“El DHS (Departamento de Seguridad Nacional) puede confirmar que hay individuos en la caravana que son miembros de pandillas o que tienen historiales criminales significativos“, ha afirmado este martes el portavoz del DHS Tyler Houlton. Lo ha hecho a través de un comunicado publicado en las redes sociales. Este texto ha venido a confirmar la teoría que maneja la Casa Blanca para tratar de menoscavar la imagen que la población estadounidense tiene de los miles de inmigrantes de la caravana, en su mayoría hondureños, que avanza hacia su territorio.

Este responsable, sin embargo, no ha aportado ninguna prueba de esa presunción. Lo que sí ha realizado es una aseveración en la que ha descrito que en la masa de migrantes que se encuentra atravesando México hay ciudadanos de otras naciones diferentes a las de Centroamérica, “incluyendo países de Oriente Medio, África y Sur de Asia“. “Parar la caravana no es por seguridad nacional o por prevenir el crimen, es por nuestra soberanía nacional y el imperio de la ley. Aquellos que buscan venir a EE.UU. deben hacerlo correcta y legalmente”, zanjó el portavoz.

El caso es que la caravana que partió el 13 de octubre de San Pedro Sula (Honduras), decidió en esta fecha tomar un día de descanso en Huixtla, en el estado mexicano de Chiapas. Después de la larga caminata desarrollada este lunes, de más de 35 kilómetros a pie desde Tapachula, los migrantes, entre ellos miles de menores, han decidido parar. La histórica marcha está compuesta, se calcula, por más de 7.000 personas, en su mayoría procedentes de Honduras.

Por otro lado, Mike Pompeo ha manifestado que “no existe un recuento apropiado sobre quiénes son los individuos” que viajan en la caravana y argumentó que “eso supone un riesgo inaceptable para la seguridad de Estados Unidos”. El secretario de Estado de EE.UU. ha comparecido en rueda de prensa para subrayar que “muchas de estas personas son el objetivo de traficantes de personas y de otros que quieren explotarlos, no queremos que eso ocurra”.

Pompeo ha determinado que “la caravana migrante está violando la soberanía de México, sus leyes y sus procesos migratorios” y prometió que el presidente estadounidense, Donald Trump, “no permitirá que eso le ocurra a Estados Unidos”. No obstante, el magnate que ocupa la Casa Blanca ha amenazado con enviar el Ejército a la frontera y con recortar “sustancialmente” la ayuda económica que concede anualmente a Guatemala, Honduras y El Salvador como represalia a la marcha.

Expuso este lunes Trump que en la caravana que se dirige hacia su país hay unos 10.000 migrantes. Lo que también hizo es confesar que, efectivamente, no tiene “pruebas” de que en la caravana viajen individuos procedentes de Oriente Medio o incluso terroristas. Pero esa es una teoría que ha propagado ya. “No entrarán”, ha defendido el presidente en declaraciones realizadas a periodistas desde el Despacho Oval.

Tendremos que llamar a nuestros militares si es necesario, pero no podemos permitir que esto ocurra. No podemos permitir que nuestro país sea violado así”, ha añadido un representante político que ha presumido de que se le da “muy bien estimar el tamaño de las multitudes”. Ha fijado -aparentemente a ojo- que en la caravana viajan unas “10.000 personas”. Así ha explicado su forma de cálculo: “Cuando miras al grupo enorme de gente que estuvo en el puente (en la frontera entre México y Guatemala el pasado viernes), creo que eran mucho más que 5.000 personas”.

La cifra de la Cancillería de México -que estima en unos 4.500 los integrantes de la caravana- y la de Naciones Unidas -que cree que puede estar compuesta por 7.233 personas- difieren de las del máximo responsable de Estados Unidos. Un dirigente que este lunes alertó de la presencia entre los migrantes de “criminales y personas desconocidas de Oriente Medio”, sin dar más detalles. Y que al ser preguntado sobre si tiene datos que respalden esa sospecha, que ha susurrado la relación con Daesh de algunos migrantes, ha respondido de este modo: “No hay pruebas de nada, pero podría ser perfectamente“.