Estimados amigos lectores, hace unos días les comentamos sobre el caso del periodista Jamal Khashoggi, quien al parecer fue asesinado por personal del consulado de Arabia Saudita en Estambul. El informador, también de origen saudita, ingresó al recinto diplomático para tramitar documentos para su esposa, pues pretendía casarse en Turquía. Las cámaras de seguridad grabaron su entrada al lugar, pero nunca su salida. Este jueves, se dio a conocer un audio que evidencia que Jamal no sólo fue torturado y asesinado, sino descuartizado con toda la intención de desaparecerlo de la faz de la tierra.

El caso ya dio la vuelta al mundo por tratarse de una personalidad de los medios comunicación que era crítico del régimen saudita, que ha gobernado con mano de hierro ese país árabe. Pese a que Estados Unidos ha sido su gran aliado, en esta ocasión le ha advertido que si no se esclarece el asesinato del periodista, colaborador del Washington Post y quien vivía exiliado en la Unión Americana, las cosas podría tomar un nuevo giro muy desagradable.

La prensa turca, específicamente el rotativo turco Yeni Safak, dio a conocer la existencia de este audio sobre el calvario de Jamal. De esta grabación se revela que a Khashoggi “le cortaron los dedos de la mano” mientras aún estaba vivo y, finalmente, fue “degollado”.

Aunque la familia real saudita ha dicho que no está implicada en el caso, la principal sospecha se centra en el príncipe heredero Mohamed bin Salmán. Se sospecha de él porque ha sido el hombre fuerte de esa monarquía árabe, que no titubea en ordenar una fuerte represión contra los disidentes y críticos del sistema, como fue el caso sobrado de Jamal o en iniciar una guerra o imponer un bloqueo comercial contra sus vecinos. A final de cuentas, es el país más poderoso de la región del Golfo y armado hasta los dientes con pertrechos estadounidenses a los que pocos tienen acceso.

Este es el caso tal y como la opinión pública lo tiene presentado.

El 2 de octubre alas 13:14 hrs, Jamal fue citado el día 2 de octubre a las 13.14, hora local de Turquía. Esa fue la última vez que se le vio con vida. Una hora antes, 15 agentes del servicio secreto saudita ligados a la Casa Real ingresaron al recinto diplomático. Tres horas después, varios vehículos salieron del lugar.

El diario señala que estos fueron los ejecutores de Jamal, dirigido por el forense Salah Mohamed al Tubaigy, torturaron al periodista, primero “cortándole los dedos, mientras estaba vivo” luego “degollándolo” para matarlo. Se escucha la voz del cónsul saudita, Mohamed Al Otaibi, quejándose de la fechoría, sólo para que lo amenacen con matarlo si sigue oponiéndose.

El diario qatarí Middle East Eye comentó que para que Khashoggi dejará de emitir “gritos horrendos” se le administró un narcótico. La tortura duró siete minutos, hasta que Jamal murió, fue entonces cuando el jefe forense comenzó a revisar el cuerpo. Lo hizo mientras escuchando música a través de unos auriculares. Se oye a él mismo decir: “Cuando hago este trabajo, escucho música. Deberías hacerlo también”, en referencia a alguien de los torturadores.

¿Cuáles son las implicaciones?

Turquía está molesto por esta crimen, cometido en flagrancia, sin considerar su soberanía nacional y en abierta violación a los protocolos diplomáticos. Debido a que los consulados gozan de fuero diplomático de acuerdo con la Convención de Viena, la policía turca no pudo ingresar al recinto hasta que el gobierno saudita les dio permiso, eso fue dos semanas después del crimen; lo que posiblemente les dio tiempo para desaparecer huellas e indicios del homicidio.

Se sospecha que el audio fue obtenido de manera ilegal, por lo que hacerlo público sería como considerar que Turquía violó la seguridad consular al filtrar micrófonos o a algún doble agente. La policía turca halló indicios de los tóxicos usados para disolver los restos de Jamal, pese a que trataron de encubrir sus rastros.

Aunque el principal sospechoso es el príncipe heredero, quien se deslindó de esta acción ante el secretario de Estado, norteamericano Mik Pompeo, sigue estando bajo la lupa porque no se considera que una operación de esta magnitud no se hubiera realizado sin su conocimiento. Además el The New York Times descubrió hace poco que “al menos tres de los 15 agentes enviados por Arabia Saudita el 2 de octubre a Estambul, forman parte del estrecho círculo de la seguridad personal del príncipe Bin Salmán y que otro ha sido fotografiado junto a él en visitas a Madrid, París, Boston, Houston y Nueva York”.