Froilán Esquinca Cano

La Ley Federal del Trabajo define el salario como la retribución que debe pagar el patrón al trabajador por su trabajo, esta definición simple y clara entraña años de lucha y sufrimiento de los trabajadores desfavorecidos, es pues uno de los logros más grandes y herencia viviente de la Revolución de 1910.

En un principio, la legislación mexicana fue ejemplo internacional de derechos sociales, modelo para muchos países que en un estado avanzado del capitalismo no contaban con normas consolidadas en materia laboral, sin embargo, al transcurrir los años, las instituciones gubernamentales y los sindicatos blancos derivaron en lo que hoy podemos calificar de relaciones a modo al servicio de sectores minoritarios que han sido favorecidos manteniendo salarios bajos con la justificación de que es una manera de controlar la inflación.

En el México actual ya no se percibe al trabajador como un sector vulnerable, incluso son legales las prácticas de subcontratación, la explotación de nuestra era, la libertad acotada por el poder económico termina por ser una ficción, mientras el trabajador no cuente con los ingresos necesarios para satisfacer sus necesidades básicas no habrá libertad ni justicia ni paz.

Ante estos hechos, es necesario que se alineen los intereses comunes de los patrones y los trabajadores, justicia en las relaciones laborales entraña que exista rentabilidad para todos los involucrados. Se deben buscar mecanismos en los cuales pueda existir una ganancia para el patrón pero también un salario digno para el trabajador, en consecuencia se debe transitar hacia una relación laboral sustentable.

Es menester también que se innove en las relaciones productivas de todos los sectores, apostando por estrategias de desarrollo regional y local, un tipo de economía más solidaria en donde las instituciones gubernamentales y de la sociedad civil intervengan para dotar de recursos técnicos y económicos a los trabajadores e industriales que hagan ese tipo de proyectos.

No debemos olvidar que en nuestro país existe un sector en cuyo haber cuenta con los instrumentos de producción económica y otro que es el de los trabajadores, el cual tiene como principal patrimonio su empleo y su retribución, por ello resulta natural que los trabajadores organizados insistan en alzas salariales.

Existen diversas propuestas que abogan por subir el salario mínimo, incluso abanderado por sectores conservadores de la sociedad, subir los salarios es un acto de justicia social, es también el resultado de muchos esfuerzos de organizaciones que han luchado por la dignidad.

Sin importar la denominación que pueda otorgar la autoridad, se requiere que el salario sea digno, que otorgue tranquilidad y seguridad para las familias de los trabajadores, que resulte suficiente para desarrollarse socialmente y satisfacer necesidades.

Para aumentar las fuerzas de la producción económica del país es indispensable que la planeación contemple una distribución equitativa de la riqueza que se genera al interactuar las fuerzas productivas conformadas por trabajadores y por todos los sectores partícipes en la misma.