En política, lo importante no es tener razón,

sino que se la den a uno.

Konrad Adenauer

A cincuenta y cuatro días de que el presidente electo Andrés Manuel López Obrador tome posesión y se convierta en el presidente constitucional de México, sus colaboradores parecen tener dificultades en cumplir con la tarea para que la tersura del proceso de transición se traduzca en un eficiente y eficaz arranque del nuevo gobierno, como lo quiere el tabasqueño.

Al menos es lo que parece, a juzgar por los dichos y hechos de quienes hasta ahora están designados para ser miembros de su gabinete. Aunque es políticamente incorrecto, se incluye en este equipo a los líderes de las bancadas de las dos Cámaras del Congreso que, para fines prácticos, forman parte del equipo que se integró desde la campaña que culminó exitosamente el pasado uno de julio.

A menos de que en las reuniones privadas que tiene el presidente electo con su designado gabinete, juntos o por separado, se haya avanzado más de lo que a simple vista vemos, hay un cierto fallo en la coordinación o en el manejo gerencial, que no político, de quienes encabezarán la próxima administración federal.

A siete semanas y cinco días de la toma de posesión, ni siquiera se ha podido desahogar la agenda más urgente, la agenda de seguridad, porque aún siguen los foros, los cuales han sido aprovechados para dejar de ser de consulta y convertirlos en actos de una campaña que se supone que ya terminó.

El manejo gerencial eficaz exige que a estas alturas ya empiece el equipo de transición a ordenar las agendas de todas y cada una de las áreas del gobierno, que ya se tuviera una hoja de ruta para las iniciativas de ley que serán indispensables para que el gobierno, como quiere el señor López Obrador, empiece a funcionar desde diciembre.

Quizás, en palabras de un clásico, don Jesús Reyes Heroles, la dinámica de trabajo no se ve, pero se siente, aunque, si son honestos, deben reconocer que todavía están atrapados en definiciones conceptuales en muchas áreas.

En materia de seguridad ni siquiera tienen claro qué harán con las fuerzas armadas porque casi a diario les cambian la consigna. Y conste que es la materia más urgente, porque la violencia criminal no cede, por el contrario, aumenta.

Si no logran una organización eficiente de los asuntos del próximo gobierno, los afanes protagónicos de algunos, la natural competencia por hacerse visibles y la falta de control gerencial bien puede hacer de un gobierno que nace con una popularidad sin precedente, inmensa, uno asfixiado por el rigor de la diaria administración y gobernabilidad de la república. Una de esas veces en que uno preferiría estar equivocado, no tener razón.

jfonseca@cafepolítico.com