Jacquelin Ramos y Javier Vieyra

En un extraordinario ensayo titulado La enfermedad y sus metáforas, Susan Sontag define el cáncer como una aflicción esencialmente individual: una deconstrucción de la persona que sufre, muchas veces en el aislamiento, los estigmas y la creencia de portar una sentencia irrevocable de muerte. Sontag enfatiza que, más que la propia enfermedad, muchas veces son estos elementos de desinformación y pesimismo aquellos que causan la mayor parte de sufrimiento a los pacientes; de terror a las personas propensas a padecerla y de prejuicios a médicos e investigadores; por lo que en constantes ocasiones la escritora norteamericana, víctima también del cáncer, apela a una suerte de desacralización de la enfermedad con el fin de poder enfrentarla en sus diferentes etapas con el mejor conjunto de conocimientos, experiencias y datos objetivos para hacer del cáncer un enemigo cada vez más vulnerable.

Este camino lo ha seguido desde hace años la doctora Gloria Calaf, una brillante mujer chilena que ha dedicado buena parte de su vida a la investigación y la docencia del tema de cáncer de seno con notables resultados que hoy resultan primordiales en la prevención de esta singular afección.

En entrevista exclusiva para Siempre!, la académica comentó sus inicios en la que ahora se ha vuelto su línea de investigación distintiva.

“Soy profesora de biología y química, es decir estudié pedagogía de estas dos áreas en la Universidad de Chile. Mi objetivo era ser profesora porque desde pequeña quería enseñar, no tenia en mi mente lo de la investigación, pero tiempo después de ejercer mi profesión, me asignaron una beca para hacer un master en Estados Unidos, en la Universidad de Michigan; la tesis que realicé en ese programa me llevó a un resultado que produjo gran impacto en el profesor con el que yo estaba trabajando en ese tiempo”.

El descubrir, dentro de un proyecto sobre malaria, que las reacciones inflamatorias se encontraban vinculadas con el concepto de la infección, despertó en la doctora Calaf la emoción de adentrarse en la aventura de encontrar cosas desconocidas y aportarlas al mundo a través de la investigación, usando el microscopio y diferentes técnicas, para después ponerlas a disposición de otros investigadores y seguir generando conocimiento. Sus trabajos acerca de la relación infección- inflamación la acercaron eventualmente al campo del cáncer, un tema que ella misma eligió para construir su doctorado, específicamente el cáncer de mama; pudo desarrollar este tema paralelamente entre sus actividades académicas y profesionales entre Chile y Estados Unidos, lugar donde continuaba su labor intermitentemente.

“Mi reto principal era demostrar que las células mamarias pueden transformarse en un sistema in vitro, y en los diferentes centros donde investigaba siempre estudié la iniciación del cáncer. Para esto, en sistemas in vitro, pusimos en contacto células normales con sustancias cancerígenas; en efecto, las células se transforman y la manera de demostrar que este cambio es maligno es colocarlas en un animal, un ratón, sin sistema inmunológico para que forme un tumor que sea perjudicial. Entre las sustancias en que pudimos ratificar la relación con el cáncer, se encuentran el estrógeno, por ejemplo. Pero, trascendentemente, encontramos que los pesticidas organofosforados, concretamente paratión y malatión, también formaban tumores en el espécimen, transmutando sus células mamarias y expandiéndose a otros órganos como el pulmón y el riñón. Esta relación encaja perfectamente con los marcadores propios de cáncer”.

 

Pesticidas podrían causar cáncer de mama

El paratión y el malatión son pesticidas usados en cantidades inmensas dentro de la industria agroalimentaria internacional con la que seres humanos de todos los países del mundo tienen contacto como trabajadores, consumidores o habitantes de las zonas de cultivo; y a pesar de que las pruebas que la especialista realizó en ratones no se han repetido en humanos, advierte que existe una peligrosa y alta probabilidad de que estos productos sean los responsables del aumento en casos de cáncer de mama.

“Tendré próximamente una tarea en Arica e Iquique, dos ciudades de Chile. Una, Arica, estuvo expuesta a pesticida por aviones, a raíz de la mosca de la fruta; Iquique, no. Previamente, contamos con que se ha hecho un estudio y se ha demostrado que Chile, en general, tiene un aumento de 11 veces más casos de cáncer de mama en la zona de Arica y cinco veces más probabilidades en las mujeres que vivieron y fueron expuestas en esa ciudad. Esto lo publicó otra colega, pero yo me trasladaré a observar qué efectos dejaron estos antecedentes entre la ciudad y la gente, y vamos a notar si existe alguna relación estricta con la gente que fue expuesta y la que no fue expuesta, eso es parte de mi trabajo futuro”.

 

La cúrcuma, un aliado

 Por ahora, la investigadora adjunta del Medical Center de la Universidad de Columbia se prepara, junto con su equipo, para enfrentar una demanda por parte de Monsanto Company, la polémica multinacional que utiliza las sustancias que se han identificado científicamente como problemáticas y que no tiene disposición de reconocer lo dañinas que pueden llegar a ser. En su reciente visita a la Ciudad México para tratar el tema de los pesticidas cancerígenos, Gloria Calaf se refirió también a lo importante que es la prevención para combatir el cáncer, pues es fundamental entender que esta etapa es vital en dicho proceso. Para ello, explica, ella, junto con otros colaboradores, ha estudiado durante años la cúrcuma, una peculiar sustancia que tiene propiedades que resultan ser maravillosas aliadas contra la enfermedad.

“La cúrcuma se extrae de la raíz de la planta con el mismo nombre. Se encuentra muy presente en la comida oriental, es la responsable de la coloración amarilla del arroz. Esta sustancia tiene propiedades antinflamatorias, antioxidantes y anticáncer en general. Hemos comprobado que la cúrcuma disminuye la proliferación y la formación de colonias, tan características, de las células cancerosas. Conjuntamente con la cúrcuma, también muy recomendable consumir frutas diversas por su contenido de antioxidantes.”

Sin embargo, enfatiza la académica, aún queda un enorme camino por recorrer en investigación, prevención y combate a las sustancias cancerígenas, no únicamente en el ámbito de los pesticidas, pues muchos de estos dañinos elementos se encuentran en el ambiente y en cotidiano contacto con personas. Gloria Calaf ejemplifica esta afirmación mencionando el estireno, presente en cigarrillos y plásticos que se consumen en la vida diaria y que podrían evitarse dejando de fumar o no introduciendo estos productos al horno de microondas. A pesar de que gran parte de avanzar en la lucha contra el cáncer en todas sus etapas se encuentra en el conocimiento y la concienciación, como lo quería Sontag, ciertamente es tal vez el objetivo más difícil de lograr para con la población en general y con las corporaciones.

“Nosotros como investigadores no podemos nombrar una sustancia cancerígena pura si no se han demostrado sus efectos en humanos, sin embargo, esta sigue siendo riesgosa; pero, se ha demostrado que los cigarrillos en verdad son cancerígenos y la gente sigue fumando. A ello se une el hecho de que las corporaciones no toman en cuenta a los científicos y su trabajo, deberían apoyarlo para resolver las coyunturas que se presentan por sus procesos o productos, les facilitaría muchos problemas”.

Finalmente, la doctora Gloria Calaf anticipa que regresará a Chile, después de múltiples escalas en China, Rusia y nuestro país en donde ha expuesto sus hallazgos y trata de aplicarlos para que las personas guarden más precaución respecto a las sustancias cancerígenas, pues al final “siempre hay una esperanza de vida en los escenarios más adversos, el cáncer no es la excepción”.