En la actual globalización planetaria, la economía de Estados Unidos sigue siendo la número uno, y la economía china la segunda.

Pero las vías del desarrollo de China, y las de Estados Unidos no corren en el mismo sentido, sino por caminos opuestos.

Obsérvese. Desde el 1 de enero de 2017 China (contra la filosofía de amurallarse) inició el proyecto del tren “la ruta seda”, para conectar el centro de China con toda Europa.

Así, el gigante asiático promovió su interconexión global con 25 mil contenedores y 277 trenes, y ha generado éxito compartido, elevando constantemente la velocidad de sus trenes.

Ahora China dirigirá sus convoyes a África oriental, buscando su desarrollo, pero compartiéndolo con africanos, para contener la migración que los desangra y que afecta a Europa.

Opuesto a lo anterior, el presidente Donald Trump y masas estadunidenses se retroalimentan, mutua y torpemente, para aislarse de los países del continente americano. Ya construyeron parte de un muro entre Estados Unidos y Latinoamérica, y proyectan completarlo.

Al mismo tiempo alejan (con su política férrea y soberbia) a Canadá, orillándolo a fortalecer vínculos con la Comunidad Europea y Latinoamérica, saltándose a Estados Unidos.

Pronto, esas políticas harán de China la primer potencia, y desgraciadamente conducirán a Estados Unidos al declive. Esto afecta a todos los pueblos de América, sobre todo a México, por estar tan cerca de los Estados Unidos de Trump, y tan lejos de Europa y de la actual China.

Ojalá el proyectado del tren maya capte la experiencia del tren chino.

Con brutalidad, Trump impuso a México y a Canadá un simple acuerdo limitado en tiempo y condiciones, y deshizo todo un tratado trilateral de libre comercio.

Los dos países débiles aceptaron en principio, esperando las ratificaciones legales correspondientes.

Las órdenes impuestas por Trump van diametralmente en contra de la tradicional política de libertad, apertura económica y derechos humanos de amplio espectro, del Estados Unidos traicionado.

Ahora, ante la abdicación estadunidense para cumplir su responsabilidad como líder mundial y buen vecino, China toma la responsabilidad de la libertad y apertura económica, y de la globalización de derechos humanos, con base en una economía productiva con mejor distribución entre naciones.

El Fondo Monetario Internacional observa a México como un país que (habiendo elegido como presidente a Andrés Manuel López Obrador con márgenes amplios de aceptación ciudadana) ha resuelto problemas políticos, similares a los que aquejan a muchas naciones de América.

Nos mira ventajas y nos augura crecimiento económico de 2.3 a 2.7 por ciento, siempre que sigamos reglas; pero esas reglas en lo concreto las impone un Estados Unidos de Trump: nacionalismo y proteccionismo para ellos, y para México globalización y apertura.

El calentamiento del planeta, en lo físico, es un gravísimo problema. A ello se está agregando el calentamiento económico.

El calentamiento bélico vendrá después.