Pese a que la figura jurídica de revocación de mandato tiene la bondad de ampliar derechos a la ciudadanía, es un instrumento muy, muy, muy peligroso, porque puede generar un problema mayor que el que trata de resolver: que alguien que “aparentemente” tenga un mal desempeño no termine su mandato. Mal utilizada esta figura, podría servir como una herramienta política contra la oposición, advierte Horacio Vives Segl, profesor e investigador del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

El pasado 13 de septiembre, ante el pleno del Senado de la República, el vocero del Grupo Parlamentario de Morena, Salomón Jara Cruz, presentó una iniciativa de reforma a la Constitución Política para establecer la figura de revocación de mandato para todos los servidores públicos, cuya representación provenga de una elección popular, incluyendo al presidente de la república, gobernadores, presidentes municipales, senadores, diputados federales, locales, y alcaldes.

De aprobarse dicha propuesta parlamentaria, la revocación de mandato se realizará, por primera vez, en el año 2021, año intermedio de la administración de Andrés Manuel López Obrador, lo que permitirá también evaluar a los servidores públicos de los estados.

El doctor en ciencia política por la Universidad de Belgrano, Buenos Aires, Argentina, explica que “una de las fortalezas de los sistemas presidenciales, a diferencia de los sistemas parlamentarios, es que tienen mandatos de gobierno fijos, así como periodos de legislaturas fijas. Habrá gente que opine que esto es un problema y una debilidad, ya que si se tiene un mal gobernante, llámese presidente o gobernador, en el área administrativa, de gobierno, o si de manera similar se tiene un mal legislador, diputado, senador, no hay posibilidad de hacer algo y la ciudadanía se tiene que aguantar con él todo el mandato. La revocación de mandato serviría para poner a consulta de los ciudadanos si ese gobernante se debe quedar o se debe ir”.

¿Qué es un mal desempeño?

Advierte que si bien es cierto que la revocación de mandato amplía los derechos y obligaciones de los mexicanos y fortalece y complementa la democracia representativa y la democracia directa, “vale la pena preguntar ¿qué es un mal desempeño? Puede pasar que aun cuando un mandatario no esté haciendo mal las cosas, se pida su revocación solo por el hecho de tener una oposición que está pasando por un buen momento en términos de opinión pública, lo esté permanentemente torpedeando y viendo que haga de manera adecuada su labor”.

Enfatiza que “mal utilizada la revocación de mandato podría servir de herramienta política contra la oposición, en algún caso, para impedir que un gobernante que esté haciendo razonablemente bien su labor, la concluya”.

El otro escenario que ve, y que en su opinión puede ser más delicado, es que “así como se pregunta si alguien se debe ir, posteriormente también se podría preguntar si alguien se debe quedar, es decir, no contento con el plazo fijo que tienen los gobiernos presidenciales se puede preguntar si vale la pena que un gobernador y, en el extremo, el presidente de la república se mantenga en el cargo”.

Además —continúa— genera una falta de continuidad en los programas, en la ejecución de las administraciones y, lo más delicado, se pueda tirar a los gobernantes porque sencillamente pueden —tienen el poder—, cuentan con el apoyo y con el aplauso popular convertido en decisión ciudadana. Sobre todo tirar aquellos mandatos de gente que no es afín a determinado grupo político, y en este caso específico al gobierno y a sus aliados políticos.

Conseguir más espacios

El analista político precisa: “lo grave es que muchas administraciones se quedarían a la mitad, terminar con una programación de un plan de gobierno de políticas públicas no es adecuado, particularmente si no tiene el propósito de terminar con una mala administración, sino solo sacarla porque se puede. ¿Quién juzga el mal desempeño? Un presidente municipal o un gobernador tiene un desempeño en términos de indicadores, de resultados, lo cual es razonable, pero si se genera una corriente de opinión en su contra por el solo hecho de que se puede, la figura de revocación de mandato no estará cumpliendo el objetivo de darle más derechos políticos a los ciudadanos para evaluar una administración o una legislatura, por poner el caso, sino que serviría como instrumento para conseguir más espacios de poder que en su momento fueron negados en las urnas”.

El profesor y director del Centro de Estudios Alonso Lujambio en el Departamento Académico de Ciencias Políticas del ITAM coincide con las opiniones que manifiestan que esta figura podría ser aprovechada para que el presidente promueva la destitución de gobernadores de otros partidos e imponer en los estados a mandatarios de su partido, “no hay morenista donde no hubo cargos en disputa, pero pensemos que el ejercicio sea de poner a consideración el mandato de gobernadores en unos tres años, la intuición nos dice que este clima político y de recursos favorables al presidente se mantendría, los gobernadores o los cargos que ganó Morena, entonces habría una tentación o incentivo para terminar de manera anticipada el mandato de gobernadores o de cargos que sean sujetos a revocación de mandato que no sean afines al partido en el gobierno y a sus aliados políticos”.

Vives Segl señala que “un presidente fuerte no necesita ser antidemocrático, siempre se debe apegar y su conducta debe estar regida por lo que disponga la ley. Lo que no puede hacer es andar cambiando leyes en beneficio propio y la revocación de mandato pudiera ser un cambio legal que en el extremo no se utilice para derechos políticos de los ciudadanos, sino para beneficio de la propia camarilla en el poder, sería muy fácil pervertir el sentido de esta figura de revocación de mandato”.

Reelección presidencial

Horacio Vives explica que “se está pensando para que, en caso de que el presidente también sea sometido a consulta sobre el desempeño, no para las condiciones actuales, pues no veo un escenario en el cual se pida que se vaya el presidente —Andrés Manuel—, al contrario, podría ser incluso mejor evaluado de lo que está ahora, con una popularidad alta”.

“Esto también podría llevar la siguiente pregunta, la primera es: ¿me voy en términos de acabar anticipadamente un mandato?; y la siguiente: ¿me quedo? Por qué no pensar en una reelección en la presidencia, que tal vez no sea malo, pero se tendría que entrar en esta discusión en su momento.

Advierte que “un presidente que está en funciones, independientemente de la impopularidad y el desprestigio de Enrique Peña Nieto, hubiera sido una locura pensar en cualquier tipo de tentativa reeleccionista, no debe caer en la tentación de hacer algo para prolongar su mandato”.

Sin embargo, considera que esta medida de instalar la figura de revocación de mandato “es posible en la medida que Morena tiene la iniciativa en términos de poder cambiar las leyes a nivel de legislación secundaria, pero una revocación de mandato tiene que ver con cambios que requieren mayoría calificada”.

Rousseff, un caso parecido

El doctor Vives alerta que se corre el riesgo de caer en la manipulación política, y expone un caso más o menos parecido, aunque tiene un procedimiento muy distinto, tratar de comparar la revocación de mandato con el juicio político. La diferencia entre los dos es que el juicio político pasa por una aprobación y una sanción que hace el propio Congreso, el Poder Legislativo, que fue exactamente lo que le ocurrió a Dilma Rousseff, a ella no la destituyeron porque fuera mala o corrupta o la peor presidente del Poder Ejecutivo que haya tenido Brasil, fue porque pudieron, porque tenía una debilidad en su escudo legislativo, desde su partido, y de sus aliados, que no impidió que la oposición se organizara y la pudieran destituir.

Alerta que “en México puede ocurrir lo mismo, alguien que no necesariamente tenga un mal desempeño, pero en términos de opinión pública esto puede ser incluso más delicado, se logra manipular o encolumnar a la opinión ciudadana, movilizarla para que vaya a votar, no como un mandato libre, sino con un mandato en términos de decir a este determinado funcionario hay que someterlo a revocación, a este hay que salvarlo, esto puede ser todavía más complicado, no solo porque se dejan programas y administraciones a la mitad, sino porque además podrían estar alineadas esas destituciones a determinado interés político”.

Claves de la revocación

—Se establece la revocación de mandato para todos los servidores públicos, cuya representación provenga de una elección popular, incluyendo al presidente de la república, gobernadores, presidentes municipales y alcaldes.

—La revocación de mandato se realizará por primera vez en 2021, año intermedio de la administración federal.

—A través de una consulta popular, se revocará el mandato en forma anticipada por pérdida de confianza, incumplimiento del Plan de Trabajo o compromisos de campaña, actos de corrupción; y violación de las leyes.

—Para convocar a la consulta, no se requerirá de la aprobación del Congreso de la Unión, será suficiente el comunicado del Ejecutivo para que la Cámara receptora lo comunique al órgano electoral para su implementación.

—No procederá ninguna impugnación.

Fuente: Iniciativa de reforma constitucional presentada por Morena en el Senado