Las negociaciones se prolongan, los gobiernos de Canadá y Estados Unidos no logran los acuerdos para la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. El primer ministro Justin Trudeau ha señalado que no firmará un nuevo acuerdo sin el sistema de solución de litigios previsto en el capítulo 19 del TLCAN, Trump presiona y notifica al Congreso de su país del acuerdo bilateral con México y con Canadá “si es que quiere” este país.

“Queremos un buen acuerdo, no cualquier acuerdo”, ha enfatizado a su vez la ministra Chrystia Freelan, quien ha dejado claro a lo largo de las negociaciones que su misión es proteger los intereses y los valores de su país. Se trabaja a contrarreloj.

Sin embargo, para el exembajador de México en Canadá, Francisco Suárez Dávila, resulta difícil que el gobierno de Justin Trudeau acepte firmar, ya que tienen encima la bota estadounidense y sobre todo cuando está en juego su futuro en los comicios que se celebrarán en febrero de 2019.

Y es que se rompió el concepto de una América del Norte trilateral, que es lo que le da fuerza, asegura a Siempre! el también ex subsecretario de Hacienda y quien fuera representante de México ante el FMI, hay hasta ahora un acuerdo bilateral México Estados Unidos. ¡Que nos ayude la Virgen de Guadalupe! y que Canadá firme el TLCAN porque de lo contrario quedamos a merced del gobierno de Donald Trump, advierte.

Y es que México aceptó un acuerdo bilateral con Estados Unidos, en donde hasta ahora no hay claridad sobre los acuerdos sostenidos entre los negociadores mexicanos y los funcionarios encabezados por Robert Lightizer. Esta es la entrevista:

Resultados TLCAN

“Uno: Si uno ve el Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte es hasta ahora en acuerdo comercial entre México y Estados Unidos, probablemente con Canadá.

Por lo que ha dicho el secretario Idelfonso Guajardo, fue una magnífica negociación, con un equipo negociador muy sólido y en el acuerdo logramos puntos importantes. ¿Qué acuerdos? Quitamos la cláusula de terminación a 5 años ahora se va a 6 y a 16, se eliminó el tema de la estacionalidad de las exportaciones agropecuarias; el acuerdo se moderniza porque entra el comercio electrónico que no estaba, las pymes, los temas anticorrupción y los estándares ambientales, que no estaban.

Sin embargo, en el mecanismo de solución de controversias, estamos en problemas, el Estado-inversionistas quedó limitado a algunos sectores. En general hay una serie de aspectos que son positivos.

Dos: me parece que es un serio error que el acuerdo sea hasta ahora un acuerdo bilateral México-Estados Unidos, debió ser un aspecto de la mayor importancia para México mantener la trilateralidad del acuerdo, porque aquí estamos cayendo en la estrategia de Trump.

Desde un principio dijo: quiero acuerdos bilaterales y caímos en eso, él gana dividiendo y nosotros perdemos, porque México y Canadá, sumando esfuerzos, pudimos balancear al elefante de en medio.

Dicen que hay muy buenas pláticas, que han estado informados y hay esperanzas de que Canadá se pueda sumar al acuerdo. Lo cierto es que en la mesa hoy tenemos un acuerdo bilateral y me parece que ahí nos hemos equivocado por razones de intereses nacionales, para mí, cortoplacistas.

 

¿El gobierno canadiense aceptará las propuestas estadounidenses?

No veo claro que Canadá vaya a entrar al acuerdo en el transcurso del próximo mes, porque lo han puesto contra las cuerdas. Es difícil que a un líder de un gran país, que tiene proceso electoral el año que entra, acepte cuando le dicen: firma lo que casi está, y si no, nos vamos por un acuerdo bilateral. No haces falta, y Canadá ha sacado demasiadas ventajas a lo largo del tiempo. Si a un líder de un país importante le dicen eso, resulta ofensivo y qué va a decir la opinión pública.

Siguiente punto, vamos a suponer que Canadá dice: no firmo. Ahí se agregan problemas a la incertidumbre; primero, el gobierno estadounidense dice que ya mandó la carta y es posible que el Congreso apruebe un acuerdo bilateral y si no se suma Canadá, ¡mala suerte!, ya mandé la carta y firmamos a finales del mes de noviembre. Eso dice Trump.

Pero hay una corriente de opinión que publica la prensa canadiense y norteamericana que está diciendo, ¡no!, Trump tiene un mandato para negociar un acuerdo trilateral, no para firmar un mandato bilateral y no resulta válida.

El Congreso se lo puede echar atrás…

Por supuesto, ¿ya vio las declaraciones de Stefan Selig? —ex subsecretario de Comercio Internacional estadounidense—, que dice que más vale que el Congreso norteamericano mantenga la dignidad en el manejo de la política comercial por encima de las irracionalidades del presidente.

El Congreso puede decir: quiero un acuerdo trilateral, no bilateral, y se puede amparar en la parte jurídica al señalar no te di un mandato para manejar un acuerdo bilateral sino trilateral.

Ese elemento agrega más incertidumbre porque México ya hizo algunas concesiones importantes, en alguna medida quedó mal con los canadienses para que luego el Congreso americano diga que no es válida la negociación y entonces regresamos a donde empezamos.

¿Qué pasa?, se mantiene el actual TLCAN o hay que empezar a negociar el año que entra un acuerdo bilateral, que, insisto, sería un serio error, dada la forma en que se comporta el señor Trump.

Si Canadá con todos esos problemas acepta para firmar el acuerdo —cosa que tengo mis dudas—, podemos darnos por bien servidos, se suscribió un acuerdo de comercio de América del Norte con avances importantes, con modernizaciones y se cedió en cuestiones importantes, como las reglas de origen automotrices, con la cláusula de los 16 dólares y cuestiones complicadas como el hecho de que un automóvil en un 60 por ciento es trilateral y nos excluye en el otro 40 por ciento, que es Estados Unidos-Canadá.

Aceptamos el principio de aceptar una cuota automotriz máxima, aunque reconozco que es holgada y significa como lo ha dicho el secretario Guajardo, una especie de seguro por si Trump pone aranceles de 25 por ciento en automóviles a los europeos y japoneses. Si firma Canadá es un acuerdo que mantiene la trilateralidad y con algunas deficiencias podemos darnos por bien servidos. Hay un plazo de un mes más para revisar la letra chiquita, espacio donde Canadá pudiera decir ¡sí, le entro!

Francisco Suárez Dávila.

 

Canadá mantiene sus reservas en puntos como la solución de litigios..

Ha dicho que hay cuatro cosas que no son aceptables y con mucha razón. Ha manejado una muy buena negociación, ya lo dijeron, prefiero que no haya acuerdo a un mal acuerdo. Canadá va a defender a muerte lo que nosotros debimos haber hecho también, el mecanismo de solución de controversias contra prácticas desleales de comercio dumping, que cedimos incorrectamente. Ha dicho que no lo aceptará por ningún motivo.

También va a proteger su industria cultural para que los norteamericanos no acaben avasallándolos en la industria fílmica, en la televisión, la prensa y la industria editorial. Ellos sí han preservado que los sectores culturales sean reservados a los canadienses.

En el tema que sí quedó de resolución de controversias Estado-inversionistas, les quitaron el sector de minería, que no está sujeto a esas reglas y es un problema para Canadá, porque hay presencia minera muy importante en México y también en Estados Unidos, que ya no queda sujeto a un mecanismo imparcial de solución de controversias sino a la legislación local, no lo van a aceptar. Pueden soltar un poquito en lácteos y en madera como ya lo hicieron con los franceses y en general con los europeos.

 

Persiste la incertidumbre…

Subsisten importantes incertidumbres. México no debió haber aceptado que no fuera un acuerdo trilateral. Somos un gran país y no debimos aceptar acuerdos bilaterales donde nos hacen pedazos, que es lo que quería Trump, dividir para vencer. El acuerdo trilateral debió ser un punto de fe y no permitir que México llegue a un acuerdo por un lado y ahora vamos a ver si Canadá, con la bota encima, acepta negociar.

Sin embargo, creo que el gobierno de Canadá, con una posición digna no lo hará. Si eso sucede se genera la incertidumbre de que el Congreso estadounidense, lo rechace por ser un acuerdo bilateral.

Y si después de que México ha andado en tantos vericuetos y ha hecho concesiones, nos quedamos como el perro de las dos tortas, porque no hay un acuerdo trilateral. Corrimos muchos riesgos, no seguimos un proceder digno, entregamos muchas cosas aunque sí sacamos ventaja, como rechazar la cláusula de los 5 años, lo que resulta muy importante, insisto; no a la estacionalidad de productos agrícolas. En el caso de las reglas de origen perdimos cosas en el sector automotriz y estamos perdiendo una ampliación muy peligrosa de la protección de la propiedad industrial de las farmacéuticas, que afecta nuestra industria farmacéutica.

Visión de América del Norte

El concepto de América del Norte trilateral es lo que nos da fuerza, lo otro nos hace un país subordinado frente a Estados Unidos, frente a la gran potencia, sin mecanismos de defensa y va a hacer con nuestro país lo que ese señor quiera.

Es como si en el caso de la Unión Europea, Francia negociara por su lado un acuerdo con los chinos y por llegar a un acuerdo con estos —que es importante para el interés galo— desvirtúa el concepto de la Unión Europea como una región económica.

Así lo veo, nada es blanco y negro pero me parece que esto es un serio error. Ojalá nos ayude la suerte, que la Virgen de Guadalupe nos ayude para que Canadá firme, pero creo que sacrificamos un principio de política exterior y comercial, que debe ser una política de principios, por el “a ver qué gano” aunque pierda muchas cosas, “a ver qué gano” en forma egoísta sin una visión de largo plazo.