A mí, la ecología es lo que menos me importa, yo represento intereses.

Jorge González Martínez (“El niño verde”).

¿Cómo no celebrar como un triunfo ciudadano que, por la presión en las redes, las Cámaras le hayan quitado la presidencia en las Comisiones de Cultura y Salud al Partido Encuentro Social (PES) de corte radical conservador protestante? El moralismo del PES habría desviado leyes en favor de la mujer, de los matrimonios igualitarios, de la libertad en expresiones culturales y artísticas. Celebrar este triunfo no debe, sin embargo, ocultar un desatino mayúsculo en la asignación de Comisiones en ambas cámaras, al conceder que el Partido Verde Ecologista de México presida las Comisiones del Medio Ambiente.

Quien se interesa por el tema sabe que el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), antes Partido Verde Mexicano, es sólo un pseudopartido ecologista que sirve al poder en turno y amasa fortunas. Ante todo, se trata de un partido familiar y de cuates que Jorge González Torres fundó en 1986 como Partido Verde Mexicano, aunque sólo obtuvo su registro en 1993 y entonces cambió de nombre. Antes de fundar el PVM, González Torres fue un político priista, por ello al inicio el PVM estuvo al servicio del PRI. Su hermano es el dueño de las Farmacias “Simi”. Su hijo, Jorge Emilio González Martínez, “El niño verde”, lo sucedió en la dirección del PVM. Jorge González Martínez es también nieto del exgobernador de Tamaulipas, dos veces secretario de Estado, Emilio Martínez Manatou. “El niño verde” no ha estado exento de escándalos, como la no aclarada muerte de una joven extranjera en su departamento de Cancún.

Sin embargo, una de las cosas negativas más sobresalientes es que el PVM fue expulsado del grupo de Partidos Europeos en 2009 y también solicitó que Green Global lo echara fuera por promover la pena de muerte. Los partidos verdes mundiales, incluido México, se habían adherido anteriormente en contra de esta pena. Más grave aún es que el PVEM nunca ha defendido las cuestiones ecológicas que llevan a nuestro país y sus comunidades a la destrucción: mineras a cielo abierto, fracking, uso y contaminación del agua y del aire, pululación de elementos contaminantes como los plásticos, tala de árboles, destrucción de bosques y selvas, atentados contra los pueblos originarios… El PV no se ha pronunciado sobre el desastre ecológico del NAICM que ha cobrado su primera vida, el ingeniero Jesús Javier Ramos Arreola asesinado a sangre fría el pasado 28 de septiembre.

Como muestra, un botón, independientemente de las acusaciones que el PV tiene en materia electoral, una de las últimas iniciativas promovidas por este partido en octubre de 2016, en voz de la senadora Ninfa Salinas Sada… (¿Les suenan los apellidos? Sí, es hija de Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca) fue armonizar la legislación mexicana sobre medio ambiente con la del Protocolo de Nagoya. Gracias a esto se podrán privatizar y patentar recursos genéticos y el conocimiento asociado con ellos. Esto implica una biopiratería legal y una piratería de los conocimientos ancestrales de los pueblos originarios por parte de grandes transnacionales como Monsanto y Bayer.

Que vean los que quieran ver. Hoy más que nunca es necesario deshacerse de ideas preconcebidas e inyectadas en nosotros a través de la escuela, la “política”, los medios que se apoyan en estudios de mercadotecnia que nos vuelven más vulnerables. Quienes se den cuenta de que el PVM es una farsa atroz y que actúa en contra de los intereses de la mayoría de los mexicanos y su tierra, sus especies animales y vegetales, sus ríos, océanos, lagos y lagunas, bosques y montes, si quieren firmen la petición lanzada en Change y dirigida a varios tomadores de decisión en las Cámaras.