El dilema de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México será el gran reto del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, los primeros 100 días de su gobierno.

La realidad es que lo era desde antes de las elecciones presidenciales. Se mantuvo en una promesa de campaña que —quizá— sabía que no podría cumplir. Al ganar las elecciones se encontró con la disyuntiva de decidir entre dos opciones: ninguna 100 por ciento aprobada por todos los que se han dedicado a realizar estudios y dictámenes sobre el tema.

Cualquiera de las dos opciones que se elija tendrá un efecto negativo, en el corto plazo, pero una gran merma en el capital político en el largo plazo, el costo podría constituirse como el gran fracaso del gobierno de López Obrador.

La realidad es que el NAICM es una obra que México requiere y con verdadera urgencia, esa no es una falacia. Por eso el hecho de que se construya en un lugar equivocado y se convierta eventualmente en un dolor de cabeza para los usuarios y operadores no es una apuesta fácil.

Por ello, la nueva administración quiere aminorar el costo de la decisión con una consulta ciudadana. El vocero del presidente electo, Jesús Ramírez, señaló que la consulta para la construcción del nuevo aeropuerto se llevará a cabo durante cuatro días, del jueves 25 de octubre al domingo 28 de octubre. Las mesas estarán instaladas en 538 municipios, de las 08:00 horas a las 18:00 horas, en las que organizaciones civiles recibirán los votos de los ciudadanos

Se detalló que la Fundación Arturo Rosenblueth será la encargada de computar los resultados de la consulta para el nuevo aeropuerto. Y qué pasa sí el pueblo “sabio”, que por cierto no es experto en el tema, se equivoca, sea cual sea la decisión, y que en 10 años sean los mexicanos los que paguen las consecuencias.

¿En ese entonces, que? El aeropuerto será como el Fobaproba de muchos adultos de hoy, ese error que nos obligaron a pagar a todos.

En este sentido, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, señaló que si Carlos Slim y otros empresarios se hacen cargo de la construcción del Nuevo Aeropuerto estaría dispuesto a considerar la opción y no cancelaría su construcción.

Pero eso no es todo, López Obrador acusó que un mando de la Fuerza Aérea Mexicana fue cesado por compartir información sobre la Base de Santa Lucía al ingeniero Javier Jiménez Espriú. En un mensaje videograbado, Andrés Manuel dijo que investigará esa versión y, en caso de confirmarse, reinstalará al general en cuestión, pues se trata de una injusticia.

Aunque también valdría la pena revisar los contratos que ya fueron asignados para la construcción del aeropuerto en Texcoco, pues se podrían revelar los vínculos entre los constructores y el actual titular de la SCT, Gerardo Ruiz Esparza.

La revelación le abriría a Ruiz Esparza un socavón más grande que el paso exprés. Pero lo más importante, se podría en juego, en la transparencia de AMLO que representará el próximo titular de la SCT, Javier Jiménez Espriú.

¿Será que el presidente electo está preparando el terreno con los opositores en caso de que la consulta se incline por seguir la obra en Texcoco y tenga que dar malas noticias a quienes están en contra del proyecto y apoyaron su campaña con la seguridad de que lo cancelaría al llegar al poder?

La realidad es que no se sabe, los mensajes han sido tan contrarios, que no hay una definición.