de una jovencita que estaba en primera fila. Tampoco porque el pueblo mate al pueblo por un rumor de su malevolencia (los acusaban de haber querido secuestrar a unos niños). Lo que me produce escalofríos es el uso de las redes sociales para difundir el rumor, convocar al linchamiento y videograbarlo. Todo esto se parece al despiadado linchamiento de dos hermanos estudiantes y encuestadores en Ajalpan, Puebla, en 2015, que hasta donde sé no ha sido castigado.

Antes de retomar esto, señalo, para aquellos que gustan del maniqueísmo, que los pueblos no son buenos ni malos. Los miedos que los medios y las redes inculcan a los ciudadanos en un país donde la impunidad es de sobra conocida exacerban el sentido de autodefensa y llevan a fenómenos de masa, donde el odio se vuelca en un chivo expiatorio. No quiero defender para nada esta actitud, por el contrario, me duele y la repruebo, trato de entender lo que Raymundo Lucero, que sí conoce a los pueblos y la ira de las masas, me dijo: “Esto es lo que nos ha traído la impunidad: La comunidad contra la impunidad”. Añade que cuando a linchadores les ha preguntado el porqué le han respondido: “Sólo así hay justicia”. Sobre el nivel de crueldad me comentó: “Así es cuando se requiere descargar los rencores contra la vida toda. Además, esto genera una lección a otros impunes, a autoridades fallidas”. Por otra parte, las fuerzas municipales son incapaces de detener a una horda enceguecida que no entiende razones. Se trata de “reacciones comunitarias frente a la pérdida del Estado y es la forma más primitiva en que la sociedad humana hace justicia. Muchas veces, para eliminar toda forma de ser que no se adapte a lo normal para la comunidad”. Esta situación lleva a linchamientos en muchos pueblos con mayor frecuencia de la que uno cree y de lo que queda registrado. Así, el 31 de agosto, un día después del ajusticiamiento en Acatlán, una pareja también fue golpeada, atada y quemada en Tula, Hidalgo, sin que hubiera pruebas de secuestro de niños. De los comentarios de Lucero rescato en particular la tensa situación que se vive en México debido a la inseguridad y al temor del crimen organizado en un Estado fallido.

Regreso ahora a mi punto. En varios casos, un elemento que no existía antes de la era digital se suma a la exacerbación de los ánimos. Además de correr el rumor de boca en boca, de tocar campanas de iglesias o de alcaldías, la gente esparce rumores por redes sociales azuzando el miedo, aunque no se vea ni se escuche nada al respecto en el lugar mismo. Recientemente se ha escrito sobre lo que circula en redes acerca de robachicos que les quitan los órganos o prostituyen a niños y niñas. El fenómeno de inculcar el miedo en la población fue bien analizado por Michael Moore en Estados Unidos con el documental Masacre en Colombine. El miedo también es una forma de control social.

Lo espantoso del uso de redes en estos casos no es sólo que hagan videos gore ni que cieguen a un pueblo excitando las pasiones más justicieras, sino que involucren a distancia a familiares impotentes para actuar. En el caso de Acatlán, la madre, aparentemente desde Estados Unidos, rogaba por whats que no lastimaran a su hijo, que era campesino. Algunos parientes, incluida la abuela del joven, llegaron al lugar, sin poder detener a la turba. Al mismo tiempo, hay que reconocer que su uso ha permitido identificar a los que incitaron al linchamiento y ya hubo dos detenidos. Las redes, esa potente espada de Damocles, pero con doble filo.

Además, opino que se cumplan los Acuerdos de San Andrés, se atienda Ayotzinapa, trabajemos por un Constituyente, recuperemos la autonomía alimentaria, revisemos las ilusiones del TLC, defendamos la democracia y no olvidemos a las víctimas.

@PatGtzOtero