Los anuncios sobre la estrategia de seguridad en el país y el manejo de las Fuerzas Armadas los ha ido dando por entregas el presidente electo Andrés Manuel López Obrador. Se espera que a fin de mes no solo dé a conocer el plan de pacificación sino también los nombres de los titulares de las secretarías de la Defensa y Marina.
Cuando se le cuestiona sobre el tema, López Obrador asegura que “deben serenarse ya que hay muchos nervios no solo entre los militares sino entre los que no quieren una transformación”. Advirtió, eso sí, que ningún funcionario de su gabinete durará seis años en el cargo, “si el pueblo considera que no cumplen con las expectativas de seguridad”.
Además notificó que el país quedará segmentado en 265 cuadrantes con el control del Ejército, la Marina y la Policía Federal, dando pie a serias dudas sobre los criterios no solo de la distribución sino sobre el número y el despliegue militar. También anunció que haría una convocatoria para que 50 mil jóvenes se sumen a estas corporaciones.
Y es que recientemente circuló una carta anónima de un militar donde cuestionaba al presidente electo sobre su intención de cambiar la naturaleza de las Fuerzas Armadas y si realmente estaba pensando en deshacerse de ellas.
No cuidan calles
Juan Ibarrola, experto en temas militares, reconoce que hay muchos rumores en el sector sobre si van a desaparecer grados o la naturaleza militar para convertirse en una especie de guardia civil o guardia nacional.
Asegura a Siempre! que no considera que esta carta haya sido escrita por uno de los nuevos generales, aunque sí podría haber sido un general en retiro. “Todos los generales, los brigadieres, los divisionarios, tienen claro que por mandato constitucional Andrés Manuel López Obrador va a ser el comandante supremo. ¡Ojo!, por mandato constitucional, no veo una rebelión”.
“La mayoría de los generales, y pocos lo saben, son gente joven. Son de 48-49 años, muy preparados, cultos, con un pensamiento estratégico diferente, por eso no creo que haya sido una cuestión de generales, pudo sí haber sido algún general en retiro”, asegura.
El especialista en temas de seguridad nacional señala que la reciente convocatoria a los jóvenes hecha por López Obrador para que se incorporen a las instituciones castrenses y de seguridad “es un acierto siempre y cuando exista un plan correcto para adiestrarlos, cómo se van a dividir entre policía naval, militar y federal, así como cuántos elementos les tocan a cada quien”.
¿Por qué?, responde: “porque ni las Fuerzas Armadas, ni la Policía [Federal] han incrementado su estado de fuerza en los últimos 15 años, si uno es más objetivo, la idea fortalece a las Fuerzas Armadas. Un dato, aproximadamente entre policías, soldados, marinos y policías federales tienes unos 70 mil hombres protegiendo el país, en materia de seguridad pública, que son insuficientes. Pensemos que con los 50 mil elementos necesitarás personal administrativo, intendentes, pero te quedan 40 mil efectivos, es un incremento y una buena señal de que se está fortaleciendo el estado de fuerza para labores de seguridad pública vía una policía militar, una policía naval y una policía federal”.
Sin embargo, López Obrador plantea darle un giro a la naturaleza del militar.
A López Obrador ya se le explicó de una manera real y correcta lo que significan las Fuerzas Armadas, es el presidente electo. Las dos reuniones que tuvo tanto con el general secretario, como con el almirante secretario fueron reuniones muy productivas porque entendió: uno, el tamaño del problema en materia de seguridad pública que va a enfrentar en el momento en que ya sea presidente; dos, que sin las Fuerzas Armadas no va a poder hacerlo.
La naturaleza militar no es andar cuidando calles, su naturaleza es la seguridad nacional, la seguridad interior y es importante que la gente lo sepa. ¿Cuándo se activa la seguridad interior?, cuando la seguridad pública queda rebasada por parte del Estado. Ahí que me perdone todo el mundo, pero necesitas de las Fuerzas Armadas, y desafortunadamente hay otro dato: todas las fuerzas armadas del mundo son el último recurso que tiene el Estado para hacer un uso legítimo de la fuerza.
Desafortunadamente, en México hoy las Fuerzas Armadas son el único recurso para enfrentar este problema, cambiarles la naturaleza para convertirlas, como es el caso de Panamá o República Dominicana, que no tienen ejército y sí una súper policía nacional, no será nuestro caso, por geopolítica, por geoestrategia, es imposible.
Tenemos unas fuerzas armadas grandes, modernas con la infraestructura que el presupuesto da. Hoy México invierte el .51 por ciento de su PIB en gasto de defensa, Colombia invierte el 2.3, es decir, es muy bajo nuestro presupuesto de defensa. Aun así no solo la naturaleza del Ejército es algo de lo que maneja esa carta, defender el país del extraño enemigo, no.
¿Qué sucede cuando viene una epidemia como la que vivimos con el H1N1?, ¿qué cuando la naturaleza nos la cobra? El DN-III que ha sido el salvador de muchos estados, así como una gran cantidad de acciones que tienen que ver con seguridad nacional. Ahora están con la encomienda de distribuir libros de texto gratuito en localidades donde no llega la SEP porque son de muy difícil acceso y tienen una situación de seguridad pública ya rebasada.
Regreso al tema de la carta, llegó en un momento inadecuado porque López Obrador ya no la trae en su agenda, la pregunta es: ¿qué trae?, ¿cómo va a enfrentar el problema? Lo sabremos a finales de este mes cuando nombre al secretario de la Defensa, al secretario de Marina y dará a conocer la estrategia de seguridad para el próximo sexenio.

Lealtad a toda prueba
¿Qué tanto ha afectado que no se hayan dado a conocer los nombres de los titulares de Marina y de la Defensa en esta relación tan ambigua entre López Obrador y el Ejército?
Lo digo a título personal, creo que son los cercanos a López Obrador los que no entienden la dimensión del problema, hablar de un país militarizado, que me perdonen, pero este país está militarizado. Y es que hay que cambiar el concepto de militarización, no es la militarización de Centroamérica de los años setenta y ochenta, donde un general o un pseudo general tomaba el poder y volvía al sistema autoritario, dictatorial y represivo. Las Fuerzas Armadas mexicanas no van a hacer eso. Una muestra: de Miguel Alemán a la fecha ha habido 12 presidentes, López Obrador será el décimo tercero y solo han existido 12 secretarios de la Defensa, ese es el nivel de fortaleza de la institución. ¿Por qué? Porque no se han generado cuadros civiles que puedan convertirse en un ministro de Defensa como ocurre en otros países. Nuestro país no tiene ahora siquiera esa vocación, es más, si lo pensamos como ciudadanos mejor que se quede así, porque no hay política por parte de los secretarios de la Defensa o de Marina, no los ves en los medios generando agenda política o mediática; ellos andan en lo suyo.
¿El problema es la falta de confianza en las instituciones?
Más que la falta de confianza, porque aparte López Obrador se va a convertir en las instituciones, es que por fuerza quiere transformarlas, y está bien, que transforme la Secretaría de Educación o Gobernación a la que le van a quitar toda la fuerza. Modificar radicalmente la institución armada en México simple y sencillamente se llevaría seis años sin lograrlo.
Doy otro dato, por cada peso que se le entrega a las Fuerzas Armadas en productividad te devuelven 4, y pongo un ejemplo: poca gente sabe que la Sedena no tiene un presupuesto asignado por Hacienda para atender temas de desastres naturales, lo que sí tiene el Fonden, Gobernación, Protección Civil o los estados de la república. A Sedena no se le da más dinero por hacer esto y, sin embargo, el resultado lo ves cuando hay huracanes, inundaciones, temblores o cuando hay campañas de la cruzada contra el hambre.
López Obrador se molesta cuando se le pregunta y minimiza diciendo “es que están nerviosos los militares”.
Mi respuesta hubiera sido tenga cuidado, señor presidente, si sus militares están nerviosos, porque van a ser 347 mil personas que van a estar bajo sus órdenes y con una lealtad a toda prueba. Lo vimos con Fox, con Calderón, con el regreso del PRI. Mucha gente se pregunta qué va a pasar y respondo lo mismo que pasó con Fox, los militares no pueden desobedecer lo que el presidente les diga y cuando se ha llegado a dar un caso como pasó con Fox, que ordenó algo que no era de las atribuciones legales, le pidieron la orden por escrito y nunca la quiso dar.
Las Fuerzas Armadas tienen la capacidad y la habilidad para adaptar sus esfuerzos hacia cualquier proyecto de nación, lo importante es saber qué va [López Obrador] a hacer con la seguridad pública y con la seguridad interior, ya que con la seguridad nacional no tiene mucho que hacer porque ni él ni su equipo tienen el mayor conocimiento de temas de seguridad nacional. Tan solo el aeropuerto de Ciudad de México es un tema de seguridad nacional. Lo importante es qué es lo que quiere para el país, no si las Fuerzas Armadas van a tener un plan diferente.



