En 1968, el ingeniero Mario Iván Lagúnez Guevara fue reconocido como el Fundador y Director del Primer Circuito Cerrado de Televisión Educativa en México (1965-1968) en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) que luego se convertiría en el más influyente canal educativo en América Latina: el Canal Once. Una placa conmemorativa recuerda este acontecimiento en el alma mater en la que él cursó la carrera de Ingeniería Eléctrica y Mecánica. Gracias a sus esfuerzos, el Ing. Lagúnez obutvo el apoyo económico del Príncipe Felipe de Inglaterra para el desarrollo del Circuito Cerrado. Los primeros cursos en línea de matemáticas y física se impartieron a cuatro mil alumnos diarios en el IPN.

Mario Lagúnez Guevara nació en el Distrito Federal en 1929 a finales de la Revolución. Fue hijo del Médico General de la Armada Mexicana, Moisés Ladrón de Guevara Acuña (pariente de Manuel Acuña), quien igualmente fue inventor e investigador científico. Su padre le inculcó la pasión por aprender. Su madre, Ana Lagúnez, se dedicó a la alta costura. Quizás esta influencia de la belleza haya sido para él uno de los disparadores de su aprecio por las artes y humanidades, como mencionó durante la ceremonia funeraria su hijo Jaime Lagúnez Otero, también Doctor en ciencias en el área de la biología, pues para él su padre no fue sólo un científico, sino un humanista que hablaba seis lenguas: “Sólo puedo agradecer a mi padre su enseñanza y su generosidad sin precio. Su legado es el de encontrar sabiduría además de sus amados libros, fue su pasión por la música, la naturaleza y el ingenio del ser humano. Es alguien que logró que mis hermanas y hermanos tuvieran contacto con la naturaleza divina que está en cada uno de ellos. He llegado a un momento de mi vida en el que el respeto que mi padre tenía por todas las religiones y creencias espirituales, me ha convencido sobre la santidad de la vida y sobre el hecho que la tecnología médica llevada al extremo, hasta procedimientos como la preservación criónica, debe considerarse como una opción que permita que una vida no se pierda”.

El Dr. Mario Lagúnez diseñó la primera computadora análoga de América Latina en 1959 en el IPN; en 1974 creó el Laboratorio de electrónica en el Instituto Mexicano del Petróleo, y fue profesor fundador del Programa de Computación en la Universidad Autónoma Metropolitana de Iztapalapa. Las querellas y celos entre científicos lo llevaron a proseguir sus investigaciones en Estados Unidos. Había estudiado su primer doctorado en la Universidad de Carolina del Sur en 1968; el segundo, en Educación Superior, lo cursó en la Universidad Purdue donde posteriormente le fue asignada una cátedra. A inicios de los años ochenta llegó a la región kentuckiana situada entre Kentucky e Indiana en donde, además de su actividad educativa, apoyó ampliamente a la comunidad latinoamericana.

El 2 de octubre, en el cincuenta aniversario del 68, Mario Lagúnez se fue de este mundo llevándose su amor por la ópera, la música clásica y los Beatles, y dejando a los hijos que tuvo con su primera esposa, Conchita Otero (QEPD), Jaime, Blanca, Mario e Ivonne, así como a Mark y Ana, hijos de su segunda esposa, Christina Archer, lo mejor que pudo darles, su propia pasión por la vida, su amplia experiencia y el amor que generosamente regó entre ellos.

Ahora que sus cenizas regresarán a México esperamos que el IPN y Canal Once le rindan un merecido homenaje a uno de sus egresados, profesores e investigadores de gran ingenio.

Además, opino que se cumplan los Acuerdos de San Andrés, se atienda Ayotzinapa, trabajemos por un Constituyente, recuperemos la autonomía alimentaria, revisemos las ilusiones del TLC, defendamos la democracia y no olvidemos a las víctimas.