Donald Trump es un presidente de Estados Unidos sin precedentes. En tan sólo un año de gobierno ha desquiciado a todos, a propios y extraños. En enero pasado, Michael Wolff reveló en su libro “Fuego y furia”, el lamentable estado mental del magnate inmobiliario. Este miércoles, Bob Woodward, también sacó a la luz su libro “Fear: Trump in the White house” (Miedo: Trump en la Casa Blanca), donde prácticamente reafirmó lo dicho por su colega.

El escritor, quien además es periodista para desgracia de Trump, reveló determinaciones que son impropias de un mandatario de la primera potencia mundial, entre estas: consideró matar al presidente sirio Bachar Al Assad y calificó a su propio amigo, Jeff Sessions, quien es el fiscal general, de ser un “retrasado mental”, entre otras cosas.

La obra, que fue publicada por el Washington Post, ya desató polémicas en la Unión Americana. Sólo para que lo sepan, Bob Woodward es quien destapó el Watergate, el mismo con el que se inhabilitó a Richard Nixon el 8 de agosto de 1974, es decir, hace 24 años. Esta vez, Trump está en su microscopio y ha puesto a temblar a la misma Casa Blanca, de donde obtuvo cientos de horas de entrevistas y testimonios anónimos que le han servido para fundamentar su obra.

Según Woodward, la característica del gobierno de Trump es la de un “golpe de estado administrativo”, donde sus más cercanos colaboradores le han ocultado a propósito textos e información que pueda desatar una catástrofe nacional o internacional.

Veamos tan sólo una ejemplo.

Woodward menciona que Gary Cohn, ex asesor económico de Trump, sustrajo un documento de su escritorio con el que avalaría la suspensión de un acuerdo comercial con Corea del Sur, bajo el pretexto de la seguridad nacional. Lo más curioso fue que el mismo Trump ni siquiera se acordó de la existencia del documento.

También había considerado sacar a Estados Unidos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), pues le pidió a su asesor Rob Porter que se encargara de redactar el texto. Rob lo escribió, pero también alertó a Cohn sobre esto, quien se apresuró a robarle el documento.

Woodward menciona en su libro que Trump llegó al grado de cuestionar la presencia militar de Estados Unidos en la península coreana. Le dijo a su asesor militar John Mattis que descartara la instalación de un sistema capaz de detectar misiles norcoreanos en menos de siete segundos, por considerar que era “un derroche de dinero”. Aunque Mattis le explicó que eso impediría una tercera guerra mundial, Trump persistió en su posición; una actitud que el asesor militar calificó claramente como propia de “un alumno de quinto o sexto grado”.

También narra que el mismo jefe de Gabinete de la Casa Blanca, John F. Kelly, se ha visto desquiciado por las decisiones del magnate inmobiliario a tal grado que lo ha tildado de ser “un idiota” con el que  “no tiene sentido tratar de convencerlo de nada”.

Por estas y otras cosas más que se encuentran en su libro, Woodward ni siquiera titubeó en decir que la Casa Blanca es un verdadero “manicomio”.

Por supuesto que su vocera Sara Sanders salió a la defensa de Trump diciendo que el libro “no es más que una serie de historias inventadas, muchas de antiguos empleados descontentos que hablan para lograr que el presidente quede mal”. Afirmó que Trump “a veces no es convencional, pero siempre obtiene resultados”. Para cerrar, comentó que era lamentable que “nadie” lo hubiera invitado a una entrevista para aclararlo, pues a Trump (el enemigo de los periodistas) le habría “encantado participar”.