El viernes pasado asesinaron a Mario Leonel Gómez Sánchez en Yajalón, Chiapas, se convirtió así en el séptimo periodista asesinado en lo que va del año.

Ser periodista en México es ya una profesión de riesgo, en uno de los países más peligrosos no solo de Latinoamérica, sino del mundo. Ante ello la mejor estrategia —subrayan muchos periodistas— es seguir haciéndolo.

Ejercer el periodismo de una forma libre y responsable es un ejercicio de ciudadanía y democracia. El periodista tiene como objetivo primordial recoger, elaborar y difundir información actual y de interés público, su trabajo es fundamental para el empoderamiento ciudadano ante la corrupción, por dar un ejemplo, este hecho incomoda y lesiona los intereses de algunos grupos de poder, que no están dispuestos a ceder.

Por lo tanto, México es un país muy peligroso para ejercer el periodismo, sobre todo en algunas regiones del país, en donde el crimen organizado, el narcotráfico y algunos niveles de autoridades tienen tanto control sobre la prensa que la autocensura es la mejor forma de defensa. No obstante existen periodistas y medios que tampoco están dispuestos a ceder ante las amenazas y presiones externas, lamentablemente, en algunos casos, las consecuencias para ellos han resultado fatídicas.

Según el informe global Libertad de Prensa 2017, publicación anual de Freedom House: “México es uno de los países más peligrosos del mundo para periodistas y trabajadores de los medios y la libertad de prensa enfrenta amenazas persistentes. Frecuentemente, tanto periodistas como medios sufren acoso, intimidación y agresiones físicas y la autocensura sigue siendo generalizada en áreas muy afectadas por la violencia relacionada con las drogas”.

Una forma de censura es la coacción al medio de comunicación para que despidan o muevan al periodista incómodo, práctica profundamente arraigada en los estados y municipios, basta una llamada del director de Comunicación Social al dueño del medio para que el reportero sea despedido o en el mejor de los casos reasignado a otra fuente.

De igual forma, el informe advierte sobre el aumento de la “censura sutil”, que es el uso discriminatorio de fondos públicos para publicidad, muy utilizada a escala mundial por algunos gobiernos para callar a quien cuestiona y exhibe.

Cuando estas formas de censura no son suficientes, los grupos de poder recurren a métodos más coercitivos contra los periodistas, atentar contra la integridad física del periodista y del lugar de trabajo.

Ante esta realidad, el periodismo en nuestro país es un trabajo de alto riesgo, sin garantías para realizar su trabajo, los periodistas han cedido libertad en favor de su seguridad. Lo anterior nos perjudica a todos, allana el camino para el empoderamiento ciudadano y la consolidación de nuestra democracia.